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Real Zaragoza: una tarde perdida

Un deficiente comienzo de encuentro arruinó enseguida las posibilidades de conseguir algo positivo en el estadio de El Molinón.

Foto del partido Sporting-Real Zaragoza, jornada 24 de Segunda División
Foto del partido Sporting-Real Zaragoza, jornada 24 de Segunda División
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El Real Zaragoza remontó frente al Villarreal, la semana pasada, y hoy se obligó a igual ejercicio, en el Estadio de El Molinón, con el Sporting como rival y equipo en el que debutó en el banquillo Miguel Ángel Ramírez, un técnico de nacionalidad española; pero sin experiencia en el fútbol profesional de nuestro país. El resultado, esta vez, no fue el deseado. En absoluto. No hubo remontada. Ni casi posibilidad.  

Un inicio de partido agitado, en cierto modo convulso, condenó a la escuadra de Fran Escribá. Encajó un tanto en contra en el minuto tres, prácticamente en la primera salida del Sporting, y acto seguido perdió, por una dura entrada, al chileno Tomás Alarcón. 

Desde ese momento, el Real Zaragoza estuvo en inferioridad. Lo estuvo en el marcador. Y también en el número de efectivos, merma que aún fue mayor en la fase final del choque, cuando fue expulsado Carlos Nieto.

La expulsión de Alarcón, en todo caso, no resulta muy discutible. La revisión del VAR dejó nítido el cariz de la entrada del futbolista chileno, por detrás, dura, sin posibilidad de tocar la pelota y con evidente riesgo de producir una lesión. 

Escribá se vió en la obligación de retocar los planes iniciales y de recomponer el equipo. Retiró del campo a Miguel Puche, a quien había dado la titularidad en esta ocasión, e introdujo en el centro del campo a Jaume Grau, para fortalecer esta línea y tratar de obtener algo más de posesión de la pelota. 

Hasta que no se alcanzó la media hora de juego, como es natural en estas circunstancias, el Real Zaragoza no encontró una vía clara por la que adentrarse en terreno gijonés y hacer daño. Fue por medio de Carlos Nieto, por la banda izquierda, cuyo centro al corazón del área remató Víctor Mollejo con intención. A punto estuvo de hallar la puerta contraria y lograr la igualada. 

El Real Zaragoza, finalmente, se quedó en eso: en un quiero y no puedo. El dominio territorial del Sporting de Gijón durante la segunda mitad fue completo. Cuando Carlos Nieto vió la segunda tarjeta amarilla y fue expulsado, ya no quedó prácticamente nada más que hacer, salvo esperar un golpe de fortuna que no apareció. 

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