juegos olímpicos

El ‘jaqués’ Lucas Eguibar, con la medalla olímpica entre ceja y ceja

El donostiarra, una de las principales bajas españolas para subir al podio en los Juegos y que pasó su infancia en el Pirineo aragonés, compite la próxima madrugada en snowboard cross.

El 'rider' vasco Lucas Eguibar
El 'rider' Lucas Eguibar
Efe

No firmaría un bronce como el que logró Regino Hernández hace cuatro años, su ambición es máxima. Dentro de la delegación española Lucas Eguibar es una de las mejores bazas, para colgarse una medalla en los Juegos de Pekín que se están celebrando en Pekín. Vigente campeón del mundo de snowboard cross (SBX), la próxima madrugada, a las 4.15, tomará su tercera salida en unas Olimpiadas. En Sochi 2014 fue séptimo, en Pyeongchang 2018, 33º y ahora está decidido a estar entre los tres mejores. “Estoy tranquilo, en cada carrera y en cada bajada puede pasar cualquier cosa, tengo bastante estudiado el circuito y pase lo que pase voy a estar luchando”, aseguró este miércoles, día en el que ha cumplido 28 años.

Las velas que van de los once a los quince años el donostiarra las sopló en Jaca. Allí pasó parte de su infancia y adolescencia dentro del programa Esquí-Estudio del colegio Escolapios, el mismo por el que han pasado otros olímpicos como Javier Fernández, Leyre Morlans y Andrea Casasnovas. Formó también parte del Mayencos y entrenó especialmente en Astún y Candanchú; después también ha tenido vinculación con el grupo Aramon. Aunque comenzó en esquí alpino, allí fue también donde se introdujo en el mundo del snowboard de la mano del entrenador Gorka Lizaso. Pronto se vio que tenía maneras de campeón y cambió el Pirineo por los Alpes, aún así, según el mismo afirma, siempre que piensa en nieve le viene a la mente Jaca.

En aquella época también tuvo a su lado a su hermano mayor Nico, cuya carrera se vio truncada por un accidente de moto que le dejó secuelas cerebrales en el habla y la movilidad. La fatalidad y el espíritu de lucha mostrado desde entonces por Nico sirve de estímulo a Lucas.

Uno de los lastres a lo que está teniendo que hacer frente son las molestias de espaldas, aunque se encuentra “mucho mejor físicamente”. “Sigo con dolores y competiré con dolor, pero es más llevadero”, confiesa. Parte importante de ese alivio es responsabilidad de su fisioterapeuta, el jaqués Mateo Szul.

A la cita llega al alza. En noviembre se deslizó por el mismo trazado que lo hará ahora quedando 22º. Por entonces, los problemas físicos le entorpecían, pero ya en sus últimas actuaciones ha demostrado atravesar por un mejor momentp. En diciembre, también dentro de la Copa del Mundo, ya fue tercero en Cervina y a finales de enero fue quinto en Cortina d’Ampezzo.

El circuito no le acaba de convencer porque penaliza en un par de curvas de la bajada a los que, como él, llevan el pie derecho delante en la tabla. La circunstancia, de todos modos, le da “más ganas para demostrar que estamos aquí porque he trabajado mucho y para dar un golpe encima de la mesa”. Entre sus principales rivales coloca al austriaco Alessandro Haemmerle, al alemán Martin Noerl y al canadiense Elliot Grondin.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión