Palabra de Abós

Así habló el entrenador del CAI Zaragoza sobre su vida, el baloncesto, el equipo de su tierra o cómo le gustaría ser recordado.

Abós posa en el Príncipe Felipe
Palabra de Abós
G. Mestre

No fueron pocas las veces que José Luis Abós tuvo que hablar delante de una cámara, un micrófono o una grabadora, ya sea en las ruedas de prensa que daba antes y después de cada partido del CAI Zaragoza o en alguna de las muchas entrevistas que le hicieron durante sus cinco años al frente del conjunto aragonés. Sin embargo, hay que rebuscar entre miles y miles de palabras dedicadas a la estrategia, la intensidad defensiva, el acierto desde la línea de triple o el rebote ofensivo para encontrar al Abós más personal, al que muchos de sus amigos conocía como Pepelu.


Lo que viene a continuación son frases extraídas de varias de sus entrevistas realizadas por Heraldo de Aragón, Heraldo.es o el propio CAI Zaragoza, en las que habla del momento en el que decidió dejar su trabajo para dedicarse al baloncesto, cómo le gustaría ser recordado o cuál fue su momento más emotivo con el conjunto aragonés. También habló de su relación con Willy Villar, de lo difícil que es ganarse el respeto en casa o cómo era su relación con los jugadores.


De la Opel al CAI


José Luis Abós trabajó durante 10 años en la Opel, pero decidió dejar un trabajo estable para perseguir su sueño. "Yo tenía esa ilusión, pero cuando lo hice fue duro y pasé un mal momento cuando me despedí porque estaba muy a gusto, me gustaba lo que hacía y dejar esa estabilidad laboral para pasar a una cosa cuya palabra es 'inestabilidad' fue complicado. Alguien me dijo que si no lo hacía estaría toda la vida pensando que no hice lo que me gustaba; aunque pude hacerlo antes. Mi trabajo en Opel acababa a las cuatro de la tarde y después entrenaba a chavales del CAI hasta las 10 de la noche; tenía cubiertas las dos facetas de mi vida, pero cuando me ofrecieron hacer lo que siempre había querido fui más loco que otra cosa. Estaba recién casado, esperaba un hijo y tuve que irme a Badajoz a entrenar un equipo, fue duro, pero había elegido ese camino que para mí es muy reconfortante, y unas de sus cosas buenas es que conoces a personas que siempre quedan", aseguraba el entrenador en una entrevista publicada en Heraldo en 2013.

¿Cómo le gustaría ser recordado?


El técnico del CAI era humilde, incluso para relatar cómo le gustaría ser recordado. "Como un entrenador que dedicó su tiempo al baloncesto zaragozano durante mucho años, como han hecho muchos, y que al final tuvo la suerte de ser reconocido, cosa que a otros no les habrá pasado y han trabajado igual que yo", reconoció en una entrevista personal publicada por el CAI Zaragoza.

Profeta en su tierra


Una de las cuestiones que siempre atormentan a un entrenador es la del respeto de su público, que en el caso de José Luis Abós tuvo una dimensión especial por el hecho de ser un zaragozano entrenando al CAI Zaragoza. "Un entrenador zaragozano en Zaragoza no sé si tiene más mérito o no, pero como en todos los sitios al de casa se le exige mucho. A a veces hay que hacer un poco más que el de fuera para demostrar que es igual. Entrenar al equipo de tu ciudad tiene un reconocimiento especial, pero a veces también se hace duro", aseguraba al propio club. El pasado mes de junio, en la última entrevista con Heraldo.es, añadía: "Siempre he dicho que estoy muy contento en Zaragoza. Desde que llegamos con el club recién descendido, cada año hemos crecido un poco. Hemos avanzado paso a paso y cada temporada hemos alcanzado nuevas metas. Este año hemos jugado la Eurocup y en la Copa del Rey hemos llegado a semifinales. Evidentemente es un proyecto muy atractivo. Muchos entrenadores estarían encantados de estar aquí y yo, que soy de Zaragoza, todavía más".

Un momento especial


Durante sus cinco años en el CAI Zaragoza, Abós vivió muchos momentos especiales, pero tenía claro con cuál se quedaba. Y no era fácil: el ascenso, las victorias frente a Real Madrid o Barcelona, el pase a semifinales en el 'play off' o la Copa del Rey, el debut en la Eurocup... "El momento más emocionante en esta pista tiene que ser el día del ascenso. Cuando se cumplió casi no me dio ni cuenta, pero pensándolo luego fue muy emocionante. Luego, en la ACB, ganar partidos como contra el Real Madrid y que la gente disfrute te da una gran satisfacción", indicaba. Seguro que si esta pregunta se la hubieran hecho más tarde también habría destacado el homenaje del Príncipe Felipe antes de su fallecimiento, el 2 de octubre, en el partido de presentación frente al Real Madrid: "Lo que he visto esta noche en el pabellón me ha emocionado y desde luego será inolvidable para mi. Os lo agradezco desde el corazón,GRACIAS!", transmitió a través de su perfil en Twitter.

La afición


"A la afición siempre la he visto sobresaliente. Incluso el primer año, en la LEB. Lo único que hacen es seguir reafirmando que son lo más importante de este club. Sabemos que mientras sigan así este club mantendrá su manera de ser", aseguraba en una entrevista con ZTV y Heraldo.es.

¿Hasta dónde le gustaría llegar?


"A donde me lleve la vida. No me pongo metas, cuando me preguntan si me gustaría entrenar a la selección digo que sí; también en la Euroliga; o que el CAI juegue en competiciones europeas en el máximo nivel, eso sería lo ideal. Sería el sueño, pero no me lo planteo, porque cuando llegué no pensaba entrenar nunca en la ACB o llevar tres, cuatro años, porque el reto era ascender y después solo miro el día a día. El entrenador no puede plantearse mucho más, porque cuando crees que algo va como debe y quieres, se tuerce y no sabes por qué", aseguraba en una entrevista publicada hace poco más de un año, en mayo de 2013, en Heraldo de Aragón.

La 'droga' del baloncesto


Para José Luis Abós el baloncesto fue algo adictivo, casi una obsesión que no solo le obligó a cambiar de vida, sino también a dedicarse al 100% a este deporte, hasta el punto de que este verano, en plena enfermedad, se acercó a Cuarte de Huerva a ver un partido de pretemporada del CAI Zaragoza. "Si hablara con mi mujer le diría que es una droga, y el otro día me preguntaba mi hija si no me cansaba de ver tanto baloncesto, incluso cuando estoy comiendo. A veces yo mismo me doy cuenta de que soy un poco enfermo de esto, pero veo que me da muchas cosas y que también me ha quitado otras, porque seguramente mi primer matrimonio se rompió por el baloncesto", se confesaba en las páginas de Heraldo.

La relación con sus jugadores


Uno de los mayores misterios del mundo del deporte es cómo se vive, desde dentro, la relación entre un técnico y sus jugadores. Lo desvelaba el propio Abós en un encuentro digital con los lectores de Heraldo.es: "Es una relación normal entre un entrenador y sus jugadores. Muchas veces te toca un papel complicado, que es el de hacer que once jugadores estén contentos y a la vez el equipo rinda, y eso es muy difícil. Pero en general nuestro equipo tiene jugadores que a la vez son buenas personas y que la mayoría de las veces saben entender este tipo de situaciones y te ayudan a superarlas".

Sus aficiones


Un lector, también en un chat de Heraldo.es, le preguntaba al entrenador por sus aficiones. Claro está, al margen del baloncesto, al que le dedicaba la mayor parte de su tiempo: "Muchas cosas. Juntarme con mis amigos a cenar, ir al cine, escuchar música, leer... Y cuando tengo tiempo, en vacaciones, viajar. También me gusta mucho el fútbol y voy con asiduidad a La Romareda".

Willy Villar, un amigo


Una de las relaciones que más ha marcado al CAI Zaragoza durante el último lustro ha sido la del entrenador, José Luis Abós, con el director deportivo del club, Willy Villar. "Nos conocemos desde hace muchos años. Le entrené en Bilbao y en Inca, donde además, estuvo de director deportivo los últimos años que estuve allí. ¡Nos hemos tirado horas y horas hablando de baloncesto! Nos conocemos perfectamente. Uno sabe perfectamente como piensa el otro. Tenemos ideas y planteamientos muy parecidos lo que hará más fácil llegar a un acuerdo que con alguien que no conoces", reconocía Abós en 2009, cuando acababa de llegar al club aragonés.