Albacete exige una reacción

Después de horas de debates y reflexión interna, el Zaragoza inicia la preparación de la cita manchega. El equipo de Idiakez precisa romper su actual dinámica y retomar su identidad.

Imanol Idiakez, en un entrenamiento del Real Zaragoza.
Imanol Idiakez, en un entrenamiento del Real Zaragoza.
Raquel Labodía

El Real Zaragoza retoma este martes el pulso de los entrenamientos con el propósito de preparar el partido de este viernes en Albacete. La cita obliga. Las expectativas que habían disparado los resultados y la dinámica de juego de los primeros partidos de la temporada se han rebajado tras dos derrotas duras, de escaso fútbol, en los que Imanol Idiakez ha sido sobrepasado por los entrenadores rivales y ha sido incapaz de encontrar soluciones tácticas a la altura de la plantilla.

Los fiascos contra el Almería y el Lugo han pasado factura a nivel emocional mucho más que a nivel clasificatorio, pues el Zaragoza, pese a todo, sigue en la mitad alta de la tabla y sin excesiva desventaja respecto a las posiciones nobles. Sin embargo, el próximo rival, el Albacete, revelación de los primeros compases de la temporada, uno de esos equipos en forma, insertado en la cabeza, emerge como próximo rival. Una nueva derrota sí extendería la preocupación más allá del aspecto anímico o de las sensaciones. Un nuevo tropiezo ya comenzaría a tener sus consecuencias matemáticas y las distancias con los primeros puestos cobrarían forma de brecha peligrosa.

Desde este martes, Imanol Idiakez comenzará a instalar los cimientos del equipo que se enfrente el viernes al conjunto manchego. La semana, en este caso, también reúne unas condiciones atípicas. La jornada le ha reservado al Zaragoza un partido en viernes, lo que introduce matices y singularidades propias a la hora de preparar la cita. Además, se juega lejos de La Romareda, tras un viaje largo que el equipo emprenderá el jueves tras el entrenamiento matinal en la Ciudad Deportiva.

Varias dudas de rendimiento deberá resolver Idiakez desde esta misma mañana. Tanto a nivel individual como colectivo. Es evidente que el Zaragoza ha perdido poso táctico en las últimas dos jornadas. Sus problemas en el ataque posicional contra Almería o Lugo lanzan una advertencia sobre las grietas abiertas en los planteamientos. En ambas derrotas, el Zaragoza ha dominado la posesión notablemente, un 64% en Almería y un 68% frente al Lugo. Sin embargo, la media de remates por partido de estos dos partidos se ha derrumbado respecto a las primeras jornadas, en las que el Zaragoza tuvo menos la pelota, pero fue más profundo e intimidante. De 14 disparos por partido en los cuatro primeros encuentros (dos victorias y dos empates) se ha pasado a 11. Y de 6 remates a portería se ha bajado a 3.

Estos números alertan las carencias posicionales del Zaragoza. El equipo no ha terminado de asimilar la apuesta de Idiakez en poner el acento del juego en sus tres delanteros: Gual, Pombo y Álvaro Vázquez. El técnico ha desarbolado el 4-4-2 en rombo de las primeras jornadas y ha basculado el polo magnético del equipo desde el centro del campo al ataque. Ha alejado a Pombo de la frontal del área, allí donde su fútbol mata, y arrinconado la acción de Gual excesivamente a las bandas. Todo esto ha limitado las soluciones con balón del Zaragoza. Tiene más la pelota pero la tiene más lejos de las zonas de peligro, en espacios inocuos, en los centrales, en el pivote… Su flujo de juego no progresa, no rompe líneas, se hace previsible y horizontal en el centro del campo. No conecta la defensa con el ataque. La baja de James -unida a la de Eguaras- ha resultado definitiva en este aspecto en un equipo que, incluso en su rotunda victoria de Oviedo, ya empezó a dar vías de desnaturalizarse, de perder identidad. Ahora, el Zaragoza no se sabe si es un equipo de posesión o un equipo de trazos directos. No es reconocible. Hay un problema de ideario, pero también de prestaciones individuales. Zapater está lejos de lo mínimo exigible para sumar en algunas facetas del juego que son decisiva, como la distribución del balón. Simone Grippo tampoco suma en este aspecto, más cuando los rivales ya son conocedores de los sufrimientos del Zaragoza cuando debe sacar la pelota de atrás. Buff no rindió al nivel de James. Lasure está lejos de ese lateral izquierdo que aportaba recursos ofensivos el pasado año...

Todos estos aspectos, y otros, están siendo foco de debate interno del Real Zaragoza. Desde el pasado sábado, las reflexiones tácticas se han instalado en el cuerpo técnico, en busca de salidas al primer callejón que ha traído la competición. El regreso al rombo más puro, la continuidad del esquema con tres delanteros, los mecanismos de salida de la pelota… Cuestiones de primer orden que han sido objeto de análisis en el seno del Real Zaragoza desde que el equipo colapsara contra el Lugo. Un punto de partida para que el viernes, contra el Albacete, se vuelva a la senda del buen juego, las buenas sensaciones y los buenos resultados. Debe ser el lugar de la reacción.

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