Jesús Vallejo, Teresa Perales y Sergio Ibáñez escribieron este verano su nombre en letras de plata en los Juegos Olímpicos de Tokio. Exponentes del deporte regional, conquistaron tres preseas de máximo nivel, que les confirman como referentes absolutos en la élite del deporte internacional: los Juegos Olímpicos y Paralímpicos. Vallejo, de hecho, se convirtió en el noveno medallista olímpico aragonés. El zaragozano hizo historia al obtener la medalla de plata en la categoría masculina de fútbol. La final, jugada ante la legendaria selección de Brasil, acabó con un resultado de 2-1. Así, el combinado español, dirigido por Luis de la Fuente, subió al segundo puesto del cajón de los Juegos de Tokio 2020. 

El apellido Vallejo se unía así al de los otros ocho aragoneses que anteriormente habían conseguido metal en una Olimpiada. La última había sido la waterpolista Andrea Blas, que logró la medalla de plata en los Juegos de Londres 2012. El primero, José María Esteban Celorrio, plata en el k-4 español de Montreal 1976. Junto a Vallejo, otros cuatro aragoneses compitieron este verano en los Juegos de Tokio: Begoña García cayó eliminada con la selección femenina de hockey en cuartos de final; el atleta Carlos Mayo obtuvo una meritoria decimotercera posición en la prueba de 10.000 y no pudo competir en 5.000 por lesión; el bilbilitano Pablo Abián se despidió de Tokio con honor en la disciplina de bádminton al perder ante Long Chen, quien a la postre obtuvo la medalla de plata, y Cristina Ouviña perdió en los cuartos de final ante la potente Francia, rozando las preseas en baloncesto.

En total, la representación española conquistó 17 medallas –las mismas que en Río 2016 y solamente una menos de las conseguidas en Londres 2012–, pero sumó únicamente tres oros, la peor cifra desde que se transformó el deporte en España coincidiendo con los Juegos de Barcelona. Tan solo tres campeones olímpicos, lejos de los trece de la cita de 1992 y de los siete que hubo hace cinco años en Río. Cifras que podrían haber aumentado de no haber sufrido las bajas inesperadas de Carolina Marín o Rafa Nadal antes de viajar a la cita olímpica, o las de Jon Rahm y Orlando Ortega ya a punto de comenzar su participación en Tokio. Brillaron con luz propia Alberto Ginés, en escalada, Gálvez y Fernández, en tiro olímpico y Teresa Portela, en piragüismo.

Semanas después y también marcados por la covid-19, Tokio acogió los Juegos Paralímpicos, donde brilló con luz propia Teresa Perales. La aragonesa se presentó a la cita muy alejada de su mejor versión, mermada por una lesión en el hombro izquierdo sufrida en mayo en Portugal, durante su participación en los Campeonatos de Europa, que condicionó considerablemente su preparación para los Juegos Paralímpicos de Tokio. Pese a todos los contratiempos, la aragonesa compitió en cuatro pruebas, con un balance de una medalla de plata (50 metros espalda) y tres diplomas (100 metros libres, relevo 4x50 mixto y 4x100 mixto). Unos problemas de salud le mantuvieron ingresada varios días en Tokio, primero, y en Madrid, después. Ya recuperada, recibió octubre el premio Princesa de Asturias de los Deportes 2021, un reconocimiento a su carrera de leyenda.

Además de Teresa Perales, hubo otros tres representantes aragoneses en la cita japonesa: Sergio Ibáñez, en judo; María Delgado, en natación; y Eduardo Santas, en ciclismo. Ibáñez se colgó la medalla de plata, en la categoría de -66 kilos, tras completar una actuación sobresaliente que mereció una recompensa todavía mayor. El aragonés, de hecho, también fue superior a su adversario en la final, en el combate definitivo, que se resolvió en el punto de oro. Sin embargo, una controvertida decisión de los jueces privó al zaragozano de la victoria, que fue para el uzbeco Uchkun Kuranbaev.

Por su parte, Delgado finalizó su participación en Tokio con tres diplomas paralímpicos (cuarta en 100 espalda, quinta en 100 estilo libre y sexta en 400 estilo libre); mientras que el ciclista Eduardo Santas lo hizo con dos diplomas, al haber sido cuarto en pista, en la prueba de persecución individual, y quinto en ciclismo de ruta, en la contrarreloj.

Éxitos más allá de los Juegos

Además de en los Juegos Olímpicos, los deportistas aragoneses han brillado con luz propia en multitud de campeonatos y torneos nacionales e internacionales. Y en múltiples disciplinas. Carlos Mayo fue campeón de España de 5.000 metros y de campo a través, un éxito absoluto al que siguieron muchos de las nuevas generaciones de atletas. Pol Oriach, David Cartiel, Sergio del Barrio, Daniel Osanz, Eduardo Menacho, Mireya Arnedillo, Natalia Sainz, Laura Pintiel, Inés Arqued... todos ellos destacaron en un año que también ha estado marcado por la lesión de la prometedora Salma Paralluelo. El porvenir del atletismo aragonés es brillante.

Además, María Eizaguerri consiguió el Nacional sub-18 de ajedrez. Esther Briz fue campeona del mundo de remo en diferentes modalidades. La escaladora María Laborda amplió su prometedor palmarés en la Copa de Europa de velocidad. Raquel Roy fue plata en el mundial de kata por equipos. Babacar Seck siguió coleccionando competiciones de altura. La esquiadora Celia Abad fue campeona de España de supergigante. Inés Bergua deslumbró en el Mundial de gimnasia rítmica. El CH Jaca ganó la Copa del Rey y Alberto Puyuelo fue plata en el campeonato de España de maratón. Grandes éxitos que confirman la buena salud de los deportistas aragoneses.

El adiós de Gasol, el amarillo de Pogacar y las lecciones de Conchita

El año que se apaga dejó también el adiós de –quizá– el mejor deportista español de todos los tiempos: Pau Gasol. El catalán puso fin en octubre a más dos décadas de trayectoria que engrandecieron el baloncesto. Una figura icónica con una trascendencia mayúscula y llena de éxitos y títulos que se terminó tras su participación en los Juegos, su quinta cita olímpica. También dijo adiós Valentino Rossi, icono y leyenda del motociclismo, ganador de nueve títulos mundiales y referencia para las nuevas generaciones.

Nuevas generaciones que en el ciclismo lidera, por derecho propio, Tadej Pogacar. El esloveno, de 22 años, abrió una página de oro en la historia del Tour de Francia al adjudicarse en París su segundo título consecutivo, un logro que a su edad no fueron capaces de conseguir leyendas como Eddy Merckx y Bernard Hinault. Un juvenil al que no le pesa el maillot amarillo. Ganó con la prenda y el carácter del líder las dos etapas de montaña en Pirineos, venciendo también la clasificación de la montaña y de los jóvenes. Tampoco pudieron Merckx e Hinault lograr algo semejante.

Otro joven –24 años– con un porvenir brillante es Max Verstappen, que conquistó el Mundial de Fórmula 1 en una temporada marcada por su espectacular mano a mano con Lewis Hamilton y por la vuelta al circuito de Fernando Alonso. Enrolado en el equipo holandés CRG, Verstappen corrió en Zuera en 2011 (21 al 24 de junio) en el CIK FIA Campeonato de Europa de KF3 (acabó 14º) y las WSK Euroseries KF3 júnior (5º), certamen en el que se llevaría el título por segundo año consecutivo.

En el tenis, en un año marcado por los triunfos de Novak Djokovic –ya igualado a 20 grandes con Nadal y Federer– y la muerte del eterno Manolo Santana, ha destacado también sobremanera el resurgir de Garbiñe Muguruza. En noviembre conquistó el título de Maestra al vencer las Finales de la WTA. De la mano de la aragonesa Conchita Martínez, Garbiñe ha vuelto a su mejor versión competitiva, alzando también los prestigiosos trofeos de Dubái o Chicago.

También el 2021 consagró a otro icono del deporte español: Jon Rahm. El vasco cerró el año como número uno del mundo y con el trofeo del US Open en la vitrina. Solo la covid le impidió ampliar en Tokio su palmarés.