baloncesto

El Casademont afila el colmillo

En apenas semana y media, el equipo de Ponsarnau ha cambiado su rostro. Ha pasado de ser un bloque vulnerable a exhibir carácter ganador.   

Casademont Zaragoza-Baskonia.
Casademont Zaragoza-Baskonia.
Toni Galán

Cómo cambia todo en semana y media… El mismo equipo que el 18 de diciembre visitó Andorra en puestos de descenso, deprimido por su falta de carácter competitivo, este martes abandonó el Príncipe Felipe aclamado por su gente. Entre medias, dos partidos que pueden voltear el sino de la temporada; dos partidos, ante el Morabanc (83-92) y el Bitci Baskonia (97-79), en los que el Casademont ha vuelto a creer.

La victoria en el Principado redescubrió un camino, el del sosiego, oculto durante semanas y semanas. La del martes por la noche, ante uno de los conjuntos más potentes de Europa por más que compareciese sin su entrenador, demostró que se puede disfrutar del recorrido; que no hay nada como divertirse interpretando el juego que dibuja Jaume Ponsarnau.

Ha costado, pero parece que el técnico catalán empieza a dar con lo que busca. Jordan Bone (15 puntos y cuatro asistencias ante Baskonia) y Omar Cook (ocho asistencias) han aportado clarividencia y lucidez a la dirección; Yusta, Font, Radoncic y Waczynski, con su dinamismo, están haciendo olvidar la sensible baja de Okoye en el alero; y Mobley incluso ha dado un paso al frente sin el nigeriano al lado.

Por primera vez en la temporada, la aportación coral está por encima de cualquier nombre, de cualquier ausencia, de cualquier pretexto que se quisiese usar para justificar el bajo rendimiento de la plantilla hasta la fecha.

Frente al Baskonia, el Casademont exhibió talante ganador. Castigó el desconcierto de un rival sin dirección y marcó bien los tiempos que exige este particular deporte. Ni siquiera los más agoreros vieron peligrar el triunfo al final. Y eso, teniendo en cuenta los precedentes vividos, dice mucho de la serenidad con la que se afrontaron los instantes decisivos.

En el Príncipe Felipe habíamos tenido hundimientos, pero hoy hemos encontrado la forma de mantenernos”, reconoció al término del encuentro el propio Jaume Ponsarnau, en un discurso en el que, al fin, después de varios meses en los la palabra “construcción” siempre estuvo en su boca, situó al equipo “cerca” de lo que pretende de él.

“Se notaba que estábamos con más confianza y con esencias de lo que queremos ser. El equipo se encuentra en el camino de encontrar sus límites”, declaró el preparador de Tárrega, al concluir un compromiso en el que el Casademont ofreció guarismos notables en todas las facetas del juego.

El cuadro zaragozano sobresalió por su acierto en el lanzamiento, con una eficacia del 67% en tiros de dos (la media de la temporada se sitúa en el 54%) y del 39% en triples (la media está en 34%). Solo los errores desde la línea de tiro libre empañaron en cierto modo una noche que, más allá de la puntería exterior, también puso de manifiesto el paso al frente de los encargados de cubrir la pintura.

Hlinason es un jugador distinto al de hace semanas. El gigante islandés ha vuelto a ser temible en ataque gracias a los nuevos socios en el bloque directo (Bone y Cook, fundamentalmente) y en defensa continúa liderando, junto al renacido Deon Thompson, la estadística de rebotes.

Ambos firmaron una destacada actuación frente al Baskonia, y de su progresión dependerá, en buena medida, el límite en el que pueda situarse el crecimiento de un Casademont Zaragoza que ha empezado a afilar su colmillo. La próxima presa debe ser el Unicaja. 

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