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Jorge Gómez: "Me pusieron de portero porque nadie quería ponerse"

El guardameta internacional será un puntal del Balonmano Casademont Zaragoza.

Jorge Gómez no ha perdido el manejo de la bola.
Jorge Gómez no ha perdido el manejo de la bola.
Guillermo Mestre

La creación del Balonmano Casademont Zaragoza ha estimulado el único deporte que ha situado a un club aragonés en una final continental en el siglo XXI. Se anuncian grandes fichajes. Entre ellos, el regreso de Jorge Gómez Lite merece un subrayado.

¿Cómo de nuevo por aquí?

He estado toda la vida vinculado al balonmano. Me retiré de la Asobal después de la pandemia, jugando en el Huesca. Quería dedicarme absolutamente a mi despacho de abogados de Zaragoza.

¿Cuándo comenzó a picarle el gusanillo de nuevo?

Pasaron varias cosas en las últimas semanas. Por un lado, fui a ver la Copa Asobal en junio en Zaragoza. No había vuelto a estar en el pabellón desde hacía tiempo. Sentí algo muy especial, lo reconozco. También, me llamó Álex Egea, que va a ser mi entrenador y fue compañero anteriormente. También tuve otra oferta…

¿A pesar de haberse retirado?

Sí. De Málaga. Al final, me he decido por el Casademont.

También ha sido importante el presidente, Pablo Hernández.

Mucho. Me une una buena relación con él, aunque a veces hemos sido rivales.

Rivales en la pista...

Sí, en la pista, pues él fue portero de Asobal. Y también en los juzgados, pues también es abogado.

Entre tanta hipocresía y vanidad en el deporte de élite, no es sencillo dar con gente como Pablo Hernández.

La verdad es que sí. Yo le di mi palabra a Álex Egea antes del acuerdo con Casademont, pero la llegada de una firma de este impacto supone un respaldo enorme. Además, me quiero retirar con Zaragoza jugando en la élite.

El camino ha sido largo…

Comencé con ocho años. Mi padre (Chuchi Gómez Pitarch), jugaba en los veteranos del Plasneón. Yo estaba jugando en casa con los ‘playmobil’, y Olvi (presidenta del Plasneón), Carmelo Postigo y mi madre me animaron. Así comencé a jugar en Cristo Rey en un equipo mixto de benjamines. Después pasé a Moncayo en infantiles, y a Corazonistas después.

Muy pronto comenzó a destacar.

Si supiera que me pusieron de portero porque nadie quería ponerse…

¡Ja, ja, ja! Y desde juvenil, al equipo nacional.

Me llamó Fernando Barbeito. Había un equipazo: Jorge Maqueda, Niko Mindeguía, Luisfe Jiménez Reina, Adrián Crowley, Álvaro Ruiz, Adriá Figueras… Después vino también Pérez de Vargas, que tiene un año menos que yo.

¡De lujo!

Me llamó Zupo Equísoain para el Portland San Antonio. Después pasé por el Huesca con Txema Senosiáin. Fernando Bolea, que fue importante en mi carrera, me llevó al Guadalajara, donde también me entrenó después Mateo Garralda. Y después, al BM Aragón. Hablé con Óscar Mainer y pronto llegamos a un acuerdo.

¡Por fin, al BM Aragón!

Un día u otro teníamos que unir nuestros caminos. Fue en 2013.

¿Jugó con Álex Dujshebáev?

No, estuvo el año anterior. Es muy bueno. Nosotros también teníamos un equipo con mucho talento, con Demetrio Lozano, Toño Cartón, Amadeo… Los problemas no fueron deportivos.

En Logroño alcanzó su cima como jugador.

Fui titular en un equipo que fue subcampeón de Liga. Llegamos a jugar la Champions y todo. Recuerdo el día que le ganamos al PSG. En ese tiempo acabé la carrera. Estuve un año sin jugar.

Casi vuelve entonces a Zaragoza, en 2016.

Sí, pero al final no pude.

Ese día murió el BM Aragón, el día que la Asobal le dijo a Vicente Gracia Forcén que no podía inscribir a Jorge Gómez Lite.

¿Sí?

Se lo aseguro.

Después, estuve muy bien en las cuatro temporadas en Huesca. Ahora, todos queremos que Zaragoza regrese a la Liga Asobal. La afición se quedó huérfana hace tiempo. Y, sobre todo, los chavales necesitan referentes.

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