Condenados por los apagones

La irregularidad sigue definiendo a un equipo que tiene serias dificultades para cerrar los encuentros.

Casadevall: "Si ganamos en Sassari estamos clasificados"
Casadevall: "Si ganamos en Sassari estamos clasificados"
J. M. Marco

A su llegada a Zaragoza, hace ya más de dos meses, Andreu Casadevall encontró un plantel descompuesto física y mentalmente. El CAI había firmado el peor arranque liguero de la historia de la entidad y solo el buen hacer en Eurocup mantenía la ilusión de una afición que, en varias ocasiones, había expresado su malestar, abroncando -por separado y en conjunto- a su predecesor en el cargo, Joaquín Ruiz Lorente, y a unos jugadores que estaban rindiendo muy por debajo de su nivel.


Frente a ello, Casadevall quiso imponer la filosofía del trabajo por encima de cualquier ego personal y la intensidad defensiva como base para cimentar el ataque. "Si se corre, recuperaremos confianza e iremos hacia arriba. Hay muy buenos mimbres y queremos que gire la situación. Con un par de victorias, la alegría volverá", sentenció el técnico catalán el mismo día de su presentación, y las mencionadas victorias llegaron -no sin sufrimiento- frente a Nancy, Estudiantes y Ratiopharm Ulm.


El equipo cogió aire y, progresivamente, aparecieron piezas olvidadas (Pere Tomás), crecieron otras encogidas (Benzing o Fotu) y se corrigieron errores de bulto como la pasividad en el rebote o las malas decisiones a la hora de mirar a canasta. No así la irregularidad, atributo que les había definido durante el grueso de la temporada y que perdura.


A lo largo de diciembre, doblegaron a equipos de la talla de Unicaja o Umana Reyer Venecia y cedieron ante otros más accesibles como ICL Manresa, antes de empezar el año con victoria cómoda en la cancha de Baloncesto Sevilla y sufrir un nuevo desplome, cayendo con estrépito (103-68) frente al Galatasaray en la víspera de Reyes. Disparidad de rendimiento que se hace más palpable, si cabe, comparando las tres últimas derrotas ligueras con los resultados europeos, y que tiene mucho que ver con los apagones colectivos y puntuales que sufre el bloque.


"Hasta que no nos metamos en la cabeza que esto se trata de ser constante los 40 minutos y que lo importante es que el otro equipo no anote con facilidad, nos va a costar", señaló el preparador caísta tras el encuentro de este miércoles ante el Dinamo Sassari, y en referencia a un pésimo segundo cuarto en el que acumularon hasta cuatro minutos sin anotar.


"Todos sabemos cuál es el camino y lo hemos demostrado en algunos encuentros, pero nos falta ese pasito para romper los encuentros", añadió seguidamente, para lamentar el no haber podido completar la remontada.


Solo tres días antes, fueron ellos los que se dejaron remontar en la visita de Montakit Fuenlabrada, que se sobrepuso a una desventaja de nueve puntos para acabar imponiéndose (79-80) en un final de infarto. Y es que los desenlaces no son, ni mucho menos, el punto fuerte del CAI. Iberostar Tenerife, Dominion Bilbao Basket o Joventut de Badalona dan fe de ello. 

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