Vuelve a sujetar con determinación el ‘stick’: debuta mañana con la absoluta en el Campeonato de Europa en Ámsterdam.

Sí, es el primero que juego y, como siempre que afronto un torneo, acudo con mucha ilusión y con ganas de pelear por el ambicioso objetivo que nos hemos marcado. Queremos luchar por las medallas. Alemania, Holanda o Gran Bretaña son los rivales más exigentes. Pero España está ahí arriba entre las mejores de Europa. Si nos sale un campeonato bueno, tendremos opciones.

Es toda una veterana. Aunque su carné refleje 22 años cumplidos hace un mes, acumula más de 60 internacionalidades con España.

Mi debut con la selección absoluta fue en 2014, en verano, hubo un torneo amistoso de la selección absoluta (el Torneo Tres Naciones). Algunas jugadoras fallaron y nos llamaron a las pequeñas. Fue un momento inolvidable (firmó, además, un gol ante Francia). A partir de ahí empecé a ser fija en las concentraciones con el primer equipo, compaginándolo con el sub 21.

¿Se imaginaba que podría decir alto y fuerte: "He participado en unos Juegos Olímpicos"?

Pues a veces pienso que es impresionante que haya podido disfrutar de la experiencia de estar en una cita olímpica como la de Río de Janeiro. Empecé con ocho años, en el colegio Antonio Machado de Zaragoza. De pequeña me gustaba practicar varios deportes –fútbol, tenis, patinaje…–, pero acabé enganchada a una disciplina que también hacía mi hermano mayor, Guillermo. Lo veía a él y fue el empuje necesario para dar el paso. Porque en Zaragoza no había ninguna chica que jugara a hockey hierba.

¿Siente que su vida va a toda velocidad como la bola que sale golpeada de su ‘stick’?

Sí. El deporte siempre fue una forma de pasármelo bien con mis amigos, pero cuando me dieron la oportunidad de unirme a un equipo profesional, cambiaron mis objetivos. Aun así, nunca pensé en alcanzar un nivel similar al actual. De repente te encuentras viajando día sí y día también... Con 15 años fiché por el Xaloc de Valencia de Primera División...

Y, con 17 años, la bola partió hacia Madrid, a la residencia Blume. ¿Asume que tiene que sacrificarse para lograr sus objetivos?

El hockey siempre ha sido una ilusión mucho más fuerte que todas las dificultades juntas. Al no contar con un equipo de chicas en Zaragoza me llevó a tener que hacer un planteamiento de vida fuera de casa. Porque si quería jugar en la élite (ha cumplido cinco temporadas en el SPV-Complutense), entrar en la selección absoluta y aspirar a disputar torneos importantes, tenía que asumir un sacrificio. Si no me lo trabajaba yo, nadie me iba a dar nada. La perseverancia me ha permitido llegar a unos Juegos Olímpicos. Se hace duro compaginar estudios (Arquitectura) con entrenamientos, viajes y competición. Pero poder hacer realidad los sueños por los que trabajas compensa los momentos de bajón que a veces he tenido.

¿Cómo le gusta definirse?

Juego de delantera y soy una jugadora tenaz, es lo que dicen los entrenadores. Soy una luchadora en el campo y en la vida.

El reto de Río se cumplió. ¿Cómo recuerda la experiencia? ¿Se ve en Tokio en 2020?

El solo hecho de ir fue único. Como equipo íbamos a disfrutar del torneo, ya que no teníamos nada que perder. Así que, sin presión, creo que jugamos buenos partidos y acabamos consiguiendo un diploma (octavo puesto) que nos dejó muy buen sabor de boca. El camino hacia Tokio ya ha empezado, pero será difícil.

¿Y su sueño?

Ganar una medalla olímpica. Si lo consigo, me sentiré realizada.