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El Barça destituye a Valverde y piensa en Quique Setién

El Barça recurre a un 'cruyffista' convencido para reemplazar al Txingurri, sentenciado tras la derrota ante el Atlético en la Supercopa de España.

Setién, cuando estuvo al frente del banquillo del CD Lugo
Setién, cuando estuvo al frente del banquillo del CD Lugo
José Miguel Marco

Ernesto Valverde dejó este lunes de ser entrenador del Barcelona, líder de la Liga tras la primera vuelta y en octavos de final de la Champions, pero con el técnico sentenciado tras la derrota sufrida cuatro días antes frente al Atlético en la Supercopa de España. Valverde, con contrato hasta el próximo mes de junio, fue destituido de forma oficial durante la reunión la junta directiva del Barça después de que su presidente, Josep Maria Bartomeu, le comunicase personalmente su despido en la Ciudad Deportiva de Sant Joan Despí.

El Barça ultima las negociaciones con Quique Setién para que el técnico cántabro, exentrenador del Racing, Las Palmas y Betis, entre otros equipos, ocupe el puesto de Valverde, el primer entrenador destituido a mitad de temporada en el club culé desde hace 17 años, tras Louis van Gaal, despedido en el curso 2002-2003. Tras la negativa de Xavi Hernández y de Ronald Koeman de sustituir ya a Valverde, el Barcelona también barajó los nombres de Mauricio Pochettino, sin trabajo desde que fue destituido el pasado mes de noviembre, y del técnico del filial, Francisco Javier García Pimienta, pero es Setién quien se perfila como gran favorito.

Quique Setién (Santander, 27-9-1958) era una de las primeras opciones de la comisión deportiva del Barça. Efímero seleccionador de Guinea Ecuatorial en la segunda eliminatoria de la Copa de África de 2008 porque pasaba por allí tras la dimisión del brasileño Antonio Dumas y se lo pidieron como un favor, su estilo de toque tiene mucho que ver con la idiosincrasia del Barça. "Le dije que habría dado un meñique por haber jugado con él", llegó a decir el cántabro en referencia al mítico Johan Cruyff, su ídolo. "¿Entrenar al Barça? Sí, al Sevilla no". Así de rotundo se mostró en una entrevista a la Ser tras ganar 0-2 con el Betis en el Santiago Bernabéu, en el final de la pasada Liga, y hacerse oficial que el club verdiblanco prescindía de sus servicios. Se dejaba querer ya entonces.

La hinchada azulgrana no se olvida de la lección magistral que impartió en el Camp Nou, con ocasión de la 12ª jornada de la pasada Liga. Desmontó el plan de Ernesto Valverde, su Betis se impuso por 3-4 y su sensación de dominio fue aún mayor. Sus grandes bazas fueron tanto el exazulgrana Cristian Tello como Junior Firpo, el zurdo fichado esta campaña por el Barcelona. Profundos y habilidosos, fueron dos cuchillos que penetraron en la zaga culé como cuchillo en mantequilla. Además, la calidad de Lo Celso y la consistencia de Guardado y William Carvalho ahogaron a los centrocampistas locales y dejaron atónita a una afición que, más que silbar, por momentos pensó aplaudir la osadía de Setién.

Valverde dirigió este lunes por la mañana la que fue su última sesión al frente del Barça, y posteriormente se reunió con Bartomeu durante más de una hora para que el presidente le comunicase su despido. El técnico extremeño abandonó a las 14.00 la Ciudad Deportiva sin hacer declaraciones, mientras que Bartomeu se dirigió entonces al Camp Nou para la reunión con sus directivos y acordar el sustituto de Valverde. Durante la cumbre entre Bartomeu y Valverde también estuvieron presentes el director ejecutivo del Barcelona, Òscar Grau, y los responsables de la secretaría técnica, Eric Abidal y Ramón Planes.

Poso agridulce

El transcurrir del tiempo decidirá en qué lugar de la amplia memoria culé queda la figura de Ernesto Valverde, pero su paso por can Barça deja un poso agridulce tirando a amargo. Porque por un lado, su estancia en el banquillo azulgrana deja dos Ligas, una Copa del Rey y una Supercopa de España más en la vitrinas. Pero por otro, muchos son los sonrojos que ha vivido el barcelonismo bajo su batuta. La pérdida de identidad en el juego y los bochornos en Champions ante la Roma y el Liverpool han pesado en exceso.

Hay quien defiende, incluso en el seno de la directiva de Bartomeu, que la doble debacle del curso pasado ante el Liverpool (venía de dejarse remontar también ante la Roma un año antes) y el Valencia en Copa del Rey en la final de Sevilla tuvo que ser la gota definitiva en el vaso de Valverde. A la vista está que estos meses han sido de propina para el técnico extremeño. Primero en Liga y clasificado para los octavos de la máxima competición continental, ha sido fulminado teniendo contrato en vigor, entre otras cosas, porque nada queda del juego culé en el equipo que salta sobre el verde en cada partido. Y eso duele. Mucho en el sentir diario del aficionado, acostumbrado como ha estado casi siempre a no renunciar al estilo incluso en las peores rachas. Quizás ese alejamiento del estilo ha sido lo que más ha ido mermando la confianza del entorno sobre la figura de Valverde, pese a que la Champions y su irregular participación en la misma haya sido también clave.

Sea como fuere, pesen más los resultados o la pérdida de identidad, la derrota en la Supercopa fue el último clavo en su tumba. Han sido muchos los resultados negativos en lo que va de temporada, contando también la imagen mostrada ante el Real Madrid el mes pasado en el Camp Nou. Aseguran en la ciudad condal que ese Barcelona manoseado por el eterno rival hizo saltar todas las alarmas.

Valverde deja el Barça con más títulos que antes. Él ha crecido en todos los sentidos como entrenador tras sustituir a Luis Enrique en el banquillo culé, pero ambas partes se dicen adiós de forma abrupta. Quizás la relación no tuvo que durar tanto. Dos temporadas y media que arrojan un balance sobresaliente en la Liga (ha ganado las dos que ha disputado y hoy por hoy encabeza la clasificación), pero muy deficiente en Champions. Se echa de menos levantar la 'orejona' y Valverde lo tuvo cerca, pero su equipo se dejó remontar dos veces con goleadas a favor en los partidos de ida. Roma y Liverpool son heridas que no dejan de supurar.

Tanto el primer año como el segundo se salvó por la connivencia de un vestuario que ha visto en él la figura perfecta con la que seguir dominando los tiempos. Valverde ha tenido más vida de la cuenta porque los pesos pesados del vestuario culé lo han defendido en los momentos más tensos durante estos dos años y medio. Ahora, con cuatro meses por delante de competición, los movimientos públicos del club en busca de un sustituto y el escaso apoyo de los futbolistas han terminado por acelerar la decisión.

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