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Induráin: "Hay que ser generoso en el éxito, el egoísmo no da victorias"

El legendario ganador de cinco ediciones del Tour acudió a 'la Movember' de Zaragoza.

Induráin, con la bici del equipo Banesto, en Zaragoza.
Induráin, con la bici del equipo Banesto, en Zaragoza.
Guillermo Mestre

Maradona, Jordan, Nadal… Hay apellidos en el deporte que lo dicen todo, que no necesitan de glosa explicativa, de preámbulo. Sin preámbulos, Induráin.

En Zaragoza, en ‘La Movember’.

Me llamó Carlos Hernández y tenía que venir a este encuentro, una charla para concienciar sobre temas de salud del hombre, como el cáncer de próstata y de testículo, además de la depresión y el suicidio. También andaré en bici unos kilómetros (ayer, la Ruta de Goya, 96 kilómetros). Tenemos que intentar aportar a la sociedad.

La última vez que dormí al raso fue por su culpa...

Cuando eres joven, es bueno dormir al raso, curte (sonríe).

Allí, en Hautacam, una cabezada en un ribazo, esperando a que pasaran usted y Fernando Escartín en la mañana siguiente.

Fue un tiempo muy bonito el de los cinco Tours...

Y las etapas que dejó de ganar por ser solidario.

Hay que ser generoso en el éxito, el egoísmo no da victorias.

Fue un fenómeno social. Nos quitó hasta el verdadero deporte nacional español: la siesta.

Entonces, en pleno julio, no había más deportes. La temporada de fútbol había acabado y los otros deportes no habían empezado.

¿Cómo se salta del anonimato a la cima?

Curiosamente, empecé haciendo atletismo en el colegio, en Larraona, en Pamplona. Incluso competí en el programa de televisión ‘Torneo’. Hacía 400 metros. Luego, probé medio fondo, vallas, hasta pértiga. Incluso jugué al fútbol y al balonmano en el Beti Onak, y a pelota… Al final, mi padre me compró una bici y...

¿Cuándo vio que podía hacer historia en el deporte?

En 1983, cuando gané el Campeonato de España, comencé a dedicarme muy en serio.

Llegó a ser líder de la Vuelta a España en 1985.

Quizá mantenga aún la condición de líder más joven de la Vuelta. Después, hice siete Vueltas a España y no gané ninguna. La verdad es que la Vuelta era en abril, y no me va muy bien esa época.

Siempre le fue mejor en julio, cuando pega la calor…

Sí, además, en primavera sufro alergia y el frío no me gusta.

¿Tenía alergia?

Sí, al polen.

¿Cauterets significó el origen de la leyenda?

Ese día gané porque me mandó atacar Perico... Antes, el Tour de Porvenir, la Volta a Catalunya… El día que le gané la etapa reina a Lemond en Luz Ardiden fue importantísimo. Me centré en las grandes vueltas. En Luz Ardiden vi que también podía ganar en montaña.

Otra etapa mítica: Luxemburgo.

Luxemburgo fue una contrarreloj dura, muy exigente. Las diferencias fueron muy grandes.

¡Qué lijada! Estaba tan fuerte usted, que habría ganado hasta con la bici del cartero…

El recorrido era muy duro, y el aire hizo la carrera más dura aún. Y cuanto más dura es, más diferencias hay, claro.

¿Qué corredor de su época le impactó?

Tuve buenos rivales: Chiapucci, Bugno... Bugno era mejor en carreras de un día, como mundiales, clásicas. Y también, Zulle, Rominger... Aunque a Rominger no le iba tanto el calor.

¿Y corredores posteriores o actuales?

Contador ha sido muy bueno… Pero a mí siempre me han gustado más los contrarrelojistas.

¿Es mejor el ciclismo de hoy que el su época?

Es mucho más internacional ahora. Antes estábamos en España o cerca dándole. Ahora vas a Australia, a Canadá…

¿Quién le gusta ahora?

Valverde es un ‘crack’.

Si casi tiene sus años... ¿Cómo puede competir Valverde a tope a su edad (41 años)?

Porque tiene calidad e ilusión.

¿Roglic, Pogacar…?

Sí, claro.

Pero el mito sigue siendo usted...

Ya ve, en Zaragoza y cierro temporada, que hace mucho frío en Pamplona...

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