Alberto Zapater: "El cariño de La Romareda no se puede pagar con dinero"

Alberto Zapater Arjol (Ejea de los Caballeros, 1985) es el capitán y gran referente del Real Zaragoza sobre el campo. Hoy debuta en casa ante el Granada.

Zapater, sentado sobre el césped.
Zapater, sentado sobre el césped.
Toni Galán

Hoy debutamos en casa ante el Granada. Venimos de perder bien perdido en Tenerife. Alberto, ¿qué le dice al zaragocismo?

Qué le voy a decir a un campo en el que en Segunda seguro que hay más de 20.000 espectadores... Tenemos que corresponder a esta afición, a este club tan grande.

Desde luego, lo del Zaragoza es digno de estudio sociológico. Y no solo por su número de abonados: en Segunda lo ven más que muchos clubes de Primera.

Por eso hablaba de responsabilidad. No lo digo por mí, que Zaragoza es mi lugar, mi mundo, mi casa, mi tierra. Lo digo por todos los que vistan la camiseta de este equipo.

El año pasado nos llevamos un buen susto...

Por eso tenemos que ponernos las pilas desde el primer día. Yo me siento responsable del año pasado. Todo lo que ocurrió nos hace tenerle muchísimo respeto a la categoría.

En cierto modo, a usted no se le apuntó demasiado. En ningún momento se le consideró responsable de los negativos resultados. Además, prácticamente jugó todo: una heroicidad.

Me ayudó mucho la gente, el campo. La Romareda es mi campo favorito, el campo en el que más me gusta jugar. Fue una temporada durísima. Yo lo di todo.Me dolía la espalda, pero siempre pude jugar.

Pero si usted no se queja nunca...

Dicen que tengo el umbral del dolor muy alto. Además, la camiseta del Zaragoza me estimula. Me volví a sentir jugador desde el mismo instante en que me puse la camiseta en el regreso.

Qué bonito escuchar a La Romareda "Zapater, te quiero"...

El cariño de La Romareda no se puede pagar con dinero. Hay que devolverle todo ese cariño a la gente. Lo tenemos que intentar con todas nuestras fuerzas.

Retirado Cani, ahora como capitán e icono sobre el campo solo queda usted...

Cani ha ayudado mucho dentro y fuera del campo. Que viniera un jugador nuevo de fuera o que subiera un chaval de la cantera y se atara las botas en el vestuario junto a Cani tenía muchísimo valor. Quizá el público no lo perciba, pero el jugador sí. Cani ha hecho muchísimo por el Real Zaragoza.

¿Y qué hacemos ahora sin él?

Apretar los dientes, dejarnos la piel, luchar a tope. Sé en qué Zaragoza estoy. Estamos en Segunda y tenemos que vaciarnos para salir de allí. Este no es el Zaragoza en el que yo debuté, ese Zaragoza con el que en cuatro días ya había ganado la Supercopa contra el Valencia.

Qué historia la del zagal de Ejea al que le llaman corriendo para hacer la pretemporada, y un mes después puso firme a Albelda y Baraja, los dos internacionales del Valencia...

Me llamó Pedro Herrera a las once de la noche de un día de verano y me dijo que al otro día tenía que estar en Zaragoza para hacer la pretemporada con el primer equipo. Abrimos una tienda a medianoche en Ejea para comprarme unas botas y una maleta. Me bajaron corriendo a Zaragoza mi padre y Miguel Salafranca.

Qué artista, Salafranca...

Una gran persona. Fue un tiempo precioso. Todos tenemos que hacer todo lo posible para que esos tiempos vuelvan.

¿Qué le dicen la mujer y los chicos en casa?

Ahora están en Uncastillo. De allí es mi mujer, María. Los niños, Oliver y Alejandra, son muy pequeñitos. Mi mujer me ha apoyado siempre. Ha sido y es fundamental para mí.

Se le vio muy reflexivo el día de la ofrenda a la Virgen. ¿Qué le dijo?

El año pasado fue especial porque regresaba después de muchos años. En este también ha sido especial porque podría ser el último año. Sé que algún día el motor no arrancará o no arrancará igual.

Hasta ahora el motor va como la seda...

Curiosamente, hasta ahora no me he perdido ni un entrenamiento este verano. Me siento fuerte, con muchísimas ganar de volver a encontrarme con la afición.

Entrenador nuevo, jugadores nuevos y hoy nos visita un recién descendido, el Granada...

Tenemos que ayudarnos y ayudaremos al Zaragoza. Porque todos somos el Zaragoza.

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