Un zaragozano en la madre de todas las carreras

El piloto Miguel Ángel Arranz aspira a culminar con éxito sobre un quad la Baja 1.000, prueba que cumple 50 años y se celebra en el desierto de Baja California.

Miguel Ángel Arranz, en acción en la Baja Aragón de 2017.
Miguel Ángel Arranz, en acción en la Baja Aragón de 2017.
Fernando Villaro

Comenzó en el desierto mexicano en 1967 y se la llamó la Baja 1.000. La historia la empiezan a escribir dos locos aventureros Dave Ekins y Bill Robertson Jr en un par de motocicletas Honda. Se propusieron descubrir cuál de ellos era capaz de recorrer en menos tiempo la península de Baja California. Arrancaron en Tijuana con destino a La Paz. En esa primera competencia, ganó Ekins con un tiempo de 39 horas y 54 minutos. Cincuenta años después, un zaragozano, Miguel Ángel Arranz está dispuesto a emular a estos dos intrépidos, que sentaron las bases de lo que se llamaría, oficialmente desde el 31 de octubre de 1967, la Mexican 1.000 y popularmente Baja 1.000.

Una épica carrera de resistencia que ejerce de imán de cientos de pilotos, buscadores de emociones como el aragonés, que está dispuesto a culminar en solitario sobre un quad las 1.340 millas programadas este año –más de 2.100 kilómetros– sin descanso y en menos de 48 horas. Solo dos pilotos lo han conseguido en esta categoría de vehículo. Y Arranz aspira a entrar en el podio. “Quería hacer algo diferente. Es un reto muy personal. Quería correr una prueba ‘off road’ como las da antes, como nuestra Baja Aragón de antaño, en una sola etapa. Dí con la ‘Baja 1.000’ y me lanzo a la aventura”, resalta el deportista, que parte hacia México este viernes. La magna cita está programada para el día 15.

Miguel Ángel Arranz, de 44 años, se subió por primera vez a un quad en 2001. El expiloto Roberto Arellano le metió “el gusanillo” y, desde entonces, ha sumado kilómetros y podios en rallys donde el polvo, las piedras y la arena son los incómodos acompañantes. “Ese año competí con un quad pequeño en la Baja Aragón, que entonces no era por etapas sino 800 kilómetros ‘non stop’, y, sin apenas experiencia, quedé tercero. Esto me animó y me convertí en un fijo en una prueba que es muy querida por los pilotos de la tierra”, apunta el deportista, afincado en El Burgo de Ebro.

A partir de entonces, se convirtió en un fijo en la cita más importante de raid del continente. Hasta que en 2008 su progresión deportiva sufrió un dramático parón: en el Rally de Leciñena, última prueba del Campeonato de España de raid en la que marchaba segundo con opciones de llevarse la corona, su quad chocó con una piedra y salió volando más de 40 metros. “Me rompí en ocho trozos el codo; el radio se salió del cuerpo; el húmero se partió por la mitad; tuve nueve costillas fracturadas... Estuve ocho horas en el quirófano para que me reconstruyeran el brazo derecho”, detalla. Tres años de rehabilitación no le quitaron las ganas de volver a subir a un quad. En 2011 retornó a su querida Baja Aragón pero no pudo terminarla, y un curso después se sacó la espina y se aupó a la cima del podio.

Salto mayúsculo

Con la seguridad de contar con un puñado de patrocinadores que dan gas a su proyecto deportivo (Araiz, Carza Peugeot, Motos Usón, Montajes Eléctricos Arranz), Miguel Ángel Arranz se propuso hace un año dar un salto mayúsculo con su quad. “Terminé la Baja un tanto descontento, porque se ha convertido en un rally por etapas donde prima la velocidad. Me apetecía conocer nuevos escenarios, con pruebas de largo recorrido. Y en el calendario surgió la Baja 1.000 que organiza Score International. Hay dos categorías para participar: por equipos, con cinco pilotos, y en solitario o ‘ironman’. Solo dos pilotos de quads lograron la proeza que concluir en La Paz, y yo me he propuesto ser el tercero en la madre de todas las carreras”, confirma.

En el gran evento del motor en Baja California participarán 400 equipos y más de dos millones de personas lo seguirán en directo. Tradicionalmente comienza en Ensenada y termina en La Paz. Está abierto a automóviles (incluyendo los buggies y los trucks además de otros todo terrenos y pickups), motocicletas y quads. Se dibuja de norte a sur de la península mexicana, donde todas las condiciones climáticas entran en juego: desde la niebla impenetrable, a la lluvia y la nieve. A esto se suma la pesadilla del limo, una especie de polvo marrón que se adhiere a las ruedas de las motos y los coches a lo largo del circuito.

“Asusta un poco, pero vamos preparados. A ilusión y ganas no me gana nadie”, afirma Arranz, quien ha abordado un entrenamiento exigente para poder “sobrevivir” 48 horas de carrera sin parar. “He hecho todo tipo de entrenamiento: bici, gimnasio y sesiones de 24 horas de quad por Los Monegros. En la prueba no se duerme ni descansa, solo se para en las asistencias y para repostar. Será una prueba de resistencia total”, señala el piloto, quien entró en contacto con el terreno el pasado mes de junio en la Baja 500, que corrió con un equipo mexicano, P&M Racing. “Ellos me preparan un quad (Honda TRX 4.5) y todo el soporte técnico que forman seis personas. Es una buena máquina y me sale más barato que me la pongan a llevármela. Luego no sabes si volverá”, comenta. Su coste se incluye en el presupuesto final que maneja, unos 25.000 euros, donde ya figuran la inscripción y el repostaje para completar la distancia.

La cuenta atrás ya ha empezado para el protagonista, que viajará hasta Ensenada –previo paso por México DF y Tijuana– con los expilotos Roberto Arellano y José Miguel Molinos y su cuñado José Luis Martín. “Si termino, para el equipo mexicano supondría un gran éxito y prestigio para su firma. Me llaman ‘el español crazy’, y sí un poco loco ya estoy”, reconoce Miguel Ángel Arranz, que ya empieza a dar forma a otro proyecto que todo piloto tiene en mente: el Dakar de 2019.

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