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Una zaragozana gana el Dakar Classic: "Ha sido muy bestia, al llegar no podía parar de llorar"

Lidia Ruba gana en Arabia Saudí junto a su marido la modalidad de la mítica prueba en la que se compite con vehículos anteriores al año 2000. 

Lidia Ruba y su marido, Juan Morera, tras llegar a la meta del Dakar.
Lidia Ruba y su marido, Juan Morera, tras llegar a la meta del Dakar.
Heraldo

No hay mucha gente que pueda presumir de tener en una estantería de casa el trofeo del Dakar. Entre ese puñado de privilegiados, desde ayer hay una zaragozana, la copiloto Lidia Ruba. Junto a su marido, el barcelonés Juan Morera, venció en el Dakar Classic, una categoría de esta mítica prueba en la que se premia la regularidad y se compite con vehículos anteriores al año 2000 y que hayan participado, antes de esa fecha, en el rally más duro del mundo.

Esta modalidad, además, tiene la peculiaridad de que no gana quien hace el recorrido en el menor tiempo posible, sino en la que pasar por unos determinados puntos kilómetros en el momento exacto que la organización marca. Así, la regularidad y la destreza en la navegación son esenciales, precisamente el valor que aporta al coche la figura de copiloto. "Ella es la que tiene la mayor parte del mérito", señala Morera desde Arabia Saudí.

Ayer por la tarde, poco antes de subir al podio, la pareja estaba radiante de felicidad. "Es una alegría inmensa, porque además no nos lo esperábamos. Ha sido una sensación muy emocionante cruzar la meta... Cuando llegamos, no podía dejar de llorar. Es nuestro segundo Dakar y aquí viene gente muy buena, con mucha experiencia", apuntaba Ruba. 

Además, se han impuesto en la que el rally más duro del mundo ha hecho honor a su fama: "Ha sido un Dakar muy bestia. Hubo un día de lluvias torrenciales que obligaron a suspender la etapa y ha llovido prácticamente todos los días. Si se forma mucho barro, desliza mucho. Por momentos pensamos que tirábamos la carrera por la borda», comentaba Morera.

Esa tensión duró hasta la última etapa, celebrada ayer. La zaragozana cuenta que, debido al estado de la pista, el barro hizo que por momentos estuvieran "sin frenos y sin dirección". "Nos íbamos directos al mar... Pero finalmente el coche ha respondido y hemos podido enderezar el rumbo", rememora Lidia. Aunque han llevado una considerable ventaja casi desde el inicio del Dakar –se hicieron con el liderato en la segunda jornada–, han sido siempre conscientes de que "con el mínimo fallo, te quedas fuera; un pinchazo puede suponerte pasar de ser líder a ocupar el puesto 35. Para ganar hay que tener un punto de suerte, o al menos de no tener mala suerte", apunta Morera.

Su triunfo es especialmente reseñable teniendo en cuenta que este era su segundo Dakar, y que tienen "poca experiencia" en este tipo de carreras. Este año participaron en la Baja Aragón y Morera suele tomar parte en otras competiciones, pero no tan exigentes. Pese a ello, han recibido la felicitación tanto de sus rivales como de la propia organización, que ha destacado la tremenda regularidad que han demostrado desde el principio.

Ayer, la pareja ya solo pensaba en regresar a Barcelona, donde viven, para reencontrarse con sus hijos, los mellizos Max y Claudia (6 años) y Valentina (9). Y en cuanto puedan, visitar a los amigos y a la familia de Zaragoza, donde nación Lidia y adonde vienen un par de veces al mes.

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