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Javier Lumbier, karateca invidente: "Gané el campeonato y era el único que tenía discapacidad"

Este zaragozano sufre retinosis pigmentaria y distrofia de conos, sin embargo, compite contra deportistas que no sufren ningún tipo de patología.

Javier Lumbier posa en el paseo de la Independencia.
Javier Lumbier posa en el paseo de la Independencia.
Toni Galán

Javier Lumbier es un ejemplo de superación. Las enfermedades que sufre, retinosis pigmentaria y distrofia de conos, le impiden ver, sin embargo, no son un obstáculo para cosechar éxitos en el deporte, que ha sido su fiel compañero desde niño. Comenzó con fútbol sala, después atletismo (estuvo a las puertas de ir a unas Paralimpiadas pero se lesionó) y ahora practica kárate kenpo. “Cuando sentía que la falta de visión me limitaba en exceso cambiaba de deporte”, sostiene este deportista de 36 años.

Lumbier tiene discapacidad visual desde que nació. “Lo mío fue genético, hereditario y desde chiquitín tenía el problema ya desarrollado lo único que tenía es resto visual y como la enfermedad es degenerativa, poco a poco ha ido avanzando progresivamente hasta que se ha quedado en ceguera”, subraya. La patología se volvió “más agresiva” cuando tenía 30 años. “De pequeño y adolescente, podía hacer más o menos una vida normal. Cuando empecé a trabajar fue cuando ya la enfermedad fue un poco más agresiva y con la treintena fue cuando perdí prácticamente toda la visión”, reconoce.

El deporte siempre ha sido una terapia para Lumbier y ahora, su pasión son las artes marciales. A pesar de que empezó hace tan solo cuatro años, ya ha conseguido sus primeros éxitos. “Gané el campeonato de España en Torrejón de Ardoz tanto en la categoría de kata manos vacías como en kata con armas y era el único que tenía discapacidad”, sostiene Lumbier, que se siente más que orgulloso de lo conseguido. Las dos medallas doradas que cuelgan de su cuello son la muestra de su trabajo. De lunes a sábado se levanta a las 5.30 de la mañana para entrenar. “Es el momento del día que tengo porque después tengo que ir a trabajar al quiosco de la Once de Delicias - tiene que acudir tanto por la mañana como por la tarde- y por la noche me gusta estar con mi hija porque es el único momento que puedo. Mi mujer le lee un cuento antes de ir a la cama, yo solo me lo puedo inventar. Después nos tumbamos, hablamos un poco y a dormir”, subraya.

Javier Lumbier posa en el paseo de la Independencia.
Javier Lumbier posa en el paseo de la Independencia con sus medallas de campeón de España..
Toni Galán

David Buisan, su entrenador, es un miembro más de la familia. “Yo le enseño técnica, pero él me enseña filosofía de vida y para mí es un gran maestro de vida”, apunta. Lumbier comenzó a hacer kenpo hace tan solo cuatro años, sin embargo, se ha convertido en un indispensable en su vida. “Me lo da todo. Me recupero de los problemas y de las ansiedades con este deporte. En la pandemia es lo que me ha salvado. Para mí moverme es lo que me da vida. Hemos estado tres meses encerrados en casa y yo no he parado de entrenar”, recuerda.

Buisan entrena a Lumbier dos veces por semana. No solo a él, sino que tienen un grupo de 16 personas. “No uso ni silbatos ni cascabeles para practicar con él”, asegura el entrenador. “Muchas veces me guío por la intuición y por las horas. Me dicen, por ejemplo, tienes que ponerte en la posición dragón a las seis o en tigre atrasado a las nueve mirando con la cabeza hacia la derecha. A veces me corrige las manos y la clave está en repetirlo una y otra vez”, reconoce el karateka. “Mi memoria no es visual, evidentemente. Mi memoria es muscular por el movimiento, entonces yo los hago y al final automáticamente se me queda en la cabeza”, explica.

"Gané el campeonato y era el único que tenía discapacidad".

Lumbier se siente “especialmente” agradecido tanto con su entrenador como con sus compañeros. “Cuando tenemos que correr, inmediatamente viene un compañero a darme la mano para ayudarme y cuando hay que hacer parejas para un ejercicio tampoco tardan en aparecer a mi lado. Soy el único que tiene discapacidad visual”, asegura. Buisan insiste en que es emocionante entrenar con este deportista. “Javier es pura voluntad, constancia y evolución”, define el entrenador.

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