fútbol sala

Un apasionado trotamundos del fútbol sala

De Utebo a Dammam, Daniel Berdejo del Fresno es el preparador físico #de la selección nacional de fútbol sala de Arabia Saudita, que ahora descansa por el Ramadán.

Daniel, con un balón de fútbol sala y las camisetas de la selección de Arabia Saudita en Utebo.
Daniel, con un balón de fútbol sala y las camisetas de la selección de Arabia Saudita en Utebo.
Rubén Losada

Ha vuelto a casa de vacaciones en Utebo y no por Navidad, sino por la celebración entre los musulmanes del mes de Ramadán, que afecta directamente a la actividad de su trabajo. Atleta y estudioso, Daniel Berdejo del Fresno (Utebo, 1982) es el preparador físico de la selección nacional de fútbol sala de Arabia Saudita, donde comparte ‘staff’ con un intérprete y otros tres entrenadores.

Estas fechas no queda más remedio que aprovechar para descansar y hacer vacaciones. "Si estás entrenando y llega la hora de la oración, se para todo y se reza", cuenta el joven que llegó a Oriente Próximo en agosto de 2021 tras la llamada de Andreu Plaza, exentrenador del Fútbol Club Barcelona de enorme prestigio y éxito, cosechados principalmente durante una década en el club catalán. Hoy, la relación con Plaza es de mutua "amistad y colaboración", señala Daniel, con contrato hasta el próximo 2024. "Después, señala, ya veremos, pero si continúa Plaza, probablemente yo también me quede en el equipo".

Aunque la selección está verde todavía, su trabajo ya ha dado sus frutos tras quedar entre los 16 mejores combinados en su primera disputa de la Copa de Asia el pasado octubre. "Dimos la sorpresa y aunque no pasamos de fase por el ‘golaverage’, vencimos a Japón, uno de los favoritos. De hecho, logramos ascender en el ranquin mundial del puesto 84 al 59", afirma Daniel.

Deportivamente, la selección va viento en popa. Son jugadores semiprofesionales, con los que resulta fácil trabajar y "han aceptado nuestros métodos porque han visto que pueden competir y ganarle a los mejores". Lo más difícil, reconoce, es adaptar los entrenamientos a sus hábitos de vida ya que con temperaturas que en verano alcanzan los 50 grados y una humedad enorme, la vida se hace sobre todo de noche y se duerme hasta las 14.00, entre otras cosas. "Aquí, la religión es estricta y marca la vida para todo, por lo que las concentraciones son difíciles, con cinco momentos para el rezo, alguno incluso a las 4 de la mañana", cuenta Daniel.

Con el equipo nacional saudí y representantes políticos.
Con el equipo nacional saudí y representantes políticos.
H. A.

"Aquí no hay borrajas"

Además, la alimentación es mejorable. En general, los sauditas "comen mal" desde el punto de vista saludable: mucho arroz con pollo, comida rápida, demasiada repostería y nada de agua. Es su costumbre y forma de ser porque aquí "no hay borrajas, pero sí verduras y casi de todo lo que quieras".

Daniel vive en Dammam, una ciudad al este del país, junto al golfo Pérsico dotada de un centro urbano moderno e industrial y sede de la rica industria petrolera. A nivel económico no hay ningún problema. "Vivo en buenas condiciones, salario, una vivienda espectacular… El dinero no es problema para entrenar en Arabia Saudita", cuenta Daniel.

Otro asunto es la libertad. "Pese a ser uno de los países más cerrados del mundo junto a Irán y Afganistán, sí he visto un intento de cambio desde mi llegada cuando las mujeres no podían ni conducir, ni trabajar, ni estudiar e incluso había zonas reservadas y separadas para ellas en las cafeterías", cuenta Daniel. Arabia Saudita es, además, un país cerrado solo a personas con contrato de trabajo donde "es casi imposible entrar si no dispones de un permiso". Entre las anécdotas de su estancia allí, Daniel recuerda cómo le multaron con 25 euros por ir en pantalón corto en un centro comercial. "Hoy, ya no es lo mismo, señala. De hecho, "he visto y notado el cambio impulsado por el príncipe heredero Mohamed Bin Salman, empeñado en abrirse al mundo". Como prueba de esta incipiente búsqueda de transformación, Arabia Saudita acoge desde hace tres años la Supercopa de España y en 2024 organizará también el mundialito de clubes e incluso la Copa de Asia de fútbol femenino.

La situación para la mujer sigue siendo, no obstante, muy difícil. "Me parece increíble que persistan las bodas concertadas en las que la mujer es aún comprada por la familia del marido", afirma este joven de Utebo que prácticamente no conoce a las esposas de los jugadores a las que raramente se encuentra con ellos y que van tapadas de arriba a abajo.

Largo periplo internacional

La experiencia internacional de Daniel se inició en 2008 cuando nada más acabar la Expo partió hacia Inglaterra para hacer el doctorado en Ciencias de la actividad física del deporte con una beca de seis meses, donde compaginó sus estudios con el trabajo en diferentes deportes. Entre otros, allí estuvo en equipos como el Manchester y de 2010 hasta 2016, con la selección inglesa de fútbol sala. Después, saltó a EE. UU. para entrenar en Sillicon Valley. De forma especial le marcaron sus tres meses de participación con la selección de Libia en la Copa de África, donde los jugadores tuvieron que jugar mientras sus familias vivían una dura guerra.

Tras 15 años fuera del país, Daniel reconoce que, pese a su buen currículo deportivo y profesional, le gustaría volver a España porque "no hay ningún sitio para vivir igual que aquí", aunque valora la dificultad del apartado económico. "Es difícil vivir del fútbol sala en España o, al menos, tener estabilidad". Y concluye: "Echo de menos Utebo, pero el pueblo de cuando era niño".

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