baloncesto

Un mate al cáncer

Laura Gispert ha superado una leucemia y su vida sigue ligada a la Copa Colegial de Zaragoza.

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Laura Gispert.
Heraldo

Laura Gispert es una zaragozana de 20 años que se ha convertido en todo un ejemplo de superación. Su juventud, ligada al baloncesto, siendo jugadora de la Copa Colegial con Leonas Marianistas tres años consecutivos, sufrió un bache que no minó sus ganas de seguir apostando por el deporte y la vida. En uno de sus momentos más felices, tras el All-Star de 2017, una piedra se interpuso en su camino. A Laura le diagnosticaron leucemia, una enfermedad que ha superado con éxito recientemente gracias a su lucha y a su actitud positiva.

En enero de 2018 se incorporó al equipo organizador de Copa Colegial, esa competición que tanta alegría ha compartido con la zaragozana, donde ahora actúa como delegada de partidos, cronista y realiza otras funciones en los eventos de las sedes de Zaragoza y Valencia y en el Jamboree Anselmo López. Este jueves, 8 de marzo, en el Día de la Mujer, su lucha es un altavoz para el resto. Un ejemplo a seguir y una jugadora con mayúsculas. Ella es Laura Gispert, y así cuenta su vuelta a la dinámica deportiva:

La carta

“Me llamo Laura Gispert y jugué la Copa Colegial de Zaragoza con el equipo de las Leonas de Marianistas, entre los años 2015-2016-2017. Aunque nunca llegáramos muy lejos (menos mal que en 2016 ganamos la Precopa Colegial) siempre teníamos una gran ilusión por poder jugar en la Copa. Jugar con tus compañeras representando al colegio, los videos que preparábamos, los nervios de los días anteriores al partido, ver las gradas llenas del pabellón con toda le gente animando, nunca se olvida. Además, en el año 2017 tuve la oportunidad de jugar el All-Star. Y justo después de ese partido me diagnosticaron una leucemia.

Seis meses más tarde, el día que me iban a dar el alta después de haber recibido el trasplante de médula, recibí una llamada de Francisco Ferrán invitándome a colaborar en el equipo de la organización de la Copa Colegial Zaragoza y Valencia. No pude decir que no. Fue un empujón a mi estado de ánimo volver a reencontrarme con el espíritu del baloncesto representado en la Copa Colegial. Deseaba con todas mis fuerzas estar totalmente recuperada para empezar a colaborar. Ahora, después de pasarme todo el verano en el gimnasio para recuperar la forma que había perdido, he tenido la gran suerte de poder volver a disfrutar jugando en el segunda femenino de mi colegio con gran parte de mis antiguas compañeras, algo que ha sido para mí una motivación en este año que he estado recuperándome. También, me gusta seguir transmitiendo los valores del baloncesto colegial a las nuevas generaciones, como entrenadora de mis niñas benjamines, y esperando llegar con ellas dentro de 2 años a la Pequecopa.

Pero ahora me detengo a hablaros de lo que significa un día como hoy y tener el privilegio de poder escribir unas líneas sobre ello. Personalmente, he tenido la suerte de tener las mismas oportunidades que mis compañeros chicos, tanto en el colegio, como en el deporte, como jugadora y como entrenadora, en mi grupo de amigos y ahora en la universidad. Pero reconozco que otras mujeres en otras circunstancias sufren discriminación. Desgraciadamente lo que para mi es normal, para otras mujeres no lo es. Por lo cual es una tarea de nuestra sociedad conseguir que todas seamos iguales”.

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