Una sirena nórdica que nada bajo el hielo

La finlandesa Elina Mäkinen 'derrite' las redes con sus baños a pelo en aguas heladas. "Es un subidón de adrenalina", dice y aconseja ir "poco a poco".

Elina Mäkinen en una de sus inmersiones
Elina Mäkinen en una de sus inmersiones
Instagram

Ver a Elina Mäkinen (Helsinki, 29 años) meterse de golpe en agujeros de hielo es como para echarse a temblar, de frío. Elina se ha convertido en una estrella (polar) de las redes sociales en Finlandia con sus chapuzones helados, una práctica que inició con cuatro años de la mano de su abuelo en su Helsinki natal. Todavía recuerda aquel día: "Mientras mi hermano solo metió los dedos de los pies en el agua, yo salté y comencé a nadar, jajaja".

Entusiasmada con aquella primera experiencia, continuó con sus baños glaciales de forma esporádica hasta que con 19 años empezó a practicarlos regularmente, convirtiendo sus inmersiones en una afición a la que sigue enganchada una década después. Sus vídeos y fotografías en tonos azulados sumergiéndose en lagos y mares gélidos suman millones de visualizaciones en Instagram y TikTok.A la brava sirena finesa se la puede ver, por ejemplo, abriéndose paso en un bosque nevado camino de un lago de hielo y abrigada hasta los dientes. Una vez en su destino, saca una sierra manual, abre un boquete en mitad de la banquisa, y en lo que se tarda en decir amén se despoja de la ropa, se queda en bañador y se zambulle en el agujero con una cara de felicidad que da escalofríos. Y no desaprovecha la magnética estampa de las auroras boreales para fotografiarse sentada en el borde de un 'avanto' (como los finlandeses llaman a los agujeros que practican en el hielo) cual sirenita nórdica y bajo ese espectáculo luminiscente que regalan las salvajes noches del norte. En otra de sus magnéticas instantáneas bucea bajo una traslúcida placa de hielo por la que se cuela el resplandor de la luna llena.

37 grados bajo cero

El agua que recibe a Elina suele rondar los cero grados (es la temperatura a la que normalmente se congela), pero ha nadado a dos bajo cero en las islas Svalbard, en el océano Ártico, a medio camino del Polo Norte. Por no hablar de la temperatura exterior. "Al aire libre he estado en traje de baño a -37°C", lo que debe de provocar aullidos de dolor al común de los mortales.

Mäkinen, que trabaja como asesora fiscal, puede presumir de ser la primera finlandesa en nadar una milla de hielo (1,6 kilómetros) en 26 minutos, una hazaña que llevó a cabo en Armagh (Irlanda del Norte) y que recoge el documental 'Kylmä'.

"El agujero de hielo donde nado es un lugar sagrado para mí, ya que me permite mantener mi bienestar y deshacerme del estrés. A través de esta práctica recargo de energía mi mente y mi cuerpo. Es un subidón de adrenalina que te hace sentir más vivo que nunca", ilustra. Y avisa: "La primera vez siempre 'duele', por eso hay que ir aclimatándose poco a poco". Ella recomienda aproximarse a la experiencia con duchas de agua fría regulares o baños invernales en el mar, "porque así se va aumentando la tolerancia al frío". Y aunque "siempre" respeta los límites del cuerpo, ya sueña con futuras inmersiones a pelo bajo los icebergs de Groenlandia.

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