La OCU advierte del riesgo de interpretar mal las funciones médicas de los relojes inteligentes

La OCU, preocupada por el mal uso de los resultados médicos de los relojes inteligentes y por el posible uso comercial de los datos de salud recabados, aunque las compañías aclaran que solo se emplean de forma agregada.

Este reloj inteligente cuenta con más de 10 funciones.
Este reloj inteligente cuenta con más de 10 funciones.
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La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha advertido de los riesgos de una mala interpretación de las funciones médicas de los relojes inteligentes, que incorporan todo tipo de características como la lectura del ritmo cardiaco, pulsioxímetro, tensiómetro e incluso electrocardiograma.

"Este tipo de funciones no ofrecen resultados lo suficientemente fiables para ser utilizadas como herramientas de autodiagnóstico: pueden transmitir una engañosa sensación de seguridad o, todo lo contrario, un estado de ansiedad innecesario sobre la propia salud", explica OCU a través de un comunicado.

Por último, OCU mantiene su "preocupación" por el posible uso comercial de los datos de salud recabados a través del 'smartwatch', aunque las compañías aclaran que solo se emplean de forma agregada, nunca individualizada "No hay que pasar por alto que los datos que las compañías recaban a través de estas apps y funciones son datos de salud, sensibles" , y aunque los proveedores de estas aplicaciones indican que solo se usan de manera agregada, nunca individualizada, nos preocupa su posible uso comercial.

​Tecnología al servicio de la salud

La salud es una prioridad para todos, y más en estos momentos de pandemia. Los relojes inteligentes y las pulseras de actividad son cada vez más versátiles y ofrecen nuevas funciones relacionadas con la monitorización de la salud.

Autodiagnósticos erróneos y preocupaciones innecesarias

Un pulsómetro básico para medir el ritmo cardíaco fue la primera función que añadieron estos dispositivos.

El pulsioxímetro, que además del número de pulsaciones mide la saturación de oxígeno en sangre (SpO2) se ha generalizado en estos dispositivos, y se ha popularizado aún más en la pandemia.

Muchos wearables incorporan también la función de tensiómetro, que mide la tensión arterial.

Otros ofrecen incluso la función electrocardiograma, que registra la actividad del corazón, mostrando el resultado en la app asociada al reloj inteligente.

No son fiables

La OCU alerta: "no han sido diseñados como dispositivos médicos". Este tipo de aplicaciones, que pueden tener una utilidad relativa en algunos casos y siempre bajo supervisión médica, no ofrecen resultados lo suficientemente fiables, con lo que no pueden usarse como herramientas de autodiagnóstico.

Su uso llega a ser incluso contraproducente: pueden transmitir una sensación engañosa de seguridad, con el consiguiente riesgo.

Además, recurrir a este tipo de funciones es simplemente medicalizar la vida cotidiana: mal interpretados, los resultados de los wearables pueden desembocar en pruebas innecesarias o llegan a causar en determinadas personas un exagerado estado de ansiedad y preocupación por su salud,

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