CAI ZARAGOZA

Así, sí que da gusto

El CAI recuperó su mejor nivel, volvió a bordar el baloncesto por momentos, pero esta vez no se relajó para pasar por encima del Breogán y seguir en el grupo de cabeza de la LEB.

Esta vez sí que el placer de ver jugar al CAI como los ángeles tuvo recompensa. En un partido calcado al de Bruesa en la primera mitad, el cuadro rojillo defendió con una enorme intensidad, atacó con criterio, decidió el ritmo del duelo y machacó al Leche Río Breogán. Esta vez todo ese esfuerzo sí que acabó en victoria. Y es que el error de relajarse tras el descanso no se repitió y los hombres de Segura mantuvieron la concentración hasta asegurar un triunfo vital que les mantiene en el trío de cabeza de la clasificación.


La historia se repitió, aunque parcialmente. El CAI volvió a dar una auténtica lección de baloncesto en la primera mitad. Como ante los vascos, igual. Con una intensísima defensa, continuos robos de balón y una buena selección de tiro, los aragoneses abrieron brecha muy pronto. Ya en el primer cuarto se habían escapado por quince puntos, una renta que se amplió hasta los 22 antes del descanso.


Los de Segura fueron claros dominadores del encuentro. Quizá la rabia de lo ocurrido una semana antes les hizo estar mucho más atentos, más vivos, más serios y, sobre todo, sin un absurdo exceso de confianza. De inicio, el técnico granadino apostó con Victor y DP por dentro para evitar la buena mano de Clark. Pero el rubio en liga no es el de la Copa y además de no anotar cometió dos faltas rápidas.


Por ahí empezó el recital zaragozano. Por ahí y por una defensa genial. Alternando individual con zona, el CAI desquició al Leche Río. La misión estaba conseguida, ya que o robaban el balón o lo perdían los gallegos o lanzaban a canasta en posiciones complicadas. Además, en ataque la maquinaria funcionaba. Los "grandes" en tareas ofensivas como Quinteros o DP tiraban del carro. Y, si no, estaba un gran Lucas Victoriano para dirigir, penetrar, correr o parar el partido.


Pero lo mejor del CAI de anoche es que ni siquiera las tempranas rotaciones que ordenó Segura bajaron el nivel. Todos sabían que Alicante ya había ganado en Hospitalet y no querían descolgarse de la cabeza. Así, incluso un quinteto poco habitual con piezas como Óscar González, Brown, Higgins y Starosta seguía destrozando al Breogán. Cada uno con lo suyo. El base con intensidad defensiva y mirando al aro, el alero con sus penetraciones y los dos gigantones, especialmente, con una intimidación sobresaliente en la retaguardia que provocó innumerables errores del rival.


El CAI bordaba el juego, pero solo faltaba por confirmar que no le ocurriera lo de la jornada anterior. Esta vez sí que remató. En una segunda mitad muy caliente los aragoneses siguieron a lo suyo hasta lograr una ventaja superior a la treintena de puntos. Ni el enfado del público por todo lo que pitaban los árbitros, ni el pique entre Victoriano y Morentin por una falta del argentino sobre Morley cuando Lescano estaba tirado en el suelo doliéndose de un golpe, ni una zona 1-3-1... Nada iba a descentrar en esta ocasión a los zaragozanos.


De hecho, el último cuarto y medio apenas sirvió para nada y el público comenzó a abandonar el pabellón más de diez minutos antes de que terminara el encuentro. Bueno, sirvió para ver un triple de Turner desde su casa y para presenciar un duelo particular con un base que podría ser su hijo, como es el joven Mikel Úriz.


Objetivo más que cumplido y, además, el average, para casa.