motonáutica

2.500 km en furgoneta con la moto en el remolque, 4 países y un nuevo reto para el piloto Juan Aloguín

El veterano piloto de motos de agua viaja hacia la pequeña ciudad húngara de Levelek, donde se celebra la última cita del Europeo de motonáutica.

Juan Aloguín, en acción en la cita del Gran Premio de Portugal
Juan Aloguín, en acción en la cita del Gran Premio de Portugal
RFEM

El lunes, sonó temprano el despertador en casa de Juan Aloguín. El zaragozano desayunó, cogió su mochila y se dirigió al garaje. Allí le esperaba su furgoneta; detrás, el remolque con uno de sus bienes más preciados, la Yamaha FX 1.800 cc. El piloto accionó la llave de contacto, respiró y enfiló la carretera. Por delante, 2.500 kilómetros, cuatro países y un sueño, un nuevo reto en su apasionada carrera en el mundo de la motonáutica: la última prueba del Campeonato de Europa.

Casi 24 horas de viaje, "y muchas paradas", separan Zaragoza la pequeña ciudad húngara de Levelek, a los pies de un amplio y bonito lago, no lejos de la frontera de Ucrania, país azotado por la invasión rusa. El veterano piloto, el ‘abuelo’ como le conocen cariñosamente en el circuito nacional e internacional, está "encantado" de vivir esta nueva experiencia. Pese a la "tremenda paliza" que supone llegar hasta Hungría tras haber atravesado Francia, Italia y Eslovenia para llegar a su destino.

"Para los equipos modestos, la prueba empieza en el mismo momento de la partida hasta el circuito; en mi caso, con un fatigoso desplazamiento que me llevará a hacer casi 5.000 kilómetros de ida y vuelta. Lo peor es la soledad del viaje. Pero esta es mi ilusión, es una manera de sentirme vivo, de correr, de conocer nuevos escenarios y pasármelo bien disfrutando con la moto en el agua", señala Aloguín en pleno viaje.

"Lo peor es la soledad del viaje. Pero esta es mi ilusión, es una manera de sentirme vivo, de correr, de conocer nuevos escenarios y pasármelo bien disfrutando con la moto"
Aloguín, con su furgoneta y remolque cerca en la frontera de Eslovenia
Aloguín, con su furgoneta y remolque cerca en la frontera de Eslovenia
J. A.

A sus 64 años, no hay "nadie" que le baje de la montura. "Es que sigo con ganas de dar mucha guerra", se justifica. Ningún piloto queda ya en activo de aquellos que en 1985 se iniciaban en las motos de agua. Bueno sí, uno: Juan Aloguín, casi cuatro décadas de profesión y más de mil carreras a sus espaldas. Uno de los pilotos con la licencia más longeva que sigue teniendo la confianza de la Real Federación Española de Motonáutica (RFEM), que ha apostado por el aragonés para el Gran Premio de Hungría, última cita del Europeo, en la categoría reina, GP1. Junto con Aloguín también está inscrito el joven piloto de Ibiza Álex Palau, quien con 19 años correrá en GP4.

La cita continental consta de cuatro carreras: Italia y Polonia fueron las dos primeras, a las que Aloguín no pudo acudir ya que aún no tenía la moto nueva, su Yamahala 1.800 FX 1.800 cc, 4 cilindros turbo y 400 caballos de potencia. Se estrenó en Portugal, en la localidad de Entre-Os-Rios, donde finalizó séptimo. "Mi objetivo es el podio. Siempre tengo esa ambición de pelear y luchar por los premios. Voy a darlo todo", afirma el aragonés, que ha construido un palmarés con medallas de todos los colores en Nacionales, Aragón, Copas del Rey, Mundiales, Europeos y ha encadenado derrapajes por todo el mundo.

"Mi objetivo es el podio. Siempre tengo esa ambición de pelear y luchar por los premios. Voy a darlo todo"

Este jueves están programadas las verificaciones técnicas, tanto de la moto como del material de seguridad del piloto. El viernes, 1 de septiembre, la actividad se traslada al agua con los entrenamientos libres, que darán paso la ‘Pole Position’ que decidirá la posición en la parrilla de salida. El sábado se disputarán dos mangas de 35 minutos más una vuelta y el domingo la tercera y última carrera. "Cruzaré los dedos para que la mecánica nos respete y nos lleve a buen fin", pide el aragonés, quien, sin apenas descanso, regresará a casa para abordar una semana después la segunda parada del Campeonato de España en Arcos de La Frontera (Cádiz).

La moto con el número 53 -recuerdo de la tienda de muebles de cocina Studio 53 que tuvo en Zaragoza- ya está lista y empapelada con las firmas que apuestan por su coraje: "Quiero agradecer a la Federación por el apoyo extraordinario que me está brindando este año, y al resto de patrocinadores que hacen posible esto". Y cerca de su corazón, la foto de su mujer, Ana, y de sus "tesoros", Irene y Juan. "Espero brindarles algún éxito. Ellos son los que más sufren, mi gran apoyo, los que me mantienen muy vivo", concluye.

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