Nadal seguirá esperando a ser campeón de maestros

El balear se queda a las puertas de una final del torneo, que tuvo a un juego de distancia.

Daniil Medvedev y Rafael Nadal se saludan tras el partido.
Daniil Medvedev y Rafael Nadal se saludan tras el partido.
ANDY RAIN/EFE

Una de las peores derrotas del año, por no decir la peor, llegó al final de la temporada y en el momento más inoportuno para un Rafael Nadal que seguirá sin poder decir que es campeón del torneo de maestros. El español, en un partido que tuvo a su alcance cuando sacó para ganarlo en el segundo set, se difuminó ante Daniil Medvedev (3-6, 7-6 (4) y 6-3) y cierra la temporada en Londres sin sumar el título de las Finales ATP a su palmarés. Tras siete años sin pisar una final en este torneo, Nadal la acarició con los dedos, pero lo echó todo a perder en un terrible juego que desencadenó su perdición.

Y eso que, durante muchos minutos, de las dos horas y media que duró el partido, se perfilaba como ganador. Nadal, con muchos menos partidos en todas y cada una de sus articulaciones, no ha llegado exhausto a Londres, ni tocado por el dolor, como en 2017 y 2018, cuando tuvo que retirarse. Lo ha hecho prácticamente en plenitud y con una frescura que le estaba dando réditos. La pequeña decepción ante Thiem, donde un par de fallos le apartaron del triunfo, parecía olvidada tras dar con la tecla de la competitividad contra Stefanos Tsitsipas, pero Medvedev era el enemigo número uno, aunque el cara a cara reflejase un 3-0 favorable a Nadal. El ruso llegaba como favorito al partido, con la vitola de invicto y tras aplastar en el camino a Novak Djokovic. Quizás en su cabeza resonaba algún eco del 5-1 que le levantó el español el año pasado y por eso su comienzo fue algo cauto.

Medvedev, el robot, apenas aguantó unos juegos el ataque mental de un Nadal que fue de menos a más. Dispuso de tres bolas de rotura en el tercer juego, no las aprovechó y dio vida a Nadal, que comenzó a subir. El manacorense se impuso a la primera bola de 'break' que tuvo, cerró el primer set y se encaminó a lo que casi parecía una victoria rutinaria. Hasta que empezaron las curvas.

La relajación, tras verse con un pie en la final, le costó empezar el segundo set 4-1 abajo. Como ya hizo el año pasado, levantó la desventaja y se colocó 5-4 con saque para llegar a la final. Y en el momento en el que Nadal tenía que ser mentalmente más fuerte que el moscovita, se apagó. Una rotura en blanco revitalizó al ruso, que encaminó el set al desempate y se lo apuntó, tras otra retahíla de errores de su rival.

Otra vez la brújula del encuentro había variado y era Medvedev el más cómodo en la pista. Su inercia estaba superando a un Nadal que había perdido fuerza y energía y al que los 42 golpes ganadores que acumulaba el ruso estaban destrozando. Aguantó lo que pudo. Siete juegos, hasta que llegó la rotura que le mandó a la lona. Medvedev ya no dio oportunidad en los dos últimos juegos. Los enlazó, maquilló consiguiendo su saque directo número 13, y calibró la semifinal a su favor, esa que tuvo perdida y que recuperó de la nada, justo como Nadal hubiera firmado.

A su gesta, que le coloca a un paso de igualar el magnífico torneo que hizo su compatriota Nikolay Davydenko en 2009, le faltará el broche de oro hoy (19:00 hora española), cuando se mida a Dominic Thiem, verdugo de Novak Djokovic. De ahí saldrá un nuevo vencedor de unas Finales ATP que han estrenado ganador cada año desde 2016.

Nadal, por su parte, termina la temporada y se prepara ya para afrontar lo que le depare un 2021 que, de momento, no tiene ni fecha de comienzo para los primeros torneos.

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