fútbol sala

Fallece Sano Abenia, supercampeón de España con el Sego Zaragoza

Muere a los 46 años de edad, tras una enfermedad, el ala-cierre de los años dorados del fútbol sala en Aragón.

sano abenia
Sano Abenia, en una formación histórica del Sego Zaragoza.
Heraldo.es

Si el recuerdo es ese don que los dioses depositan en la memoria de los amigos, Sano lo tiene asegurado. Este domingo falleció a los 46 años de edad Alejandro Abenia Ingalaturre, 'Sano', el ala-cierre partícipe de los años dorados del fútbol sala en Aragón, ese tiempo irrepetible en que el Sego Zaragoza gobernó España, esto es, lo mejor del mundo dentro de una pista de 40x20. Carismático, íntegro, sano como su alias denota, deja una huella indeleble en el fútbol sala y en el deporte aragonés.

Conviene recordar su historia, tan íntimamente ligada a la explosión del deporte del balón pequeño en Aragón y en España. Se inició en el equipo de su pueblo, Quinto, el municipio con mejor ratio de deportistas de Aragón (apenas hay censados 2.000 habitantes). Pronto comenzó a sonar su nombre en el fútbol sala aragonés, entonces referencia nacional de formación, con entrenadores campeones de España como Chema Gracia. Luis Ángel Corredera recogió toda esta extraordinaria generación de jóvenes talentos y los puso en el escaparate de la División de Honor en el añorado Sego Zaragoza.

La muchachada de Corredera creció pronto, muy pronto, y puso patas arriba el fútbol sala patrio. En un santiamén, Paco Ledesma se convirtió en la zurda mágica de España, Santi Herrero en el mejor cierre creador del mundo, Chavi Ladaga en el dandi del fútbol sala, Galo en el artillero mayor del reino. Así, los chavales de Corredera alcanzaron la internacionalidad. Además situaron a Zaragoza en un lugar preferente del mapamundi futbolsalero.

Sano, igual que Carlos Calvo, Carlos López, Chema Monteagudo, Chema Olona o Kake fue partícipe de este tiempo maravilloso en que un equipo de Zaragoza fue supercampeón de España. Hasta Rosa María Mateo llegó a abrir los Deportes del Telediario con ellos. Todo eso hizo el Sego Zaragoza. Todo eso lograron Sano y sus amigos.

Después, Sano jugó en el Citroen Padilla, Caspe y en el Sala 10. También le pegó al fútbol en el Quinto y en el San Gregorio. Luego, se casó con Ana y tuvo dos hijos preciosos, José Luis y Adrián. Tras conocer su enfermedad años atrás, vivía para su familia, para ver jugar a su hijo José Luis, antes en el vergel del Montecarlo y ahora en la Ciudad Deportiva, en los infantiles del Real Zaragoza. A él trasladó la pasión por el deporte y por la vida que ahora evocamos.

El funeral tendrá lugar este martes, a las 11.30, en Quinto.

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