Los centros nórdicos, esquí de fondo y muchas más opciones

Con el denominador común de estar situados en bellos parajes naturales, Aragón dispone de un amplio catálogo de centros nórdicos habilitados para esquiadores de fondo de todos los niveles. Pero una estación de estas características no está diseñada en exclusiva para los esquís, en realidad es un entorno de nieve en el que se desarrollan muchas actividades, alguna de ellas tan emergente como las raquetas. En el Pirineo, ocho espacios –siete esta temporada– se reparten entre el Parque Natural de los Valles Occidentales y el Parque Natural de Posets-Maladeta; en Teruel, la sierra de Albarracín acoge el centro de La Muela de San Juan. En total, más de un centenar de kilómetros con pistas de distintas versiones que, siempre en un contexto portentoso, esconden un ramillete de posibilidades fuera del esquí.

Tanto en Griegos como de oeste a este de los valles pirenaicos –en Linza, Oza-Gabardito, Lizara, Candanchú, Balneario de Panticosa, Pineta y Llanos del Hospital–, se suceden variados escenarios invernales de montaña perfectos para la práctica deportiva, sea de mayor o menor intensidad. O simplemente para el disfrute y la contemplación, puesto que casi la totalidad de las estaciones aragonesas están situadas en zonas de protección medioambiental. "Estamos desarrollando nuestras actividades en sitios privilegiados y eso hace que sean lugares muy característicos y especiales", asegura Mario García, presidente de la asociación Espacios Nórdicos de Aragón, a la cual pertenecen todos los centros salvo el de Candanchú. Además, existe en el Pirineo la estación de Fanlo-Vallo de Vió, establecida como Pineta en la zona del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, y, sin embargo, cerrada hace varios años debido a cuestiones administrativas y presupuestarias relativas básicamente a los accesos.

Salvo en Llanos, Balneario de Panticosa y Candanchú, en los demás valles no cuentan con estaciones de alpino. En Ansó (Linza), Hecho (Oza-Gabardito), Aragüés del Puerto (Lizara), Bielsa (Pineta) y La Muela de San Juan, los espacios nórdicos "se convierten en pequeños motores de desarrollo. Nosotros no somos competencia del esquí alpino. Lo complementamos", manifiesta el también director de Llanos, quien precisamente por tratarse de instalaciones que originan beneficios a su alrededor reclama más atención y apoyo para potenciar más las propias estaciones y sus servicios.

En los últimos tiempos ha tenido lugar una "reinvención" en el sector aragonés del fondo "para intentar englobar todas las actividades que podamos, que es lo que la gente demanda", explica el presidente de Espacios Nórdicos. La actividad estrella es el uso de las raquetas de nieve. "Te permiten mucha libertad y llegan a un abanico de público muy amplio", puntualiza García, destacando la facilidad de su manejo, lo cual permite "dar acceso a la nieve a personas a las que nos les va lo del deslizamiento". Los senderos pisados y el entorno de las estaciones son testigos del crecimiento de los usuarios de raquetas, que se pueden alquilar en cada uno de los espacios aragoneses.

El backcountry o esquí de fondo fuera de pista es otra actividad de las que se llevan a cabo. Se destaca en Oza-Gabardito, donde está la opción incluso de una salida nocturna arrastrando las pulkas (trineos para cargar el material) y en la que se hacen prácticas de vivac montando tiendas, construyendo iglús o abriendo una cueva en la nieve.

Otra actividad llamativa son los trineos tirados por perros. Especialmente cercana a los mushers es la estación de Linza, que permite acudir a los usuarios con sus propios perros y sus trineos, mientras que en Llanos del Hospital también se cuenta con esta actividad, en su caso con un circuito para ello. La orientación, el biathlón en Candanchú y el esquí de montaña, en gran medida como punto de partida para rutas hacia grandes cimas, son otras modalidades deportivas que se dan en el los centros nórdicos y en sus entornos. "Pero hay gente que simplemente quiere ir a la nieve, a disfrutar con la nieve. Dar un paseo, tirarse bolas, hacer un muñeco…actividades familiares fuera de la actividad física", añade Mario García sobre las opciones que se contemplan en unas estaciones que están viendo aumentar su número de visitantes.

Este incremento está íntimamente relacionado con el apogeo del running o del ciclismo y el "cambio de hábitos hacia una vida más saludable", señala el presidente de la asociación regional. Con la llegada del invierno, el esquí de fondo se posiciona entre los deportistas habituales como "una actividad muy completa", con usuarios que lo emplean igual "para coger forma para otros deportes. Pero no se necesita hacer 50 kilómetros. Puedes darte un paseo, andar tranquilamente sobre la nieve. Y además se puede practicar en familia", apunta.

En los centros aragoneses guarda un lugar primordial todo lo relacionado con la iniciación, para lo que cuentan con equipos de técnicos profesionales. Existen multitud de cursos para adentrarse en el esquí de fondo, para perfeccionar técnica, para la construcción de iglúes, bautismos de back-country y distintas opciones y combinaciones dependiendo de cada espacio nórdico.

Martí Vigo, espejo e impulsor

Las más jóvenes promesas del fondo en Aragón tienen un espejo en el que mirarse: el ribagorzano Martí Vigo, ahora estrenándose a sus 20 años en unos Juegos Olímpicos de Invierno y gran referente de la Agrupación Deportiva Hospital de Benasque, cuya cantera cuenta con casi 70 aprendices, 16 de ellos del equipo de competición. "Es su ídolo. Siempre se junta con los niños y entrena con los de competición. Es uno más de la familia. Para nosotros que esté en los Juegos es una alegría tremenda. Va a servir para enganchar a más gente y consolidar la labor de promoción y de la cantera, que es donde está el futuro", indica Mario García. "Martí Vigo es la punta de lanza y es difícil que salga alguien más, pero no lo veo imposible", apostilla. Los nombres que más pujan desde abajo son, entre otros, Alba Puigdefábregas, Nil Tosas y Jéssica Mur.