El Fútbol Emotion Zaragoza ha llegado al ecuador de la presente temporada en horas bajas. Tras cuatro derrotas consecutivas, los aragoneses se sitúan decimoterceros en la clasificación, cinco puntos por encima del descenso y a 11 del ‘play off’. Eliminados de la Copa del Rey y sin billete para la Copa de España, competiciones donde el equipo fue semifinalista el curso pasado, han supuesto un golpe moral negativo. Este viernes, comienza la segunda vuelta justo antes del parón navideño.

Cuatro victorias, un empate y diez derrotas... ¿Qué balance hace el técnico de la primera vuelta del equipo?

Negativo. Se empezó con dudas, el calendario también nos ha ido condicionando. Al final, la regularidad te pone donde te mereces y este año estamos abocados a salir de la zona de abajo, en vez de pelear por estar entre los ocho primeros. Tuvimos una fase de buen rendimiento, pero al final hemos acabado muy mal. Los últimos cinco partidos no hemos competido como deberíamos y al final, los problemas en la confección de la plantilla se pagan.

¿A qué problemas se refiere?

Cuando ya teníamos la plantilla hecha, el Barcelona se nos llevó a Adri Ortego y destrozó esa planificación. Intentamos recomponernos fichando a los dos brasileños, Vassoura y Farinha, y ninguno de ellos encajaron. También, los jóvenes están jugando más minutos de los que deberían, no les corresponde asumir esas responsabilidades.

¿Cuáles fueron los motivos de la baja prematura de ambos jugadores brasileños?

Farinha no encajó deportivamente, no ha rendido como esperábamos y a pesar de que él lo intentó, no era suficiente para la categoría. Y con Vassoura, el caso es totalmente distinto: un pedazo de jugador, con gran experiencia y calidad, pero quería que todo girase en torno a él. Tenía unos objetivos personales que no correspondían a los del equipo. Estuvo aquí 25 días y creo que al final fueron hasta demasiados.

Sobre la cantera, el club apostó fuerte por subir a jugadores destacados en categorías inferiores como Forga, Yera, Sancho, Tabuenca o Casillas. ¿Qué valoración hace hasta hoy?

La apuesta era clara, queríamos que esos chicos que despuntaban en juveniles estuvieran con nosotros y fueran poco a poco entrando en los partidos, pero la situación ha precipitado todo. Están cogiendo experiencia, pero el equipo lo está pagando. Sabíamos que su rendimiento no iba a ser instantáneo, sino progresivo.

A principio de temporada hablábamos de estirar el sueño, pero se ha truncado pronto. ¿Han cambiado los objetivos?

No han cambiado. Habrán cambiado para el que no los tuviera claros, y yo lo tenía desde el principio. Todas las temporadas el objetivo de nuestro club debe ser mantenerse en Primera División, y una vez se cumple ese, pensar en pelear por otras cosas. Hay diferencias con el resto de equipos. Por ejemplo, cuando nosotros vamos a fichar a un jugador en verano, en cuanto se meten a la puja 12 equipos, ese fichaje vuela.

Aún así, ¿comprende un posible efecto desilusión en la afición?

Hombre claro. Yo también estoy desilusionado y decepcionado. ¡Ojalá llevásemos diez puntos más! Yo entiendo que la afición pueda y quiera creer, para eso trabajamos. Hay que aterrizar, ver los presupuestos que tenemos y saber cuál es nuestra Liga, por mucho que otros nos quieran hacer ver que tendríamos que estar peleando con Osasuna, Palma o Levante...

¿Qué mensaje transmitiría a los aficionados?

A la afición le pediría que esa desilusión la convierte en ilusión de cara al objetivo de conseguir la permanencia. Que disfruten de estar en Primera y de tener a 11 jugadores de Zaragoza.

La semana pasada, en Tudela, realizó un cambió en la portería y sustituyó a Iván Bernad por Adrián Pereira ¿Por qué motivo?

Son decisiones de entrenador. Hay que hacerle ver a la gente que todo el mundo tiene que estar preparado y puede jugar. Adri lo venía demostrando y se merecía jugar, al igual que lo estaba demostrando Iván.

¿Cómo se encuentra de ánimo usted y el equipo?

Al final, el entrenador intenta que los jugadores sean lo más competitivos posible. Aunque ahora estemos mal, es el momento de pelear con todo, hacerse fuertes y dar un paso al frente. No es el momento ni de bajar los brazos, ni de lamentarse, sino de ir a entrenar como el que más porque las dinámicas no cambian por sí solas.