¿Cuándo empezó su relación con Helios?Cuando tenía 21 años, hace ya 39. Ya destacaba en el atletismo nacional y vivía en Soria. Me dieron la oportunidad de poder ir a Zaragoza, de pertenecer al club y estar con ellos, mientras trabajaba en el polideportivo Salduba.

¿Allí trabajaba?Sí, estaba en la puerta de vigilante, de control, llevando las piscinas…

¿Todo un campeón de atletismo?Bueno, ahora también hay deportistas que pueden ser atletas de élite, pero que en sus inicios no ganan tanto dinero. Ese trabajo me daba la oportunidad de poder entrenar. Estaba de 7.00 a 14.00, pero de 11.00 a 13.00 podía entrenar. Luego, por la tarde, me dedicaba al cien por cien al atletismo.

¿Cómo recuerda aquella época?Estábamos entre Primera y Segunda. Recuerdo el buen ambiente con la gente, con los atletas, entrenadores, con el presidente… Con los pocos recursos que tenía, Helios tenía un nivel muy importante. Estaba muy contento.

¿Y en la ciudad?Zaragoza es una ciudad que no tiene nada que ver con Soria. Fui muy bien acogido en las instituciones, el club… Había -y sigue habiendo- mucho ambiente soriano.

¿Por dónde salía a correr?Como Salduba estaba al lado del parque Grande, por la mañana iba por allí, por el Canal, el cementerio y toda la parte de atrás, donde está ahora Puerto Venecia. Por las tardes me gustaba hacer series en una pista de atletismo de tierra de 300 metros, en un colegio junto al Canal. También me iba a la pista de la Universitaria, que era la única de tartán que existía.

¿Fue una etapa importante para su carrera posterior?Fue muy importante, porque la evolución que tuve fue fantástica. Cada año fui a mejor, estuve en campeonatos de Europa y del Mundo… En el 87 fue fantástico porque cada carrera que corría la ganaba, da igual 1.500, 3.000 o 5.000. De aquí firmé un contrato importante con Kelme por tres años.

¿Qué le queda de aquello?Tengo amigos, gente con la que me llevo muy bien. Vengo mucho, y siempre que vuelvo quedo con ellos. Ahora mi hijo está estudiando en Zaragoza.

¿Cómo ve el atletismo español?Siempre tiene momentos buenos y malos. De vez en cuando sale algún figura que nos da alegrías. Ahora tenemos muy buenos atletas, sobre todo en medio fondo, en 800 y 1.500, con opciones de medalla en Mundiales y Olimpiadas. En otras disciplinas está más difícil. La marcha siempre nos da alegrías.

¿Y en ‘su’ maratón?Está difícil, porque tenemos maratonianos con buen nivel, pero los africanos han dado un salto que es muy difícil superarles. Es la disciplina que da más dinero, así que es complicado entrar.

Lo que es indudable es el crecimiento del atletismo a nivel popular. ¿Cómo ve el fenómeno runner?Si nos vamos 20 años atrás, cuando me retiré, la maratón de Zaragoza la corrían 600, la de Sevilla unos 2.000… Ahora se ha dado un salto de calidad tremendo y van 30.000 a la de Valencia, 14.000 a la de Sevilla… Ha surgido el atletismo popular. La gente se ha puesto a correr por salud y se han animado a correr la 10k de Zaragoza, la media maratón... es un 'boom'.

¿Por qué cree que ocurre?Por salud y porque la gente queda a correr como una manera de socializarse. Van en grupos, van a carreras... es una manera de vivir, se ha convertido en eso. En EE.UU. se ha igualado el hombre y la mujer y en España llevamos el mismo camino, la mujer se va incorporando cada vez más.

Abel Antón se sigue poniendo las zapatillas.Sí, todos los días. 20 años después de la retirada, afortunadamente estoy corriendo más carreras que nunca, cada 15 días corro una de las populares por toda España.

¿Se pica o va con el freno de mano puesto?Siempre hay alguna vez que te picas, porque ese gen competitivo se tiene, pero trato de correr y disfrutar, no matarme corriendo. No me juego nada. Pero la gente que me ve correr aún me quiere ganar, así que algunas veces me pico.