Cuando la presión humaniza a los dioses del Olimpo: el caso de Simone Biles

Los psicólogos explican que al acercase la competición, "cambian aspectos concretos del funcionamiento personal y psicológico, como por ejemplo el enfoque o manejo de atención".

Tokyo 2020 Olympics - Gymnastics - Artistic - Womens Team - Final - Ariake Gymnastics Centre, Tokyo, Japan - July 27, 2021. Simone Biles of the United States in action on the vault REUTERS/Mike Blake[[[REUTERS VOCENTO]]] OLYMPICS-2020-GAR/W-TEAM-FNL
La gimnasta Simone Biles
MIKE BLAKE

La presión y el estrés han apeado a la gimnasta Simone Biles de su fulgurante carrera como diosa del Olimpo en Tokio 2020. El martes anunció su retirada de la prueba por equipos, pero este jueves tampoco estará en la individual. "Biles se ha retirado para centrarse en su salud mental", informó la Federación de Gimnasia de Estados Unidos. "Simone seguirá siendo evaluada diariamente para determinar si puede participar o no en las finales individuales de la próxima semana", añadieron las mismas fuentes este miércoles sobre Simone. Un ataque de ansiedad, estrés y atención mediática son las causas que han apuntado. "Apoyamos de corazón la decisión de Simone y aplaudimos su valentía por priorizar su bienestar. Su coraje demuestra, una vez más, por qué es un modelo para tantos", concluyó el comunicado de la federación.

Las quinielas apuntaban a que esta estadounidense de 24 años se subiría al podio para recoger seis metales en Tokio. En su colección ya tiene una treintena de medallas mundiales y olímpicas -entre ellas cuatro de oro y una de bronce en su debut en Río-.

"Una lesión" fue el primer motivo que se alegó para la retirada de Biles, que más tarde se convirtió en un episodio de ansiedad. "Conforme se acerca la competición principal, sobre todo, en deportes individuales y donde predomina enormemente la técnica, como la gimnasia, el porcentaje de lesiones se incrementa", apunta Fernando Gimeno, profesor de Psicología del Deporte en la Universidad de Zaragoza y miembro del Colegio Profesional de Psicología de Aragón (Coppa). "Esto ocurre por la expectación del deportista por conseguir el sueño. El objetivo que pretende es enorme y cambian aspectos concretos del funcionamiento personal y psicológico, como por ejemplo el enfoque o manejo de atención -explica Gimeno- . No es lo mismo cuando se entrena en los días previos de la competición principal que cuando está muy lejana. Estar más atento conlleva entrenar de una forma diferente a cuando se hace en circunstancias normales". Es entonces cuando aumenta la ansiedad y el estrés: "El foco de la atención se estrecha, lo que origina que en determinadas tareas puedan darse lesiones porque no es el mismo patrón motor el que se está utilizando".

"Siento que no estoy disfrutando y quería que estos Juegos Olímpicos fueran para mí, no para otras personas. A mi corazón le duele que me hayan arrebatado lo que más me gusta", reconoció Biles. "Hubo un par de días en los que todo el mundo te tuiteaba y sentías el peso del mundo. No somos solo atletas. Somos personas al fin y al cabo y a veces hay que dar un paso atrás", continuó. En este punto coincide Gimeno: "De repente, todo el mundo está pendiente de los deportistas de alto nivel: periodistas, redes sociales… Todo esto genera una demanda extra de atención que origina un cambio de estilo de vida”. "Aparece el fenómeno del cansancio, del agotamiento psicológico y físico. A veces coinciden, pero en otras ocasiones no necesariamente", indica el profesor universitario, lo que supone una "sobrecarga".

"Cuando se habla de ansiedad y presión significa que las demandas son tan grandes para intentar conseguir el propósito que llega un momento que se pierde la confianza, capacidad, recursos, habilidades para conseguirlo”, sostiene Fernando Gimeno. De hecho, "ya no confío tanto en mí misma. Tal vez sea por hacerme mayor", dijo la propia Biles. “Esta gimnasta no solo está pendiente de lo deportivo, sino también en lo extradeportivo, porque también representa mucho a varios grupos sociales”, añade el también miembro de la Coppa. Lo que se puede extender a otros colectivos, como famosos o ‘influencers’.

"Hay deportistas que los preparan con una enorme ilusión, pero otros lo hacen con el propósito de no defraudar, de ganar… esa circunstancia de competición les anula", lamenta Gimeno. Este profesor de la Universidad de Zaragoza considera que las selecciones y federaciones disponen del mejor equipo técnico posible, incluyendo psicólogos.

Las redes sociales aumentan la presión

Gimeno explica qué hubiera hecho si acompañara a un deportista en los Juegos Olímpicos de Tokio: "Si yo tuviera que trabajar con un deportista que va a participar en los juegos olímpicos muy posiblemente le hubiera planteado entrenar con las mejores condiciones de comodidad y de tranquilidad, lo que incluye olvidarse de una serie de cosas, como las redes sociales". 

Los deportistas de alta competición son personas públicas, que en sus cuentas atesoran millones de seguidores, que les regalan miles de 'me gustas'. El precio de esa interacción es la exposición pública que viven, que puede afectar a su rendimiento físico y mental. En el caso de Biles, cuenta con casi cinco millones y medio de seguidores y no ha dejado de subir contenido tras las noticias en su perfil de Instagram.

No obstante, con el aumento del manejo de las redes sociales -los españoles pasan en torno a una hora en estas plataformas-, la exposición incrementa, tanto en los deportistas, famosos o personas anónimas. Desde Juventud Zaragoza señala que una gratificación rápida, el reconocimiento personal, poder o proyectar lo positivo son algunas de la razones que llevan a un uso más continuado de las redes sociales, y, por tanto, estar más expuestos.

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