CICLISMO

Aragón entierra la Vuelta

La organización tampoco ha logrado sacar adelante la Vuelta a Aragón. Sin patrocinios ni respaldos, desaparece un pedazo de historia del deporte aragonés.

La Vuelta a Aragón, la carrera ciclista de referencia en la Comunidad, echa el candado de forma definitiva. La prueba ha intentado sobrevivir después de dos años oculta, con el sinsabor de no haber podido siquiera arrancar. Su tercera renuncia -tenía fecha en el calendario de la UCI desde el 16 de abril- supone, en términos reales, la desaparición definitiva de la prueba.


El Club Ciclista Iberia ha puesto el alma en sacar adelante una carrera que debía ser el espejo en el que pudiera mirarse la base del ciclismo, los más jóvenes, los que se iniciaban en el deporte de la bicicleta. Pero la grave crisis del ciclismo, la falta de apoyo de la Unión Ciclista Internacional y, al final, el escaso respaldo económico han acabado por echar la palada sobre la carrera.


La perspectiva contribuye a hacerse una idea de lo que ha supuesto la Vuelta a Aragón para el deporte aragonés. Es difícil encontrar una cita tan singular en múltiples aspectos. Y, desde luego, ya definitivamente ubicado en la memoria, puede sentirse orgullosa de haber contribuido a elevar el listón del todo el deporte.


Es difícil encontrar una cita que haya reunido a tal número de figuras como la Vuelta a Aragón. La ronda se convirtió en un lugar de referencia en la preparación de Miguel Induráin en sus puesta a punto de cara al Tour. Era admirable disfrutar de la clase y la potencia del navarro cuando se probaba y ponía en fila a un pelotón que sufría para tomar su rueda antes de romperse. También Lance Armstrong eligió Aragón para ponerse a punto de cara al momento álgido de la temporada, el Tour.


¿Quién ha sido capaz de traer a Aragón a dos de los mejores deportistas del mundo? La Vuelta. En los últimos años, su participación resulta más que brillante. Han desfilado juntos Jan Ullrich y Marco Pantani, que disputó en Aragón su última carrera en España, justo en la antesala del Giro de Italia, su último Giro. Y Pedro Delgado y Greg Lemond, también ganadores del Tour; y Fernando Escartín; y Joseba Beloki; y Alex Zulle; y Gilberto Simoni y Stefano Garzelli, ganadores del Giro; y Abraham Olano; y Claudio Chiappucci. ¿Impresiona? Y Mario Cipollini; y Erik Zabel; y Olaf Ludwig; y Van Poppel; y Mauri; y Lucho Herrera... La ronda ha conseguido atraer a Aragón con regularidad a deportistas de primer orden mundial.


El exquisito sabor de semejante participación tiene también repercusión en el interés de los espectadores. Pueblos enteros -y ciudades- se paralizaban para ver el paso de los corredores. Pero, sobre todo, los ciclistas han ejercido de guías para mostrar los más bellos parajes de Aragón, que han salido no solo a toda España, sino al mundo a través de cadenas como Eurosport, además de las imágenes de Televisión Española. Y con semejante cartel la información de la ronda atraía a un buen número de corresponsales y la carrera encontraba hueco en los más notables periódicos deportivos del mundo.


La crisis del ciclismo y la falta de patrocinadores, además de la desatención y cierto desinterés por la carrera en su propia tierra han ido complicando el futuro de la ronda. Aún así, su excelente ubicación en el calendario, justo antes de la primera grande, el Giro, le garantizaba una participación impactante.


La Vuelta a Aragón ha vivido circunstancias comprometidísimas y sucesos dolorosos, como los accidentes de Melchor Mauri o de Efraín Gutiérrez, que mantuvo en vilo a todo el pelotón. Y ha sido también el escenario de ilusiones de ciclistas locales; algunos, como Eduardo Hernández y Escartín, o el director Ignacio Labarta, disfrutaron de la inmensa alegría de conocer las mieles del triunfo. La Vuelta desaparece; queda su sello -imborrable- en la historia del deporte aragonés.