Txikon retoma su gesta en el Everest

El alpinista vasco pretende ser el primero en escalar el Everest en invierno y sin usar oxígeno artificial. Luchará contra vientos huracanados de 150 kilómetros por hora.

El alpinista Alex Txikon pretende volver a hacer historia en 2018. El montañero vizcaíno quiere intentar lograr lo que no ha alcanzado ningún otro: escalar la cima del mundo, el Everest, en invierno y tratando de no usar oxígeno artificial. La expedición partió el pasado domingo con la moral y la ilusión por las nubes.

El ser humano ha ido conquistando poco a poco todos los puntos más extremos de la tierra: los polos, los desiertos, los mares o las catorce montañas de más de ocho mil metros. Casi todos los años, el Everest es ascendido a partir de finales de primavera por cientos de personas que, la mayoría de las veces, se limitan a seguir una cuerda fija que ha sido colocada por sherpas de expediciones comerciales y que les conduce desde el campo base hasta la cumbre. Y frente a esta masiva forma de himalayismo, persiste uno de los mayores desafíos actuales en el mundo de la aventura, si no el mayor de todos: ascender la montaña más elevada de la Tierra, con 8.848 metros de altura, en pleno invierno; y más si se hace además de la manera más pura, sin la utilización de botellas de oxígeno.

Coronar la cima del mundo durante la durísima temporada invernal (con temperaturas mínimas de -60 grados y vientos huracanados de hasta 150km/h) sólo ha sido logrado hasta ahora por una pareja de alpinistas polacos, Krzysztof Wielicki y Leszek Cichy, en un hito que data ya de 1980. Entonces lograron escalar el Everest en pleno invierno, eso sí, utilizando oxígeno embotellado y apoyándose en una numerosa expedición de 20 miembros y varios sherpas.

Nadie ha vuelto a conseguir escalar en invierno este gigante y, por supuesto, nadie lo hecho sin la ayuda de oxígeno artificial. Este es precisamente el doble reto a batir de la nueva expedición del alpinista vizcaíno Alex Txikon (Lemoa, 1981), doble reto que ya intentara hace un año uno de los profesionales de la montaña más laureados a nivel mundial. El éxito o el fracaso de la expedición no es lo más importante ya que, suceda lo que suceda, la aventura está garantizada, porque solo proponérselo demuestra una ambición extrema.

Un equipo reducido

Otra de las claves de la gesta, que comenzó el pasado domingo y que se prevé finalizar a finales de febrero, es que Alex Txikon volverá a apoyarse en un muy reducido equipo de colaboradores, en el que sí estará su amigo y compañero Ali Sadpara, que le acompañó también cuando hicieron historia en 2016 al coronar por primera vez el Nanga Parbat en invierno y sin oxígeno.

Además el equipo liderado por Txikon filmará de nuevo la expedición completa con el objetivo de recoger la aventura y dar fe de lo realizado. Tratando de transmitir el lado más humano de la misma, haciendo partícipe a todo el equipo de la grabación, y buscando conseguir que el espectador llegue a sentirse parte de la odisea.

Aseguró el alpinista que, en base a la experiencia del pasado año, van a tratar de realizar un "alpinismo controlado" y de "minimizar riesgos" dentro de una durísimas condiciones que en esta época pueden enfrentarles a temperaturas mínimas de 60 grados bajo cero y vientos de hasta 150 kilómetros por hora.

Los expedicionarios tienen previsto iniciar hoy mismo la marcha de aproximación para alcanzar el campo base del Everest "entre el 1 y el 3 de enero" y a partir de esa fecha iniciar la aclimatación y "analizar la situación".

"Trataremos de no meternos tanta carga. Será clave no trabajar nueve días seguidos, como el año pasado, y desgastarnos menos en las cotas mas bajas para guardar fuerzas para arriba", subrayó Txikon, quien reconoció que "el principal peligro", el que "disminuye las opciones" de éxito, será el viento.

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