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Turbulencias rusas en el feliz viaje a Tokio de la familia olímpica

La sanción sin precedentes por dopaje a Rusia de cuatro años de exclusión de competiciones internacionales amenza con prolongar el caso más allá de los JJ. OO.

Fotografía de archivo tomada el 23 de febrero de 2014 que muestra la bandera rusa (i) y la bandera olímpica (d) durante la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de Invierno Sochi 2014
Fotografía de archivo tomada el 23 de febrero de 2014 que muestra la bandera rusa (i) y la bandera olímpica (d) durante la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de Invierno Sochi 2014
Kay Nietfeld/Archivo EFE

La familia olímpica volaba sin sobresaltos hacia Tokio, donde el 24 de julio se inaugurarán unos Juegos que, siete meses antes, ya son un éxito organizativo y económico, cuando una tormenta procedente de Rusia originó una zona de graves turbulencias a la que no se ve final

Nunca en la historia de los Juegos Olímpicos un comité organizador había tenido las instalaciones prácticamente terminadas con tanta antelación. Nunca había recaudado tanto dinero procedente del patrocinio local, 3.000 millones de dólares, tres veces más que cualquier otra edición.

Un sueño para el Comité Olímpico Internacional (COI), tras los apuros con los que Río de Janeiro cumplió con la organización de los Juegos de 2016. Pero la felicidad nunca es completa.

La falsificación de la base de datos del laboratorio de Moscú, de la que encontró pruebas irrefutables la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), se ha traducido en una sanción sin precedentes, cuatro años de exclusión de Rusia de las competiciones internacionales, un periodo que incluye los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y Pekín 2022.

Sin embargo, el esperado recurso de Rusia ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS), el tiempo que tarde esta instancia en escuchar a las partes y pronunciarse y el que se tomen las federaciones internacionales y el propio COI para aplicar las medidas amenazan con llevar el caso hasta las puertas de Tokio.

"La lógica y el sentido común dicen que la sentencia del TAS llegará con tiempo para que las medidas se apliquen antes de los Juegos de Tokio. Que sea algo para ejecutarlo inmediatamente", expresó el vicepresidente primero del COI, el español Juan Antonio Samaranch.

Pero desde el Comité de Revisión de Cumplimiento designado por la AMA para estudiar el caso ruso no se descarta que las autoridades deportivas del país intenten aplazar la sanción con sucesivos recursos al límite de los plazos, en un intento de acudir a los Juegos.

"Si se retrasa deliberadamente la decisión para que no afecte a los Juegos de Tokio 2020, entonces se aplazaría hasta los de París 2024, así que depende de los rusos decidir a qué Juegos acudirán", advirtió el Comité de Revisión.

Por el momento, las sanciones propuestas abren la puerta a que los deportistas rusos libres de toda sospecha de dopaje participen en las competiciones internacionales como independientes, sin representar a su país. Sin su bandera, sin su himno, sin sus uniformes... una humillación en toda regla para un país que desde la división de la URSS nunca ha bajado del cuarto puesto en el medallero de los Juegos Olímpicos. El equipo de boxeo ya ha dicho que por ahí no pasa.

El presidente ruso, Vladímir Putin, ha recordado que desde los tiempos del derecho romano "cualquier castigo debe ser individual" y no puede tener un "carácter colectivo", lo que anticipa una dura batalla por ganar el caso.

Decenas de miles de deportistas de todo el mundo inmersos en las fases de clasificación para Tokio 2020 se preguntan ahora si entre sus rivales estarán finalmente los rusos, o cuántos y en qué condiciones. ¿Acudirán allí los invencibles equipos de natación sincronizada y de gimnasia rítmica? ¿Y el nadador Vladimir Morozov? ¿Y el tenista Daniil Medvédev? ¿Y la atleta Maria Lasitskene?

Pendientes del desenlace del caso ruso, la familia del olimpismo tiene al menos la tranquilidad de que, una vez en Tokio y sean cuales sean los rivales, las condiciones de competición serán las mejores.

Los ochos estadios de nueva construcción prometidos por los organizadores están en pie y listos para que se corte la cinta. El más emblemático, el Estadio Nacional que acogerá las ceremonias de inauguración y clausura, el atletismo y fútbol, se inauguró el 15 de diciembre y se estrenará el 1 de enero con la Copa del Emperador. Su aspecto es imponente.

Los 42 pabellones deportivos que se utilizarán durante los Juegos están solo pendientes de los retoques finales, al igual que las Villas Olímpica y Paralímpica, cuya ejecución roza el 98 %.

El único imprevisto al que tendrán que hacer frente los organizadores es el traslado de las pruebas de maratón y marcha a Sapporo, decidido por el COI en contra de la opinión de los responsables locales.

El calor sofocante que se espera durante el verano tokiota hizo temer por la salud de los participantes en estas pruebas de fondo y se ha optado por una sede 800 km al norte, donde las temperaturas estarán seis grados por debajo.

Todo tiene un coste: la municipalidad de Sapporo ha calculado que acondicionar sus calles y carreteras para poner su asfalto a los pies de los atletas le saldrá por 700 millones de yenes, unos 6,2 millones de dólares.

El COI prometió que, dado que el cambio de sede ha sido idea suya, contribuirá financieramente a cubrir los gastos que genere.

Los Juegos tendrán un presupuesto de 12.500 millones de dólares que se cubrirá, aparentemente, sin problemas. A los 14 patrocinadores oficiales del COI -la última incorporación, Airbnb, ha despertado inquietud entre los hosteleros- hay que sumar casi 70 empresas locales de todos los ámbitos imaginables que prestarán su apoyo a los Juegos. Ninguna otra sede ha estado financieramente tan arropada.

Las cifras económicas son el viento de cola que empuja la nave de la familia olímpica, obligada a abrocharse los cinturones de seguridad por culpa de las turbulencias rusas. Pero los pasajeros confían en un plácido aterrizaje en Tokio. Allí, 10.600 deportistas, en principio libres de cualquier sospecha de dopaje, saltarán a las canchas para disputarse 321 títulos en juego. El éxito final depende de ellos.

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