Matt Brabazon: "En Nueva Zelanda, el rugby es casi como una religión"

A sus 24 años, el neozelandés Matt Brabazon es una de las figuras del Bantierra Fénix, que lidera imbatido la División de Plata del rugby español.

Matt Brabazon, un neozelandés en Zaragoza.
Matt Brabazon, un neozelandés en Zaragoza.
Raquel Labodía

¿Es la primera vez que reside fuera de Nueva Zelanda?

Sí, hasta ahora había vivido siempre en mi ciudad, Christchurch, una zona rural.

¿Por qué ha elegido Zaragoza?

Soy ingeniero civil, pero sentía que había llegado el momento de cambiar de vida. Adoro viajar y siempre me había atraído España, un país que nunca había visitado. Sabía que la vida aquí era muy agradable y, además, Zaragoza tiene todo lo que puedo desear:_no es una macrociudad, pero es grande, y aquí puedo jugar a rugby con el Bantierra Fénix y viajar, ya que está muy bien comunicada. Estoy muy contento desde que llegué en septiembre.

¿Qué importancia tiene el rugby en su vida?

Muchísima. En mi país el rugby es el deporte número uno, como sucede en España con el fútbol. Todos los niños crecemos con un balón de rugby en las manos. Juego desde que tenía siete años en un pequeño club en la región rural de North Canterbury y nunca lo he dejado.

La región de Canterbury es conocida como una de las grandes cunas de jugadores de rugby a nivel mundial. ¿Cuál es el secreto?

La pasión que le ponemos. Todas  las ciudades tienen muchos clubes. Por ejemplo, mi ciudad, Christchurch, tiene la mitad de población que Zaragoza pero contamos con quince clubes de rugby y cada uno de ellos dispone de tres clubes sénior, más los júniors... Y todos los institutos son muy competitivos.

No es casual que la selección neozelandesa, los ‘All Blacks’, sean los grandes dominadores del planeta.

Son los ídolos de todo un país. Su dominio es comparable al de Estados Unidos en el baloncesto, incluso más. Son prácticamente invencibles. Hace unos meses perdieron contra Sudáfrica, pero eso es la excepción. El rugby es prácticamente una religión en mi país.

La cultura maorí tiene una gran influencia en el rugby neozelandés. ¿Puede explicarlo?

La cultura de los indígenas maoríes está muy enraizada en Nueva Zelanda. Y el rugby es un ejemplo de ello. Por ejemplo, los ‘All Blacks’, pero también algunos clubes y algunos institutos, hacen una ‘haka’ (una danza ritual con un grito de guerra o de batalla maorí) antes de los partidos.

¿Qué extraña de su país?

Aunque la comida española está muy buena, echo de menos platos como el ‘fish and chips’ o el ‘mince and cheese pie’ (una empanada de queso y carne picada). Obviamente, también extraño a mi familia y a mis amigos. Mi madre y mi hermano viven en Christchurch y mi padre en Marlborough. Mi madre vendrá a verme en marzo y espero que también lo haga mi padre.

¿Y qué es lo que le atrae de su nueva ciudad?

Sobre todo la gente. Los zaragozanos me están haciendo sentir muy a gusto. Son personas amables y que te ayudan.

¿Cómo lleva el español?

Estoy aprendiendo un poco (dice en español, ya que la entrevista es en inglés). Estudio diez horas por semana en la Escuela de Idiomas. Me he propuesto aprender español porque es muy útil para viajar por todo el mundo... y lo conseguiré. Los compañeros del Fénix también me permiten practicar.

Deportivamente han ganado los ocho partidos disputados.

Somos líderes de nuestro grupo, pero tenemos que seguir trabajando duro para no bajar de ese primer puesto.

¿Le queda tiempo para hacer turismo?

Hemos jugado en Valencia y en Barcelona. Pero en mi tiempo libre he estado en el Pirineo aragonés, que me maravilló porque tenía cierta similitud con los lagos y las montañas de Nueva Zelanda. Quiero visitar el País Vasco, en Navidad iré a Praga y en fin de año a Oporto.

¿Hasta cuándo alcanzan sus planes en Zaragoza?

Al menos me queda un año, pero no descarto seguir un tiempo más.

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