Un debut a lo grande

La maratoniana catalana Marisa Casanueva, afincada en Zaragoza y con licencia aragonesa, se estrena con la selección en el Mundial de Londres.

La fondista Marisa Casanueva.
Un debut a lo grande
robers san sebastián

Marisa Casanueva ha tenido que devorar kilómetros y kilómetros para obtener la recompensa que siempre ha ansiado, y que ha tardado en hacerse realidad. "Por fin" recoge el premio a su tenacidad sobre el asfalto en una prueba, el maratón, que arrastra una disciplina marcial. La fondista lucirá por primera vez la camiseta de la selección absoluta en una cita de postín, el Campeonato del Mundo de Londres, programado del 4 al 13 de agosto de 2017. "Este deporte me debía una competición de primer nivel. Lo he perseguido muchas veces y, ahora, con 36 años, ha llegado mi oportunidad", apunta la atleta.

A Marisa le brillan sus enormes ojos azules. La maratoniana empezó a dibujar su carrera deportiva en Sant Vicenç de Castellet, su ciudad natal. Unas zancadas que le acercaron a Monzón, donde se puso a las órdenes de Fondy García, y que su espíritu inquieto le llevó a dirigirlas hacia Zaragoza, donde escuchó los sabios consejos de José Luis Mareca y Andrés Moreno. Asentada más de diez años en la capital –"soy una maña más", dice–, corre con licencia aragonesa y no pertenece a ningún club.

Marisa vive por y para el atletismo. Una ilusión que mantiene intacta. No tiene límites. Su filosofía es clara: "Trabajo y trabajo. Soy como una hormiguita. Muy exigente conmigo misma y con mi preparación. El maratón es muy sacrificado y hay que ser constante y disciplinada, no solo en el apartado físico sino también en el nutricional", señala la internacional que prepara el técnico guipuzcoano Ricardo Jiménez. Ha pasado por todas las distancias, hasta que encontró su horma en la carrera de 42 kilómetros y 195 metros. "He corrido todo tipo de pruebas, pero el maratón es otro mundo", admite Marisa Casanueva, que el pasado noviembre logró uno de los éxitos que ya figuran en su palmarés: el triunfo en el maratón de San Sebastián con un registro de 2 horas 35 minutos y 32 segundos, y gracias a la "gran labor" de su liebre, el donostiarra Alberto Revuelta. Sin embargo, el empeño fue insuficiente para sacar el billete para su gran meta: el Mundial londinense.

"La victoria me dio un plus, pero no se pudo redondear. Buscamos otra fecha para poder insistir y en abril de este año Hamburgo se presentaba como la mejor opción", evoca. Presa de la soledad del corredor decidió dar un cambio y marcharse a entrenar a San Sebastián para preparar las últimas semanas previas al maratón alemán junto a su "talismán". "Gran parte del trofeo en San Sebastián fue de Alberto; me dio suerte y le dije que me lo llevaba a Hamburgo. Y funcionó", cuenta. El 23 de abril, día de San Jorge, fue la gran fiesta para Marisa, que selló la mínima que tanto perseguía con un registro de 2h32:22, que rebajaba su tope personal (2h34:57) y le conducía a la cuarta posición. "Aunque no se cumplió la máxima del día D y la hora H porque fue un maratón terrible. Granizó, sopló el viento con rachas de 20 y 30 kilómetros por hora, pasamos el ecuador de la carrera a un menor tiempo del previsto... Pero salió. ¿Cómo? Porque tenía la mejor planificación, constante, y con una persona que me conoce muy bien", relata.

El domingo 6 de agosto, a las 14.00 (hora española), Marisa Casanueva estará en la línea de salida en el que será su sexto maratón de su currículum. "Me lo he ganado a pulso. No me he marcado ningún objetivo. Quiero disfrutar del momento. Dejarme llevar por las sensaciones y por las circunstancias de la carrera", concluye la atleta, que mira con ambición al futuro: "Quiero estar en Tokio 2020"

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