atletismo

Juan Romero, una lección de esfuerzo

No hubo récord, pero el ultrafondista acabó el reto y aguantó durante 24 horas con una marca de 172,2 kilómetros.

Al grito de "¡Todos somos Juan!", el ultrafondista Juan Romero cruzó la meta de las 24 horas exhausto y emocionado. Con una grada volcada, la pista de atletismo del Colegio Montearagón observó cómo el deportista acabó el desafío en un registro de 172,2 kilómetros; es decir, 861 vueltas recorridas. Aunque no pudo cumplir el ambicioso objetivo de recorrer 200 kilómetros (1.000 vueltas) y batir la plusmarca que posee todavía el zaragozano Jesús Gómez con un registro de 193 kilómetros, Romero ponderó en su singular competición los valores del esfuerzo y la cultura de la superación, algo que "es necesario inculcar, sobre todo a los niños, en la sociedad de hoy en día". 

Esa fue la primera frase que quiso trasmitir en su llegada, posado sobre la camilla, con síntomas de mareo, pero con una felicidad plena por lo conseguido. "Estoy muy contento como novato que soy en esto. Las 500 primeras vueltas, los 100 primeros kilómetros, han ido muy bien. Llegué a la medianoche, sobre las 11.45, con un margen de 15 kilómetros de colchón, luego la carrera te pone en tu sitio y la noche se ha hecho durísima", relató el atleta, quien recibió el cariño de familiares, amigos y aficionados al atletismo que se acercaron al tartán para abrazar y felicitar a Romero.

Toño Ortín, su fisioterapeuta, que intervino en cerca de diez ocasiones para tratar al protagonista, reconoció que "en la noche, la fatiga y el abatimiento le han hecho flojear mucho. Juan es una fiera, hemos intentado reponerlo como hemos podido y gracias a su brutal genética ha aguantado". Sobre la mediación en el físico del deportista a lo largo de la 24 horas, los masajes fueron derivando en apoyo emocional. Porque ese era otro de los retos intrínsecos al desafío en general: no venirse abajo.

Romero, que debutaba en una prueba de esta magnitud, cerró su capítulo de este fin de semana con orgullo. "Hemos sabido gestionar todos los elementos como la alimentación, la hidratación o el desgaste físico inevitable. Nos hemos enfrentado a la distancia con respeto y profesionalidad", recordó el ultrafondista, que vivió una gran fiesta y pudo mezclar sus dos pasiones: correr y enseñar, el deporte y la docencia. 

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