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El tenis, el último en volver

Con el regreso del fútbol convertido ya en realidad, el deporte de la raqueta sigue lejos de atisbar un retorno a la normalidad.

Madrid, 14 jun. (COLPISA, Enric Gardiner)
Rafael Nadal celebra su triunfo ante el búlgaro Grigor Dimitrov tras la semifinal del Abierto Mexicano de tenis.
Rafael Nadal celebra su triunfo ante el búlgaro Grigor Dimitrov tras la semifinal del Abierto Mexicano de tenis.
David Guzman/EFE

El rompecabezas del tenis es el más complicado de resolver. Parado desde el pasado 12 de marzo, el deporte de la raqueta vive días convulsos de dudas, incertidumbre y disputas internas. Con la fecha del 15 de junio marcada para discernir el nuevo calendario de lo que resta de 2020, la pregunta más repetida es: ¿por qué el tenis es el último en volver? Si el fútbol, un deporte de contacto con 22 jugadores más árbitro en el césped ha regresado, y un deporte parecido al tenis, como podría ser el golf, se ha reanudado con el PGA Tour de Texas, ¿qué le ocurre al tenis?

La respuesta más simple es que el tenis no posee una potencia televisiva tan grande como el fútbol, en el que los operadores tienen firmados grandes contratos y los clubes se ven atados a ellos. Gran parte de los ingresos de los equipos provienen de esos derechos televisivos y la cancelación de la temporada o la supresión de jornadas al más alto nivel apenas se ha planteado como opción por el agujero económico que generaría. Por eso han vuelto la Bundesliga y la Liga española, mientras la Premier League y la Serie A se preparan para ello.

En el tenis ocurre algo diferente. Los derechos televisivos no son algo tan jugoso, por lo complicado de encajar un partido en la escaleta de una cadena, y los principales beneficios de los torneos provienen de lo que se recauda en el propio campeonato con venta de entradas, merchandising, comida, etc. Con el tenis a puerta cerrada, la supervivencia de muchos de estos torneos se pone en entredicho.

La forma de sostener estas pérdidas por parte de la Federación Internacional de Tenis ha sido inyectar 1,5 millones de dólares a los países miembros, para ayudar al tenis de base y a los clubes, con el objetivo de que estos no mueran.

Pero las televisiones no son el único problema. Otro de los grandes obstáculos a la hora de volver son los viajes. Si no hay igualdad de oportunidades para todo el mundo no se pueden reiniciar los torneos. No se pueden repartir puntos ATP si los jugadores no pueden participar en ellos por no poder viajar.

Así lo defendió recientemente Rafa Nadal. «Si un solo jugador no puede estar, no sería justo disputar el torneo», apuntó el balear. No es solo que haya países con sus fronteras cerradas, sino que otros aplican una cuarentena obligatoria para todas las personas que aterricen en él, como sería el caso del Reino Unido.

Esta es una de las grandes barreras a la hora de que se dispute el próximo agosto el US Open. Los jugadores estarían obligados a pasar un mes encerrados en un hotel de las afueras de Nueva York, con el objetivo de jugar de forma seguida el Masters 1.000 de Cincinnati y el Grand Slam estadounidense. Esta opción convence poco a los tenistas, entre ellos Novak Djokovic, que tampoco ve con buenos ojos poder estar acompañado de una sola persona durante todo el torneo. «La mayoría de los jugadores con los que he hablado son bastantes reticentes en ir allí. Para mí, tal y como están las cosas, lo más probable es que continúe la temporada con la gira de tierra batida», dijo Djokovic a la televisión serbia.

Y es que esa parece la opción más razonable, excepto para la ATP y la Federación estadounidense, que ya ha sufrido importantes pérdidas económicas, con cientos de despidos anunciados esta semana, y que conocen la de dinero que hay en juego en la gira americana.

Fuera de lo económico, volver en septiembre con una minigira de arcilla que preceda a Roland Garros es la opción más plausible, viendo además el clima de inestabilidad que reina en Estados Unidos y que ha sacado a relucir Nick Kyrgios. «La ATP está intentando sacar a adelante el US Open. Una decisión egoísta con todo lo que está pasando. Obviamente está el coronavirus, pero también están los disturbios. Juntos tenemos que sobreponernos a estas cosas antes de que el tenis pueda volver», apuntó el australiano.

Los Masters 1.000 de Roma y Madrid serían el anticipo antes del Grand Slam parisino.

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