Para mirar hacia arriba

Foto del entrenamiento del Real Zaragoza con rueda de prensa de Fran Escribá
Foto del entrenamiento del Real Zaragoza con rueda de prensa de Fran Escribá
Toni Galan

La segunda parte del encuentro disputado en Villarreal dejó una relevante victoria y la sensación de que el Real Zaragoza había encontrado su particular renacimiento. Aquella tarde, vio repetidas veces lo que antes no veía: puerta. Marcó tres goles. Anotó por arriba, de cabeza, y por abajo, por medio de Iván Azón y Víctor Mollejo. Remontó el choque. Al tiempo, crecieron al calor de la apreciada victoria la convicción y la autoestima.

De alguna manera, el equipo se dijo a sí mismo que está en condición de vencer, incluso en la adversidad, y a la vez trasladó a los demás una idea concreta: que ha retomado un camino adecuado. Probablemente, esto es lo que más se espera del choque de esta tarde en El Molinón: un Real Zaragoza serio, solvente, con recursos y cierta gallardía en su actitud, dentro de lo que permiten las circunstancias particulares y generales de esta Segunda División gris.

En cierto sentido, estamos ante un partido que podríamos llamar de confirmación, de adecuada solución de continuidad a lo que ya se ha visto como mejor versión del conjunto aragonés en la presente campaña. Dicho de otra forma, se quieren dejar atrás, a modo de carpetazo definitivo, la depresión de la primera mitad disputada en Villarreal o el largo tono plano mostrado frente al Mirandés en La Romareda.

La cuestión –aunque pueda resultar paradójico– no está sujeta estrictamente a la consecución de otro triunfo fuera de casa. No es, al menos, condición ‘sine quanon’. Tiene más que ver con la capacidad para competir, con las prestaciones ofrecidas, el régimen de funcionamiento global y el saber estar ante un rival herido y un estadio que, sin duda, presionará.

La historia y la estadística avisan de antemano de que la obtención de dos victorias consecutivas en la disputa de dos choques seguidos como visitante es un suceso muy poco probable, en el Real Zaragoza y en la mayoría de los clubes. Pero no es menos cierto que Fran Escribá y sus futbolistas han viajado a Gijón con las intenciones afiladas, el espíritu elevado y la nítida conciencia de que esta tarde puede producirse un salto hacia arriba.

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