Babacar y Raquel, de un gimnasio de Zaragoza a brillar en un Europeo

Raquel logró una plata en la modalidad de kata y Babacar, un bronce en la de kumite (combate).

Babacar y Raquel, dos jóvenes promesas del kárate en Zaragoza.
Babacar y Raquel, dos jóvenes promesas del kárate en Zaragoza.
Efe/Javier Cebollada

Babacar Seck y Raquel Roy, con apenas veinte años, se reúnen en el gimnasio Sankukai del barrio de Las Delicias, en Zaragoza, donde gracias a su constancia y su esfuerzo han logrado convertirse en dos de los karatekas más importantes del país.

Su último éxito ha sido el Europeo de Dinamarca, celebrado hace dos semanas, en el que Raquel logró una plata en la modalidad de kata y Babacar, un bronce en la de kumite (combate).

Además, el pasado mes de noviembre ambos lograron sumar otros dos éxitos a su trayectoria como deportistas en el Mundial de Kárate 2018, celebrado en el WiZink Center de Madrid, donde lograron los dos mismos metales.

Babacar llegó a España desde Senegal con tan solo 11 años, después que su padre y antes que sus cuatro hermanos. Por aquel entonces no sabía hablar castellano y a pesar de que le costó bastante integrarse y aprender el idioma, a los doce meses ya lo hablaba perfectamente y años más tarde completó un curso de vigilante de seguridad y comenzó a estudiar un grado de soldadura en el instituto María Moliner, explica.

Desde su llegada a España, Babacar quería apuntarse a un equipo de fútbol, pero su padre rechazó la idea e insistió en que practicara kárate ya que, como puntualiza Babacar, "tenía más posibilidades de triunfar con este deporte". Así inició sus pasos en el gimnasio Sankukai, con 12 años.

Ocho años más tarde, y gracias a este deporte, Babacar, -20 años y 190 centímetros de altura-, es un experto en este deporte, en la especialidad de kumite, y ha alcanzado el podio diez veces en España, siendo dos veces campeón en combate individual y otras dos en la modalidad de equipos.

Por su parte, Raquel, que ya practicaba natación, comenzó en el kárate con tan solo 5 años por recomendación de su padre, quien también practicó este deporte cuando era pequeño.

La joven pronto tuvo que decidir cuál de los dos deportes quería seguir practicando, ya que ambos, competitivamente, exigen mucho tiempo. Finalmente, Raquel eligió bien y se decantó por el kárate, en el que ha logrado grandes éxitos.

Desde que se inició en este deporte se ha mantenido en el gimnasio Sankukai, donde practica semana tras semana sus katas, es decir, una secuencia de movimientos establecidos que muestran la belleza, templanza y potencia de este deporte japonés.

La joven asegura que el kárate es una de las disciplinas deportivas "más igualitarias", ya que "nunca" ha visto a ninguna mujer que haya sufrido discriminación en este deporte. "No hay diferencias económicas, ni de visibilidad, ya que todo el mundo apoya por igual a chicos y chicas, para mí es un deporte muy feminista", asegura.

En el gimnasio, Raquel explica que se centra en el entrenamiento de aspectos físicos como la potencia y la rapidez de la ejecución. Así, cuando está sobre el tatami los movimientos son lo más fuertes y ágiles posibles, combinados con una posición perfecta.

Pero Raquel explica que el entrenamiento más duro es de la mano de la selección. Previamente a las competiciones entrena de cinco a seis horas diarias para perfeccionar sus katas. Todo tiene que estar extremadamente perfilado, dado que en los torneos se valora la fuerza, la técnica y la ejecución.

Pero no todo tiene que ver con cuestiones físicas, la mente también juega un papel fundamental en el combate. Babacar confiesa que cuando está sobre el tatami intenta no abrumarse ni despistarse: "En cualquier momento se te puede ir la concentración y con un solo fallo, ya estás fuera".

Raquel confiesa que las competiciones son algo adictivo: "Me encanta y nunca me canso", dice, aunque la joven karateka no se ve participando en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020: "Hay otra española que es primera en el ranking, pero tengo la vista puesta en los siguientes Juegos, a esos sí que aspiro a ir".

Por su parte, Babacar sí que tiene la vista puesta en los Juegos Olímpicos de 2020. "Me veo allí y creo que tengo posibilidades y por ello me estoy esforzando al máximo para participar, aunque no sea nada fácil", confiesa el joven.

Pero no todo es tan sencillo en la vida de estos dos jóvenes. Babacar explica que es muy difícil compaginar los estudios con el entrenamiento, ya que estos días, por ejemplo, lleva casi un mes fuera de la ciudad por temas del kárate, pero poco a poco trata de recuperar algo de las clases cuando puede.

Raquel, por su parte, es estudiante de ingeniería informática en la Universidad de Zaragoza. "Al principio, en Primero, era mucho más sencillo combinar estudios y deporte, pero ahora es mucho más complicado", asegura la joven, quien apunta que alguna vez se ha planteado dejar los estudios para dedicarse enteramente a su verdadera pasión: el kárate.

Finalmente, ha optado por ir "poco a poco" en la carrera y coger menos asignaturas, aunque le cueste más años terminarlas, para compaginar ambos mundos.

Dos jóvenes promesas que continuarán sumando medallas y éxitos a la selección española de kárate y quien sabe si algún día se les podrá ver representando a España en los Juegos Olímpicos.

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