El entrenador del Real Zaragoza, Javier Aguirre, lamentó la «dolorosísima» derrota del equipo aragonés en la Romareda por 1-3 ante el Osasuna y pidió disculpas a los aficionados, a los que agradeció sus ánimos durante todo el encuentro y les instó a seguir apoyando al equipo porque «los necesitamos», dijo.

El mexicano reconoció el mal juego de su equipo en la segunda parte y admitió su responsabilidad. Sin embargo, señaló que utilizará este tropiezo en casa para reflexionar de cara a la recta final de la Liga, donde los maños se juegan la permanencia en Primera División.

«Jugamos una final, pero todavía nos quedan tres por delante», dijo Aguirre, quien subrayó que «mal harían nuestros rivales al darnos por muertos».

«No jugamos bien, el rival tuvo tres y las ha metido y nosotros tuvimos cuatro y no acertamos más que una. Esto es así, dimos un paso atrás, pero queda mucho y lo más importante es que seguimos dependiendo de nosotros mismos y tenemos a tres equipos por detrás», afirmó el técnico mexicano.

La clave del partido, según Aguirre, estuvo en la pérdida de la medular durante el segundo tiempo. «En la segunda parte el equipo perdió el medio campo, culpa de la fatiga del esfuerzo de la semana y el partido pasado y nos empataron el partido. Hablamos de la estrategia y un error fue lo que nos puso nerviosos».

«Tras el empate nos remontaron y, en el esfuerzo y las ganas de empatar, nos cogieron una contra y nos hicieron el tercero» afirmó, reconociendo que también influyeron en su contra los «nervios y el desorden».