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La gimnasia artística en Aragón vive su mejor momento, con 600 deportistas y compitiendo con la élite

El club Flip Flap es el único de la Comunidad y en el último campeonato de España se ha hecho con seis medallas: un oro, una plata y cuatro bronces.

Preparadoras y atletas del club Flip Flap, durante una exhibición callejera de su deporte.
Preparadoras y atletas del club Flip Flap, durante una exhibición callejera de su deporte.
H. A.

La gimnasia artística aragonesa vive su mejor momento, después de que hace 30 años un grupo de amigas montara el club Flip Flap. A día de hoy, es el único de Aragón dedicado a esta disciplina y cuenta con 600 deportistas en activo. Algunos de ellos están compitiendo con la élite nacional y obteniendo buenos resultados. Prueba de ello son las seis medallas obtenidas en el último Campeonato de España, disputado este verano. En la cita, el club aragonés se hizo con un oro, una plata y cuatro bronces, cerrando la temporada al más alto nivel.

Los representantes del club aragonés participaron tanto en la modalidad masculina como en la femenina desde las categorías inferiores hasta la más alta, la Vía Olímpica 10. Todas las medallas se consiguieron en sub-14, quedando además en el quinto puesto de la clasificación por selecciones. Unos meritorios resultados que, un año más, se ven empañados por la gran carencia de Aragón, donde no hay foso de entrenamiento. Esto hace que los gimnastas de mayor nivel compitan en desventaja frente al resto de selecciones autonómicas. “Es la espinita que tenemos clavada. Gracias a clubes amigos que nos dejan sus instalaciones, nuestros deportistas hacen escapadas de fin de semana para entrenar en foso, pero no es lo mismo que tenerlo disponible todos los días. Esto genera miedos y también lesiones, pero las chicas son unas valientes y unas luchadoras”, defiende Ana Ordóñez, entrenadora y una de las tres fundadoras del club.

A este respecto, siguen en negociaciones con el Ayuntamiento de Zaragoza para que Aragón disponga por fin de un foso. Al parecer, se está a expensas de un informe de viabilidad que dé luz verde a su instalación en el CDM José Garcés. Este es el principal espacio de entrenamiento para los socios del club Flip Flap, pero no el único, ya que cada vez son más y no caben en un mismo sitio. Así, para las clases de iniciación, en las que no se requieren tantos aparatos, se emplea el centro municipal de Salduba.

Entre otros motivos, no poder entrenar de forma habitual con foso ha contribuido a que la temporada pasada terminara con sabor agridulce a nivel competitivo. El equipo femenino, que accedió por primera vez a Liga Iberdrola, el nivel más alto de competición de España, no ha conseguido mantenerse en ella. “Ha sido difícil porque había varias gimnastas con lesiones pero seguiremos entrenando e intentándolo para poder volver”, asegura Ana, como otra de las causas.

Con la vista puesta ya en el presente, los gimnastas del Flip Flap han vuelto a sus entrenamientos habituales tras el parón del verano. “Muchos vienen solo una hora a la semana pero otros, los de competición, entrenan entre 14 y 19 horas semanales y ahora están a tope”, comenta Ana, quien ha visto cómo la práctica de su deporte se resentía con la pandemia. “Hicimos malabares para mantenernos porque teníamos que pagar los mismos alquileres aunque solo pudieran entrar 20 personas a cada instalación. Aun así, conseguimos seguir con los equipos de competición, que tenían campeonatos, y también ofrecimos asesorías online. Sobrevivimos gracias a amigos que nos apoyaron, a gente que pagó su cuota aunque no podían venir al gimnasio y a muchas otras personas que aman este deporte”, relata.

En estos difíciles momentos, la gimnasia artística de Aragón también ha contado con el apoyo de la Federación Aragonesa de Gimnasia. Con su ayuda, el club Flip Flap compró a principios de año una pista oficial que se vendía después de usarse en el campeonato de España. “Hasta ahora, nuestros gimnastas entrenaban en pista sin muelles, y la que compramos los lleva. Así, pudieron entrenar durante los primeros meses para prepararse mejor de cara a la cita nacional del verano.

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Este año, como novedad, en el club Flip Flap se da clases a niños de dos, tres y cuatro años. Habitualmente, los grupos de entrenamiento empiezan a los cinco años pero cada vez más familias pedían si los hermanos pequeños también se podían quedar. Este año, por fin, el club dispone de medios y entrenadores suficientes como para dar respuesta a esta necesidad. En el otro extremo están los grupos de adultos, que los integran o bien exgimnastas que quieren seguir practicando este deporte de forma más light y también algunos de los padres que, al llevar a sus hijos, se han animado a probar.

El club también cuenta con la sección de ‘deporterapia’, donde un equipo multidisciplinar trabaja con niños con diversidad funcional. “Primero se trabaja de forma individual con el usuario pero, en cuanto se puede, se incorpora a los grupos inclusivos siempre con el apoyo de una terapeuta. De esta forma no ven la actividad física como una terapia individualizada, sino que se trabaja en relación con los demás”, explica Ana, orgullosa de la gran familia en la que se ha convertido Flip Flap. Como ella dice, es “mucho más que un club”.

La cantera del Flip Flap es cada vez más numerosa.
La cantera del Flip Flap es cada vez más numerosa.
H. A.

Prueba de ello es que las familias se ayudan entre ellas y la diversidad cultural reina en el club, cuyos deportistas son no solo españoles, sino también rusos, ucranianos, africanos, o latinos. “También hay gimnastas becados por estar en situaciones vulnerables o un campeón de patinaje que ahora entrena con nosotros”, apunta Ana, como ejemplos de la disparidad de sus usuarios. Para ellos solo tiene elogios. “Algunos están compitiendo en la categoría Vía Olímpica 10 y se han codeado con deportistas que van a los Juegos Olímpicos, realizando dificultades muy grandes”, resume. 

"Ahora tenemos a 19 personas contratadas y muchos son alumnos nuestros que ahora están disfrutando como formadores"

La familia crece. “Nosotras ya hemos cumplido nuestro sueño y, aunque seguimos soñando con ese foso, estamos muy contentas por ver la plantilla de entrenadores y entrenadoras que se ha creado. Ahora tenemos a 19 personas contratadas y muchos son alumnos nuestros que ahora están disfrutando como formadores”, asegura Ordoñez, en referencia a sus amigas y cofundadoras del club, Patricia Frías y Pepa Sancho.

El próximo reto a corto plazo, además de conseguir el tan ansiado y necesario foso, es abrir las puertas a que las chicas puedan entrenar en aparatos de chicos y viceversa. En esta lucha, el club Flip Flap ya ha dado los primeros pasos, cuando permitió que la gimnasta madrileña Diana Hidalgo compitiera en un torneo amistoso celebrado en Zaragoza en anillas y paralelas, dos disciplinas que, hasta la fecha, son exclusivas para gimnastas masculinos. Viendo la trayectoria de estas tres amigas, gimnastas, apasionadas y firmes defensoras de la gimnasia artística en Aragón, es muy probable que lo consigan.

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