REAL ZARAGOZA

A siete puntos bajo tierra

Tras su derrota en Santander, el Real Zaragoza ve aumentada sensiblemente la brecha que le separa de los puestos que marcan la salvación.

Los jugadores zaragocistas se lamentan de su actuación en Santander
A siete puntos bajo tierra
EFE

En su primera comparecencia como entrenador del Real Zaragoza, Manolo Jiménez se definió como “un cirujano” que llegaba al club aragonés con la intención de curar a un enfermo cuya esperanza de vida era sensiblemente corta. Sin embargo, y siguiendo con el símil médico que el propio técnico inició, en su primera intervención quirúrgica el preparador sevillano no se atrevió a cambiar el tratamiento y, tras perder por 1-0 ante el Racing, el cuerpo se encuentra más cerca de ingresar en la morgue que de poder ser trasladado a planta.


Los aragoneses son, por deméritos propios, el peor equipo de Primera División. Con el motor gripado desde la ya lejana séptima jornada, el conjunto aragonés ha sumado un único punto de los últimos 30 disputados. Una racha infame que le mantiene inmóvil mientras el resto de competidores se alejan de su triste y famélica figura. A dos partidos para el final de la primera vuelta, la salvación se sitúa a siete puntos de diferencia y la reacción se hace cada vez más y más urgente.


Además del balón de oxígeno brindado al Racing de Santander, que se coloca momentáneamente fuera de los puestos de descenso, esta jornada vio como, poco a poco, la mayoría de escuadras envueltas en el fango van sumando puntos a su zurrón. El Rayo Vallecano, con un triunfo por 2-1 ante el Sevilla, ha sido sin duda el gran beneficiado del pelotón de cola. Un grupo para el que primó el empate, resultado firmado por Mallorca, Real Sociedad y Villarreal. Los amarillos, que vivieron el estreno de Molina en su banquillo, se hunden sin embargo hasta la zona de descenso. Maldito lugar que competa el Sporting de Gijón, que perdió por 2-0 contra el Betis.


Gestión de recursos

“Mañana ya es tarde”, aseguraba el técnico sevillano respecto a las necesidades de fichajes del equipo. Carlos Iribarren, consejero encargado de la parcela deportiva, subrayaba la apreciación de su entrenador al mismo tiempo que recordaba las dificultades por las que pasa la institución aragonesa a la hora de adentrarse en el zoco invernal. Escaso margen de maniobra económica y una no muy buena reputación como cliente tras haber incurrido en el mayor proceso concursal del fútbol español acompañan a los zaragozanos en su búsqueda de refuerzos. De momento, el mercado para el cuadro blanquillo solo se ha movido para despedir a Ponzio, el único futbolista de la primera plantilla que ha tenido el honor de levantar un trofeo con el león rampante sobre su pecho.


A la espera de las nuevas caras, el trabajo se centra en la gestión de la plantilla actual. Cabizbajos y completamente desmoralizados, el rendimiento de los jugadores se muestra muy por debajo del mínimo exigible para un futbolista de élite. Orgullo y sentimiento que la llegada de Jiménez no ha podido activar. Con la obligada entrada de Pintér por Lanzaro y el reemplazo de Antonio Tomás en el lugar de Ponzio, el ex del Sevilla respetó los devaluados galones establecidos por el anterior cuerpo técnico en su primera alineación. El resultado fue el mismo que lo visto con Aguirre hasta la fecha y, probablemente, un despertar de realidad para el nuevo míster blanquillo. La novatada que, por aquello de ser su primer partido, puede resultar comprensible.