El llamado cardio o las rutinas de resistencia ayudan a trabajar la capacidad cardiovascular del cuerpo a la vez que se suman a la quema de calorías. Tener un corazón fuerte y sano es importante para llevar un estilo de vida saludable y bien es cierto que incorporar este tipo de ejercicios a nuestra semana deportiva no podrá reportarnos más beneficios. 

Pero al igual que no nos lanzamos en el gimnasio a por una pesa antes de saber cómo utilizarla, tampoco deberíamos salir a entrenar cardio sin conocer antes un par de conceptos, como los relacionados con la frecuencia cardíaca. La frecuencia cardiaca son las pulsaciones, es decir, el número de veces que nuestro corazón se contrae en un minuto. 

¿Por qué es importante conocer este concepto? Porque encontrar el rango de pulsaciones ideal para nosotros cuando hacemos cardio significará, por ejemplo, encontrar la manera ideal para optimizar la quema de grasas. O, también, nos servirá para mejorar y aumentar nuestra capacidad de esfuerzo.

Desde la Fundación del Corazón apuntan que conocer la frecuencia cardíaca es útil para controlar la intensidad del ejercicio aeróbico. Lo ideal es disponer de una prueba de esfuerzo con análisis de los gases respiratorios (ergoespirometría) y así asociar un valor de frecuencia a los umbrales y VO2 máximos. Pero si no se tiene acceso a este tipo de prueba, habrá que calcular la frecuencia cardíaca, no sin antes conocer algunos conceptos.

Frecuencia cardíaca máxima: cómo calcularla

Así, otro concepto que nos ayudará a entrenar mejor y optimizar el deporte es, además de las pulsaciones, la frecuencia cardíaca máxima. La frecuencia cardiaca máxima representa el número máximo de latidos por minuto que puede alcanzar el corazón en un esfuerzo máximo. Este valor puede ser de utilidad, por ejemplo, para calcular la intensidad al realizar ejercicios aeróbicos.

Por otro lado, la frecuencia cardiaca máxima teórica es un cálculo para estimar el concepto anterior si no tenemos un valor real medido en un test de intensidad máxima. Es útil para saber en qué rango de pulsaciones debemos movernos y cuándo alcanzaremos nuestro esfuerzo cardíaco máximo. Este valor teórico tiene limitaciones, apuntan desde la Fundación, pero es mejor tener un cálculo estimado que ninguno.

Las formas más comunes para calcular la FCmáx son restar la edad a 220 en el caso de los hombres y a 226 en el caso de las mujeres, todos no deportistas. Para deportistas, el valor se averigua con esta fórmula: 208 – (0,7 x edad), independientemente del sexo. 

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