La pasión de correr por los ríos

Ricardo Martínez Escó ha hecho del kayak extremo "una forma de vida". Su última aventura le ha llevado a África para recorrer el peligroso río Zambeze.

Ricardo Martínez Escó, este verano en las cataratas Victoria.
Ricardo Martínez Escó, este verano en las cataratas Victoria.
Kayakgurrea

El kayak y el agua son la principales pasiones de Ricardo Martínez Escó. Hace más de tres décadas se dejó envolver por un deporte "que se ha convertido en una forma de vida". Se enamoró del piragüismo en su Gurrea de Gállego natal, desde donde empezó a escribir con 12 años una historia que habla de piraguas, ríos, competiciones, naturaleza, viajes... Siempre transportando su kayak al límite del deporte. Atrapado en una cascada de emociones. Sin miedo a entrar en un rápido, a perder el control ante una piedra... sin vértigo de lanzarse al vacío. "Es difícil explicar qué se siente cuando vas sorteando rápidos, cuando te encuentras en lo alto de una catarata. Es algo muy especial", explica Ricardo Martínez.

El Pirineo aragonés ha alimentado el espíritu aventurero del oscense. "Desde niño practicaba piragüismo con gente otros niños de Gurrea dirigidos por técnicos del Centro Natación Helios. El río Ara es uno de los más impresionantes que tenemos en casa. Tuve la suerte de conocer a Luis Miguel Alfaro, que guió mi curiosidad. Y junto con José Espona –un montañero con dilatada experiencia en la escalada–, y otros amigos –Rafa, Gumer, Sergio, Ignacio y Carlos– empezamos a practicar aguas bravas. Primero nos iniciamos en la competición. He hecho pista, descenso de ríos, slalom, kayak polo, estilo libre –he llegado a ser subcampeón de España en veteranos–... El piragüismo me absorbe todo", afirma.

Hasta que se materializó el «flechazo» con el kayak extremo. "Este deporte te da la posibilidad de ver rincones únicos y desconocidos del mundo que son inaccesibles para la mayoría de la gente. Las sensaciones al correr entre olas y rápidos son alucinantes", resalta. E inició hace menos de una década un proceso de especialización. "Estoy ahora en el Monkayak Hiberus. Entreno dos días en el Ebro aguas tranquilas para mantenerme en forma. En Aragón tenemos los mejores medios: naturales, como el Pirineo; y artificiales, como es el canal de aguas bravas de Zaragoza, que es una pena que no esté en uso. Y tendría que apoyarse. El presidente de la Territorial de piragüismo, Chema Esteban Celorrio, está realizando un gran trabajo, mostrando un gran interés por las aguas bravas y que el canal vuelva a funcionar", detalla Ricardo Martínez.

El oscense acumula conocimientos de seguridad y rescate –"toda la técnica de barrancos es muy importante"–, para hacer frente a la naturaleza. "Hay que saber interpretar el comportamiento de las aguas. El río pone obstáculos a quien intenta dominarlo. Antes de hacer un descenso se realiza un reconocimiento de la zona por la orilla, el recorrido. Ahora con las nuevas tecnologías es más fácil. Pero lo más importante es el control mental, gestionar los miedos al abordar cuando te encuentras con un paso ciego, o una cascaba de altura", completa el kayakista, que también ha encontrado la inspiración en los de los referentes del kayak extremo a nivel mundial: los hermanos catalanes Aniol y Gerd Serrasolses.

Ricardo Martínez lleva la cuenta de los ríos que ha recorrido: «Entre 120 y 130», acota. Poco a poco, elevando el grado de dificultad: "El I es remanso; II, poco movimiento; en el III necesitas llevar casco, medidas de protección; el IV ya requiere una experiencia y conocimientos de hidráulica y comportamiento de aguas y cañones; el V es un grado extremadamente difícil, con rápidos largos y violentos, fuertes pendientes, grandes caídas, áreas de presión y remolinos; y el VI, es el tope, corre peligro tu vida", enumera el especialista.

Zambeze, última "locura"

Del Pirineo, a descubrir nuevos horizontes. En la empresa le acompaña su mujer, Ana Abián, que se ha prendado a su lado de esta disciplina: Alpes franceses, italianos y suizos, Eslovenia, Portugal, Costa Rica... Unos viajes que plasma en su blog ‘Kayakgurrea’, una visita obligada para perderse entre el sinfín de vídeos, fotos, reseñas e información de gran utilidad para cualquier palista que quiera conocer escenarios únicos.

La última "locura" del deportista aragonés ha sido recorrer este verano el río Zambeze, entre Zimbabwe y Zambia, que se precipita al vacío en las cataratas Victoria. Y es justo bajo ese salto de 120 metros de altura y casi 2.000 metros de anchura, donde comenzó el vertiginoso descenso por el considerado "río comercial más peligroso del mundo". "Es un sueño que siempre ha estado ahí y que por fin pude hacer realizar. Cayó en mis manos un vídeo VHS, de los de antes. Era una película de Zambeze, de actividades de aguas brava en los años 90, y me impresionó", evoca.

Hasta África llegaron en agosto Ricardo, Ana y Anxel García, un compañero del club Kayakanso de Pamplona con los que hacen kayak extremo los palistas de Zaragoza. La meta: surcar 25 kilómetros por el cañón Batoka, con 25 pasos o rápidos de dificultad IV, V y VI. "Fueron tres días de aclimatación al río y al volumen del agua. Mis compañeros lo completaron en rafting ya que no se veían capaces de bajar la parte alta del cañón al ser de grado VI. Yo lo hice entero en el kayak, en cinco horas. El Batoka es un cañón gris, con unas espectaculares paredes verticales. El poder remar y descubrir la belleza de las riberas del río pobladas por cocodrilos, sufrir por la inmensa fuerza de los rápidos hacen del descenso una experiencia irrepetible. Una descarga de adrenalina brutal. Lo conseguí hacer, pero dándolo todo", recuerda.

Ricardo Martínez prepara ya otro viaje vertiginoso por los rápidos. Siempre que los ahorros y su trabajo en la empresa de fabricación de ascensores Emesa se lo permitan. El Cañón del Colorado o el río Karnali en el Tíbet son los elegidos para vivir "el kayak más salvaje".

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