Palabra de Extremo, 'b.boy' zaragozano: "Mentiría si dijera que no aspiro a estar en los Juegos Olímpicos"

El cofundador de Circle of Trust, que sigue en activo como bailarín y coreógrafo, tiene la formación y experiencia necesarias para optar a ser juez de 'breaking' en París 2024

Extremo se marca una pose de 'breaking' en su local de entrenamiento de Zaragoza.
Extremo se marca una pose de 'breaking' en su local de entrenamiento de Zaragoza.
Guillermo Mestre

El zaragozano Alberto Pardo, bailarín del 81, también responde por Extremo (el mote de b-boy le viene desde chaval, por ser obsesivo en el trabajo) y es uno de los profesionales más avezados del ‘breaking’, nueva disciplina olímpica en los Juegos de París dentro de dos años. Vaya por delante la puntualización terminológica: el ‘breaking’ es lo que el mundo conoce como ‘breakdance’, término erróneo para los puristas. “Para nosotros es importante que se use el término correcto; es un debate abierto desde que se confirmó lo de los Juegos. El propio hecho de que sea olímpico es motivo de discusión; hay muchos que piensan que se pierde la esencia del ‘breaking’ al entrar en esa plataforma, pero personalmente creo que la esencia se puede cuidar en cualquier contexto, en todos los caminos”.

“A los 16 años -apunta Extremo- ya me encantaban las acrobacias , la música negra y la cultura hiphop. La primera vez que vi a gente bailando breaking fue en unas vacaciones, y ahí mismo me di cuenta de que aquellos reunía todo lo que me interesaba. Empecé a practicarlo en casa sin tener ni idea, y sin saber que había unos cuantos b-boys y b-girls en mi ciudad. Tiraba de grabaciones nocturnas en VHS de la MTV, improvisaba… un día supe que en el Pasaje Goya había gente bailando de manera habitual, los Zaragoza Electrobreakers; era un grupo cerrado y me costó ganarme su confianza, pero fui constante y me aceptaron; iba a diario a verles, y fueron ellos los que me enseñaron la relevancia que tenía el ‘breaking’ en toda España”.

Su primer campeonato como espectador fue en el 99, en Barcelona. “Allá estaban los Barcelona Addictos, unos cracks que competían en todo el mundo. Un año después fui a competir allá al Battle of the Year, en la sala Apolo; ese día les causé impresión, llevaba años entrenando todas las horas del mundo, desarrollando un estilo propio, y los Addictos me ofrecieron empezar a entrenar con ellos. De ahí en adelante empecé a viajar por toda Europa y algún otro punto del mundo con ellos. Fueron seis años sin parar junto a este grupo, aunque no me mudé por completo a Barcelona, iba y venía”.

Alberto Pardo es el b-boy Extremo.
Alberto Pardo es el b-boy Extremo.
Guillermo Mestre

Extremo puntualiza que “mis padres desconfiaban al principio del ‘breaking’ como modo de vida, pero me dieron un año para que aparcase la Filología Inglesa en la universidad y me centrase en el baile, que definitivamente empezó a ser una actividad rentable; además, nos contrataban grandes marcas para promos y eventos. Cuando empecé a ganarme la vida bailando, les convencí y me apoyaron para que siguiese”.

Cuatro años bailando con Amargo

La experiencia profesional de Alberto Pardo tomó una deriva inesperada a principios de milenio al ser reclamado por la compañía de Rafael Amargo. “Duré cuatro años allá como parte de su elenco, desde el año 2004. Una experiencia tremenda, viajando por todo el mundo en teatros impresionantes, de Tokio a Buenos Aires o las grandes ciudades italianas. Crecí como artista y también como persona, con un buen sueldo; además, no dejé el ‘breaking’, seguía bailándolo con la gente local allá donde fuera; alguna huella dejé, porque luego me han contactado de muchos puntos para decirme que les enseñé nuevos movimientos y rutinas de trabajo, especialmente en Italia ; tenía dos o tres sellos propios en las posturas o ‘freezes’, como decimos nosotros”.

Desde 2001, Extremo comenzó a ejercer de juez en diferentes eventos. “Debuté en Suiza, cuando el tema no estaba muy profesionalizado. Ahora tengo título para ejercer en el circuito olímpico, y estoy trabajando bastante en este tema. Al mismo tiempo creé con otros compañeros la compañía Circle of Trust en Zaragoza, que este año cumple su vigésimo aniversario, algo que celebramos con una obra, ‘Suirrealismo’, ya estrenada en el País Vasco y que esperamos traer aquí, además de mostrarla en la Feria de Huesca muy pronto”.

Circle of Trust empezó como algo no profesional. “Era un agregado de gente con sueños e ilusiones compartidas, pero tras un primer trabajo remunerado empezamos a movernos. Estuvimos tres años animando los partidos del Basket Zaragoza, hoy Casademont, de hecho. También comenzamos a crear obras de teatro junto a una compañía vasca. Traté de ir compatibilizándolo todo y en eso sigo; ahora compito menos, aunque sigo en activo y, de hecho, bailo igual o más que antes. 

Los recuerdos se agolpan en la memoria del profesional zaragozano. "En el año 2004 estuve en el primer Red Bull BC One, representando a España entre los 16 mejores 'breakers' del mundo; ahora ya no estoy a ese nivel como competidor, pero el breaker no tiene fecha de caducidad; la sociedad no ve bien que alguien de 40 años se dedique a esto, pero nuestra especialidad valora lo distinto como algo mejor, puedes evolucionar y no estás obligado a hacer ciertos elementos. Quizá no haga las acrobacias que me permitía con 20 años, porque las rodillas no están como entonces, pero puedo hacer movimientos muy visuales y aplicar el dominio escénico adquirido tras muchos años; eso también puntúa mucho. Es una especialidad dura, muy exigente y explosiva, que castiga las articulaciones, pero uno se puede reinventar: rendirse, jamás”.

Los Juegos Olímpicos en París

Cuando se confirmó la presencia del ‘breaking’ en el programa olímpico, saltaron las chispas desde muchos focos. “La motivación viene de muchos sitios, y será más fácil ganarse la vida con esto si figura en los Juegos; es bueno para las próximas generaciones. Somos artistas, bailarines, en un escenario deportivo con formato de competición; hay un sistema de juicio que puede reflejarse con estadísticas, luego es perfectamente justo que esté en la competición deportiva más grande del mundo. Habrá gente de casi 40 años junto a chavales de 18, y será genial, un soplo de aire fresco para los propios Juegos”.

Hay cuatro elementos en cada rutina: 'top rock', 'footwork', 'power moves' y 'freeze', y las salidas de cada b-boy y b-girl no suelen durar más de un minuto. Además, la música es sorpresa: cuando sale el ‘breaker’ no sabe lo que va a sonar, y debe improvisar movimientos y desempeño. 

Extremo recalca que ser olímpico no supone una traición a la esencia del 'breaking'. “El ambiente cambiará, claro, pero la emoción será genuina, y no se trata ahora de hacer ejercicios de gimnasia pura llenos de acrobacias, se juzgan muchas cosas en una salida de ‘breaking’ además de la fuerza y el equilibrio. Hay circuitos nacionales que preparan las escenas de cada país para los Juegos; a través de la World Sports Dance Federation (WSDF) se mira a París 2024 y luego a Dakar 2026, con motivo de los Juegos Olímpicos juveniles. Tengo dos alumnos enfilados para allá. Y Los Ángeles 2028 está en el horizonte, claro”.

El zaragozano aspira a ser juez en la cita parisina; tiene el título Trivium que le faculta para juzgar internacionalmente, y ya ha sido juez en ese nivel: concretamente, en el Mundial de París el pasado mes de diciembre. “Ahora voy a los World Games de Alabama, y mentiría si dijera que no aspiro a estar en los Juegos Olímpicos en esta función. También estoy en el comité nacional de jueces junto a un antiguo compañero de Addictos; hay una b-girl, Jess, que tiene el título 3fold y acumula muchas papeletas para seguir progresando y juzgar en París”.

El cofundador de Circle of Trust, que sigue en activo como bailarín y técnico, tiene la formación y experiencia necesarias para optar a ser juez de 'breaking' en París 2024
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