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Los banquillos de fútbol de Aragón se abren al mundo: de Australia a Madagascar, pasando por Brasil

Este deporte cuenta con 64 técnicos extranjeros de 26 nacionalidades distintas.

Juan Al Nitei, Victor Sou y Marcelo Almeina, en el campo de Ranillas.
Ioan Al Nitei, Jidong Chou y Marcelo Almeina, en el campo de Ranillas.
Oliver Duch

Entrenadores en Aragón de los cinco continentes. Desde Australia, hasta Brasil, pasando por Madagascar, China o Serbia. El fútbol aragonés cuenta con 64 técnicos extranjeros de 26 nacionalidades distintas. Unos han venido a instruirse en la Comunidad mientras que otros, al concluir su etapa como deportistas profesionales -como Goran Drulic, Leo Franco o Marcelo Almeida-, se han formado para seguir ligados al fútbol y empezar un nuevo camino desde el banquillo. El continente americano es el que más profesionales aporta con 32 entrenadores de nueve países diferentes. Por detrás se encuentra Europa, con 17 técnicos, diez de ellos de Rumanía.

Precisamente de este país es Ioan Al Nitei, que dirige al División de Honor Juvenil del Club Deportivo Ebro. “Este año me han repescado porque ya llevé al juvenil preferente de este club hace tres años. Es una muy buena oportunidad porque es una categoría nacional y es un reto para cualquier entrenador”, explica. El técnico rumano llegó a España hace 21 años porque “era el boom de que todo el mundo salía del país”. A pesar de que vino solo para seis meses, se integró en Aragón: “Nunca me he planteado irme, mi vida está aquí”.

Al Nitei ha probado todas las facetas del fútbol -jugador, técnico y árbitro-. “Yo tuve la suerte de pagarme los estudios con el dinero que ganaba del deporte. Era semiprofesional en mi país. Mi padre me decía que yo cobraba más que él. Aquí en España llegué a ser árbitro de Tercera División, pero por la edad decidí dejarlo y hacerme entrenador”. El técnico, que se siente aragonés, se sacó el título en España: “Cuando obtuve el carné vino Del Bosque a darnos tres charlas. Fue un verdadero honor, ya llevamos tres copas ganadas con él. Somos los mejores de Europa y del Mundo”. El fútbol en Rumanía se diferencia con el español en “muchas cosas”. “En mi país no hay las mismas oportunidades. Aquí cualquiera puede jugar al fútbol cuando es pequeño. En Rumanía por economía y por desinterés no se hace”, añade.

"El fútbol brasileño es más de calle, más intenso y más individualista. En cambio, el español es más táctico y colectivo. Juntar los dos sería la combinación perfecta"

Desde Brasil llegó hace 21 años Marcelo Almeida, que jugó en la élite del fútbol sala de la ciudad, en el Foticos Zaragoza. El brasileño sacó los dos primeros años del título cuando jugaba en el primer equipo de la capital aragonesa. “Hice el curso de entrenador porque consideraba que era una oportunidad, pero nunca pensé que terminaría dirigiendo equipos”. Ahora es coordinador de las categorías inferiores del Sala 10 y lleva al cadete A. “Me gusta mucho el fútbol sala base”, declara.

Cuando pisó España desconocía “qué iba a encontrar”. “Lo único que sabía era que iba a cruzar el Atlántico. Fue difícil adaptarse a la cultura, la comida y el idioma, pero pronto me acostumbré”, admite. La forma de jugar al fútbol es “muy distinta” en los dos países: “El brasileño es más de calle, más intenso y más individualista. En cambio, el español es más táctico y colectivo. Juntar los dos sería la combinación perfecta”, sostiene. La Escuela de fútbol española es una de las más reputadas a nivel mundial, lo que atrae a entrenadores de diversos lugares. “Viene mucha gente aquí porque se aprende mucho. Los técnicos españoles se están yendo fuera del país porque están muy solicitados. Aquí se trabaja muy bien el fútbol sala”, admite. El brasileño tiene “la suerte” de poder vivir del fútbol actualmente.

Del continente africano, en concreto de Madagascar, vino a Aragón para quedarse Ernest Bianco. Llegó a España por amor, después de estudiar Filología Inglesa en Francia. “Primero viví en Murcia y en Málaga, pero nos hartamos del sur y nos trasladamos a Huesca”, cuenta. La pasada campaña, entrenó al Primera Femenino del Peñas Oscense y a un equipo base del Siglo XXI, pero este año, por la pandemia, ha decidido tomarse un descanso.

"En mis entrenamientos priorizo la improvisación y la libertad del jugador. No me gusta tanta técnica y táctica como se hace aquí"

Más de 8.000 kilómetros separan a Bianco de su país natal. “No tuve problema con el idioma porque en Madagascar estudié español. Eso sí, fue un choque cultural tremendo. Aquello es otro mundo distinto. Nuestra cultura y manera de vivir es asiática y africana al mismo tiempo, porque Madagascar antes formaba parte de Asia”, subraya. Respecto al deporte, “no tenemos esa cultura de escuelas de fútbol. Allí se juega en la calle y a mí es como verdaderamente me gusta. De hecho, en mis entrenamientos priorizo la improvisación y la libertad del jugador. No me gusta tanta técnica y táctica como se hace aquí”, defiende.

Ernest Branco, durante un encuentro la pasada temporada.
Ernest Bianco, durante un encuentro la pasada temporada.
HA

Jidong Chou, de China, recaló en España hace 12 años. “En el colegio siempre nos han contado la historia de España y siempre me ha gustado mucho. Además, tiene mucha fama el fútbol de aquí y yo soy muy aficionado desde pequeño”, apunta. El chino de 37 años siempre ha estado pegado al balón. “Ahora dirijo un equipo del Gancho, en el nuevo Ranillas, pero también he entrenado en Leciñena y en el San Gregorio”, cuenta. Al principio, Chou tuvo problemas con el idioma para dirigirse a los jugadores: “No domino el idioma, pero intento explicarme a los niños lo mejor posible para que me entiendan. De primeras me costó mucho sobre todo cuando quería hacer modificaciones en el partido”, aclara.

A pesar de que el país asiático tiene casi 1.400 millones de habitantes, “no hay un equipo bueno”. “Llevamos 18 años sin clasificarnos para el mundial y necesito saber por qué. Estoy estudiando los cursos en España para poder entenderlo e irme después allí para intentar conseguir algo. Mi país ha hecho un esfuerzo económico para mejorar el nivel”, admite. A pesar de sus aspiraciones, ahora está centrado en el deporte base. “Cuando eres pequeño se aprende más rápido y es más fácil poder llegar a la élite”, añade.

"En Australia hay fútbol, pero no se vive como en Europa"

También Australia tiene representación en Aragón. Se trata de Tomás Urigüen, que a pesar de nacer allí, a los cinco años ya estaba en Zaragoza. “Mis padres emigraron pero pronto volvimos a España. Cuando estás aquí quieres mejorar tu vida y te vas, pero cuando estás fuera sucede lo contrario y deseas volver”, concreta. Con doble nacionalidad, el técnico se instaló en Jaca hace años donde dirigió a conjuntos de todas las categorías del Club de Fútbol Jacetano -desde el alevín hasta el primer equipo-. Su aventura como entrenador comenzó con los primeros pases de su hijo. “Pronto me saqué los tres niveles porque al club le venía bien y el Ayuntamiento pide técnicos formados para las ayudas”, sostiene.

Tomás Uriguen, en el Jacetano.
Tomás Urigüen, en el Jacetano.
Concha Roldán

“En Australia hay fútbol, pero no se vive como en Europa”, admite. Familiares de Urigüen siguen viviendo en el país oceánico y el deporte rey es el rugby y la natación. “El fútbol es un deporte que sí que se practica, pero no se vive como aquí. Todos los países quieren copiar la forma de juego de España y han salido muchos entrenadores fuera como imagen del fútbol que se practica en aquí”, afirma.

Los banquillos aragoneses del deporte más popular del país también cuentan con profesionales de Argentina, Ecuador, Colombia, Francia, Marruecos, Perú, Venezuela, Chile, Portugal, Senegal, Ghana, Italia, Guinea Ecuatorial, Alemania, Bolivia, Serbia, Uruguay, Bélgica, Guinea Bisau, Nigeria y Holanda. Veintiséis culturas de gran diversidad en el fútbol aragonés.

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