baloncesto

El Casademont Zaragoza reforzará la plantilla con un nuevo jugador

El club aragonés está en conversaciones con diferentes entrenadores, entre ellos Dragan Sakota, y reforzará la plantilla con el fichaje de un anotador.

Jaume Ponsarnau, en su último partido con el Casademont Zaragoza.
Jaume Ponsarnau, en su último partido con el Casademont Zaragoza.
Esther Casas

La contratación de un nuevo entrenador no será suficiente. Además del cambio en el banquillo, el Casademont Zaragoza también reforzará la plantilla con el fichaje de un nuevo jugador que se distinga, especialmente, por su capacidad de anotación, su habilidad para fabricarse sus propias canastas y su personalidad para asumir responsabilidades; y que aporte con inmediatez, desde el primer día, para incrementar las prestaciones de un equipo que se encamina irremediablemente a la Liga LEB. Su llegada conllevará la salida de un jugador, tal y como sucedió anteriormente con Kenan Sipahi y Jamel McLean, quienes abandonaron el club, una vez iniciada la temporada, señalados por su bajo rendimiento.

El director deportivo de la entidad, Toni Muedra, ya hace semanas que escarba en diferentes competiciones por si surge una oportunidad de mercado, al mismo tiempo que trabaja en la incorporación de un nuevo técnico con el que iniciar la reacción. El Casademont ha entablado conversaciones con diferentes entrenadores, entre ellos el serbio Dragan Sakota.

En este sentido, el club aragonés despidió a Jaume Ponsarnau el pasado domingo, después de sufrir un nuevo oprobio en el pabellón Príncipe Felipe, en esta ocasión frente al Tenerife (62-77). Anteriormente, el Casademont había perdido en la pista del Manresa (94-73), lastrado por un segundo cuarto desalentador; y también había claudicado ante el Gran Canaria (76-86), sometido por la notable contribución de Nico Brussino y el devastador acierto de John Shurna, quien finalizó la contienda con 24 puntos anotados, con 6 de 9 en los lanzamientos triples.

Esas tres derrotas consecutivas, muy perniciosas, se caracterizaron por la negativa imagen del equipo, tanto en defensa como en ataque, y por también por la indolente actitud de algunos jugadores. Los argumentos de la plantilla no acaban de forjar un grupo sólido, competitivo y solvente, donde el aspecto colectivo prime sobre las individualidades; de ahí que se haya optado, finalmente, por la contratación de un nuevo entrenador que subsane el enfermizo aspecto del grupo. De hecho, Toni Muedra se incorporó al club aragonés el pasado 8 de febrero, como sustituto de Pep Cargol, y llegó entonces avalado por una trayectoria exitosa y un perfil muy definido: fiel a su carácter inconformista, considera que un equipo profesional está obligado a vaciarse sobre la pista, a dar siempre el máximo, independientemente del escenario y el rival. No admite relajación, ni desconexiones, si el mínimo síntoma de dejadez.

Muedra tiene ante sí un escenario de muy difícil manejo: necesita acertar ahora en sus dos próximas decisiones, porque el camino hacia la salvación presenta en la actualidad numerosos obstáculos. Todo ello, con las limitaciones financieras que azotan al club, y en un mercado muy restringido. El director deportivo, en este sentido, siempre ha trabajado sobre unas consignas inquebrantables. Y quiere jugadores con carácter, compromiso, energía, implicación, ambición y entusiasmo, y que primen siempre el colectivo por encima de las individualidades.

Las carencias de la plantilla son evidentes. Es un conjunto vulnerable, con importantes problemas de índole estructural. El equipo es un mosaico desilusionante de jugadores. Los bases, que tienen dificultades para anotar, tampoco están acertados en la dirección –la edad y la fatiga no perdonan–; en el juego interior faltan rebotes, envergadura y capacidad de intimidación; y en ataque, el equipo depende casi siempre de las ocurrencias de Adam Waczynski, Deon Thompson, Matt Mobley, Dino Radoncic o Jordan Bone. Todo se reduce a impulsos individuales.

Sin embargo, la elección crítica atiende al entrenador. La escuadra aragonesa se halla en una situación inquietante, cuando únicamente restan 11 partidos para el término de la competición regular. Una sola victoria le separa de las posiciones de descenso a la Liga LEB Oro, tras haber capturado el triunfo en ocho de sus 23 compromisos, y ya no existe margen de error. Mientras se concreta la llegada del nuevo inquilino del banquillo, Aleix Durán –hasta ahora segundo entrenador–, dirigirá al conjunto aragonés, con Sergio Lamúa y Nacho Juan como asistentes.

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