Deporte en verano

La natación puede ser la gran sustituta del gimnasio durante las vacaciones

Nadar es un deporte apto para todo el mundo siempre que se tenga un mínimo de conocimientos previos.

Tanto en el mar como en la piscina, nadar es beneficioso para la salud.
Tanto en el mar como en la piscina, nadar es beneficioso para la salud.
Pixabay

Durante el verano es habitual dejar de la lado la práctica deportiva y sustituirla por comilonas y excesos que luego pasan factura. Pero ya que en vacaciones se suele viajar a lugares y alojamientos en los que o bien hay piscina o bien la playa está cerca... ¿por qué no aprovechar para nadar?

"La natación es un deporte muy completo en el que se trabajan de forma global todos los músculos del cuerpo", señala Paula Esteban Antorán, que es monitora nacional de natación y de waterpolo, además de gimnasia acuática. Entre los efectos positivos que tiene la práctica de este deporte, Paula destaca:

  • No existe impacto articular al reducirse la fuerza de la gravedad gracias a la flotación, así que aquellas personas que tienen problemas articulares pueden realizar ejercicio en el agua sin ningún problema.
  • Tiene beneficios para la circulación sanguínea. En primer lugar, por la actividad física en sí misma y en segundo lugar, por la acción del agua fría alrededor del cuerpo.
  • La sensación de ingravidez que se da dentro del agua, ayuda a la relajación y a la desconexión.

Obviamente, pese a estos beneficios, antes de tirarse a la piscina (y nunca mejor dicho) es necesario tener una serie de conocimientos previos, sobre todo por la "propia supervivencia en el medio" en el que se va a desarrollar la práctica deportiva, apunta esta experta.

Paula considera que, al menos una vez, es necesario ponerse en manos de expertos y pasar algún cursillo que nos ayude a mejorar, ante todo, la técnica, ya que estos beneficios pueden convertirse en lesiones si ejecutamos mal los movimientos.

Pese a esta necesidad de un mínimo de experiencia, Paula reseña que hay ciertos grupos para los que la práctica de la natación es especialmente beneficiosa:

  • Aquellas personas cuya forma física no es muy buena pueden comenzar haciendo ejercicio en el agua ya que la sensación de ligereza es mayor.
  • También para personas con movilidad limitada en el ámbito terrestre como puedan ser personas embarazadas, personas mayores o con movilidad reducida, el medio acuático es el lugar en el que sentirse más libres de movimientos.

¿Mar o piscina? ¿Mariposa o de espaldas?

Tanto el lugar como la técnica son dos aspectos a tener muy en cuenta antes de empezar a nadar. Si se elige el mar, hay que tener en cuenta que la flotación es mayor (debido al agua salada) pero que es mucho más fácil desorientarse, además de que habrá que luchar contra olas y corrientes.

La piscina puede dar más sensación de 'encierro' y cuesta más avanzar al no contar con agua salada, pero también transmite una mayor sensación de seguridad al poder hacer pie y encontrarse en un espacio limitado.

En lo que se refiere a la técnica, la espalda es el estilo más "saludable y más sencillo respiratoriamente", nos explica Paula. Pero es cierto que en su práctica es más fácil desorientarse o incluso puede resultar perjudicial para las articulaciones de los hombros.

Sin embargo, el crol implica mayor coordinación entre movimientos y respiración, pero es el estilo más conocido por la mayoría de personas. Igualmente sucede con la braza, que además es cómodo para avanzar en el agua.

Paula Esteban lo tiene claro en lo que se refiere a principiantes: lo mejor es escoger un estilo con el que nos sintamos cómodos y que nos resulte sencillo. Obviamente, lo mejor es acudir antes a unas clases de natación.

Consejos para 'lanzarse al agua'

Una vez demostrados los beneficios de la natación, incluso en principiantes, y las pautas que hay que seguir para practicarla de manera segura, Paula Esteban ofrece desde su perspectiva profesional una serie de consejos para aquellos que estén de vacaciones y quieran aprovechar la playa o la piscina como lugar de ocio y como lugar de entrenamiento:

  1. Encontrar el lugar donde más cómodos nos sintamos y dónde sepamos que vamos a controlar el medio por completo.
  2. Empezar de manera progresiva.
  3. Para aquellos que nadan en el mar, es preferible hacer varias veces el mismo recorrido que ponerse un objetivo difícil (como el típico propósito de llegar a la boya) sin saber seguro qué nivel se tiene.
  4. Ir conociéndose: identificar puntos fuertes y puntos débiles, estilos que nos resultan más cómodos, etc.
  5. Si se es principiante y no se tiene mucho aguante o seguridad, es mejor combinar el nado o sustituirlo por ejercicios en el agua: caminar (hacia delante, hacia atrás, de lado, más o menos rápido, con remadas de brazos), trotar (rodillas arriba), realizar estiramientos...
  6. Lo más importante de todo: disfrutar en el agua. Si lo que estoy haciendo me supone un agobio, tengo que adaptarlo: bajar el nivel, reducir los tiempos, los metros, cambiar el estilo, buscar otro lugar...

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