Se trata de un deporte mixto, prácticamente nuevo en España, puesto en marcha a nivel competitivo en el país hace unos tres años, y es paralímpico desde los Juegos de Sidney en el 2000. Los equipos titulares están formados por cuatro jugadores y el objetivo es ejecutar tantos ensayos como sea posible atravesando la línea de fondo del campo rival con una pelota blanca idéntica a las de voleibol. Se juega en una cancha de baloncesto, en silla de ruedas y con los objetivos marcados entre conos. Dependiendo del grado de discapacidad en las articulaciones, a cada participante se le adjudica una puntuación u otra, variable entre 0.5 y 3.5. Entre todo el equipo, la suma no puede superar los 8 puntos durante el encuentro por cuestiones de equilibrio entre los grupos. Con estas premisas claras, ya podemos empezar a disfrutar del rugby en silla de ruedas.

Para el que no lo conozca, este próximo fin de semana, en el pabellón Siglo XXI-B de Zaragoza, tendrá su oportunidad. Porque como colofón a la temporada regular, tras dos jornadas previas celebradas en Villaviciosa de Odón (Madrid) y Barberá del Vallés (Barcelona), la capital aragonesa será testigo de la ‘Final Four’ entre los cuatros mejores equipos nacionales. Estos son: el BUC de Barcelona, el CAI Deporte Adaptado, que ejercerá de anfitrión, el Basatiak Zuzenak de Vitoria y Los Toros-FLM madrileños. Las semifinales enfrentarán a aragoneses y vascos mañana a las 13.30 y a catalanes contra madrileños a las 17.30. El domingo, a las 12.30 en el mismo escenario, tendrá lugar la gran final que decidirá al campeón de liga.

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"Nuestra expectativa será llegar a la final y competir contra el BUC, que es el equipo más hecho, que juega en la segunda liga francesa y tiene más experiencia de competición porque lleva muchos más años. El primer partido que jugamos contra ellos esta temporada nos ganaron muy justos, en el segundo forzamos la prórroga, así que si estuviéramos finos se le podría competir hasta el final y con un poco de suerte ganarles", contextualiza Miguel Ángel Crespo, entrenador del CAI Deporte Adaptado. Para poder acceder a esta opción, su equipo deberá antes apear en semifinales a los vitorianos, un conjunto que "ha progresado mucho". "Hay que tener en cuenta que de una jornada a otra, como están tan espaciadas, los equipos pueden reforzarse con jugadores y mejorar sus prestaciones, algo que cambiaría la dinámica de los partidos", añade el técnico del club zaragozano, quien entrena a sus pupilos los lunes y los miércoles en las instalaciones del CDM José Garcés.

Sobre el deporte, desconocido para la mayoría del público, también es importante añadir que los partidos se disputan en cuatro tiempos de ocho minutos a reloj parado. El contacto entre sillas está permitido una vez pite el árbitro, pero no lo está el contacto físico entre los jugadores. Esta disciplina, por tanto, requiere competidores dotados de grandes dosis de habilidad y fortaleza. Los tiempos en el juego están restringidos de manera estratégica: los jugadores tienen diez segundos para botar, 12 segundos para pasar de campo y otros diez para sacar. No obstante, a modo de peculiaridad, los jugadores tienen derecho a un ‘time out’ en el caso de verse apurado, en cualquier momento del partido, para evitar incumplir las normas temporales.

Alberto Maurel, componente de la terna de árbitros encargados de dirigir la competición, de la que LaLigaSports siempre ha puesto en relieve su calidad y enorme aportación en cada campeonato, destaca que "las faltas que comúnmente suelen cometer los jugadores son las de salida de pista, el uso ilegal de manos o el spinning", esta última, se produce cuando "se golpean las sillas por la parte de detrás".

A nivel social, el rugby en silla de ruedas completa una gran labor, puesto que el objetivo inicial es que puedan practicarlo deportistas tetrapléjicos, lesionados medulares o personas con movilidad reducida en brazos y piernas. Un elemento integrador que cada día gana más adeptos y visibilidad en el panorama mediático internacional. De momento, Zaragoza será la capital de este deporte por un fin de semana.