Un Mundial con recuerdo olímpico

El turiasonense Eduardo Santas regresa a Río de Janeiro, donde logró el bronce en los Juegos Paralímpicos.

Eduardo Santas, en el Velódromo Olímpico de Río en 2016
Eduardo Santas, en el Velódromo Olímpico de Río en 2016
paralímpicos.es

Río de Janeiro siempre estará en el recuerdo de Eduardo Santas. A más de 8.300 kilómetros de su Tarazona natal, cumplió su sueño como ciclista, amor por la bicicleta que le viene de niño. Y por generación: abuelo, padre, hermano… Pasión que rompe barreras. La suya, la parálisis cerebral que sufrió con cuatro años por una varicela y la hemiplejia en el lado derecho del cuerpo que le dejó como secuela. Sin dejar de dar pedaladas, ya más de dos décadas, que le llevaron en verano de 2016 hasta Brasil, a Río, donde "la dedicación y el sacrificio" tuvieron sus frutos: una medalla en los Juegos Paralímpicos. Eduardo Santas mantiene muy vivas las imágenes que se sucedieron en el Velódromo Olímpico, escenario que vuelve a pisar desde esta semana.

En su particular teatro de los sueños, el aragonés persigue, y a toda velocidad, agrandar su palmarés en una cita de primer nivel, el Campeonato del Mundo de ciclismo adaptado en pista, programado del 22 al 25 de marzo. Y con la ambición como bandera. "Será un momento especial, y no podré evitar emocionarme. Allí alcancé uno de los mayores trofeos que todo deportista desea: un bronce por equipos en unos Juegos (en la categoría C3), que me hizo muy feliz y que pude disfrutar con mi familia. Ahora, el reto sigue siendo igual de ambicioso: el podio. La meta que me he marcado es conquistar el oro en la competición individual. Es el color de medalla que me falta", cuenta el internacional.

El ciclismo se convirtió para Eduardo en su medio para rehabilitarse de la lesión. Fernando, su padre, le subió a una bici y le enseño a mantener el equilibrio y a ser constante para seguir adelante en la vida. Con 14 años dio el paso a la categoría cadete, enrolado en el Asesoría Santas, la escuadra que patrocinaba su progenitor. Con la mayoría de edad, en 2010, entró a formar parte del equipo paralímpico, con el que ha dado forma a un palmarés enorme: 21 títulos nacionales y ocho podios mundiales, en las especialidades de pista y carretera, y el bronce olímpico sobre el parqué.

El turiasonense ha preparado este Mundial en pista, el quinto en su currículum, con mimo. Ha realizado cuatro concentraciones en Portugal –tres costeadas de su bolsillo y una con el equipo nacional–, además de entrenarse en el velódromo de Tafalla. Participó en noviembre en la Copa de Europa en Mánchester, donde se colgó el oro en las prueba de kilómetro y persecución (C3). También escribió otra página para el recuerdo, ya que se convirtió el Palma en el primer ciclista paralímpico en disputar el Campeonato de España de ciclismo en pista absoluto, es decir, para corredores sin discapacidad. Y hace dos semanas se encumbró en el Velódromo de Galapagar (Madrid), que acogió el Nacional adaptado en esta disciplina, conquistado la triple corona: oro en persecución individual, kilómetro (en ambos batió sus propios registros) y scratch.

"Ahora me encuentro en el mejor momento. He realizado un buen trabajo los últimos seis meses y voy con ambición y a luchar al máximo para alcanzar mi reto: el maillot del arco iris", afirma Santas, que en Río está en la lista de salida de cuatro carreras: persecución un kilómetro, tres kilómetros, scratch (60 vueltas) y velocidad por equipos. "Sé que tengo opción de medallas", asegura, rotundo. El deportista aragonés viajó este miércoles con el resto de corredores convocados por el seleccionador, Félix García Casas, y el equipo técnico de la Federación Española de Ciclismo, para iniciar un periodo de aclimatación y entrenamiento en el Velódromo Olímpico.

Un marco inolvidable donde disfrutó "al máximo" con su familia, sus grandes animadores: Fernando padre (principal apoyo económico con Asesores de Navarra), Fernando hijo y su mujer, María Royo. Ellos forman el ‘Team Santas’ y en Río lucieron orgullosos los maillots preparados para la ocasión con el nombre del campeón, porque para ellos Eduardo es el mejor y un ejemplo de sacrificio y pundonor. "Este año no pueden acompañarme, pero espero contar con ellos en Tokio 2020", concluye.

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