Un cinturón de bronce

Marcos Martínez Velilla consiguió el pasado fin de semana en Santa Cruz de Tenerife su primer gran éxito en un Mundial al subir al tercer cajón del podio en kumite sub 21.

Marcos Martínez, en el Mundial de Tenerife.
Marcos Martínez, en el Mundial de Tenerife.
Rfek

El karma siempre actúa en virtud de los actos de las personas. Una concreción de este concepto sería asumir –por ejemplo– que, quien trabaja duro, obtiene finalmente su recompensa, como si el universo conspirara para premiarle. Esta creencia oriental se tradujo el pasado fin de semana en una medalla de bronce para Marcos Martínez Velilla; precisamente, en un arte marcial que hunde sus raíces en el continente asiático: el kárate. Este joven de 20 años de Garrapinillos, que entrena en el gimnasio Shuriyama de la capital aragonesa, se subió al cajón del podio del Mundial de la especialidad que se celebraba en Tenerife, en el último gran éxito de un palmarés que atesora otros grandes momentos para el recuerdo.

El viaje hacia una nueva presea, en categoría kumite sub 21 (+84 kilos), constó de cinco paradas, cinco rondas que obligaron al karateca a sacar lo mejor de sí mismo ante rivales provenientes de Perú, Holanda, Italia, Ucrania y, finalmente Canadá, a cuyo representante derrotó para posar alrededor de su cuello su más reciente botín. Oponentes de entidad –algunos de ellos campeones de Europa– ante los cuales no se pudo relajar ni por un solo instante.

"Creo que fue mi segundo combate, en el que derroté a un chico holandés, el que hizo que creyera en mí y me viera con aspiraciones", asegura Marcos. "No me gusta meterme presión ni obligarme a conseguir un determinado resultado. Lo que intento es que, haya tenido un día bueno o malo sobre el tatami, quedarme con la sensación de que no he podido hacer más. Aunque, por supuesto, te marcas las metas que quieres conseguir", continúa.

Una sana filosofía de trabajo que ha cristalizado en una medalla "que viene sola si haces tu parte del trabajo", opina. Con ella, el zaragozano se quita "la espinita" que se le quedó clavada en el Mundial de 2013, en categoría júnior, cuando cayó en semifinales. La venganza es un plato que se sirve frío, parece decir su tesón.

La fuerte dedicación a la práctica del kárate hace que este estudiante de Ingeniería Industrial en la Universidad de Zaragoza entrene todos los días, menos el domingo, de la mano de su entrenador, Antonio Martínez Amillo. Aunque su cariño por esta disciplina no solo se refleje en la competición. "Me gusta también practicarlo como método de desconexión", dice. La llamada de esta disciplina le llegó con apenas cinco años; empezó a practicarla en Utebo. Desde entonces, sus dotes naturales –como una potente complexión física–, su talento y su constancia han hecho que vaya progresando y quemando etapas, no sin antes dejar su impronta con el paso del tiempo. Así, cuenta en su haber con triunfos de relumbrón como el Europeo que se adjudicó en Zúrich en el año 2015 o cinco Campeonatos de España.

En cuanto al futuro más inmediato, Marcos asegura que quiere "dar motivos de peso" a sus rivales del Nacional –comenzará en dos semanas– para que piensen en su medalla como una captura de pleno merecimiento. En otras palabras, que está dispuesto a dar mucha guerra. Además, tampoco pierde de vista el Europeo que acogerá Rusia en febrero, donde pasará a competir en categoría sénior. Una oportunidad para demostrar de nuevo la dura pasta de la que está hecho y seguir acaparando metales.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión