Carlos Clos Gómez (Zaragoza, 1972) pone hoy el broche de oro a toda una vida dedicada al arbitraje. El colegiado será el encargado de dirigir esta noche la final de Copa del Rey, que enfrenta al FC Barcelona y al Deportivo Alavés en el Vicente Calderón (21.30), un escenario que acogerá también el último encuentro oficial de su historia. Un colofón que servirá para dar por cerrado el curso futbolístico 2016/2017 en España, tras concluir el pasado fin de semana la competición doméstica. Con más de 30 años en activo a sus espaldas, Clos Gómez cuelga el silbato dirigiendo la que será su segunda final copera, tras la de 2013 entre el Real Madrid y el Atlético.

Lejana en el tiempo queda aquella calurosa noche del 27 de agosto de 2006. Ese día, en el antiguo estadio Lluís Companys de Barcelona, el trencilla tocó el cielo al estrenarse en la Primera División del fútbol nacional. Espanyol y Nástic fueron los dos primeros conjuntos sobre los que el zaragozano impartió justicia en la máxima categoría. Después, tras ese 0-1 tarraconense, once temporadas consecutivas en la élite acreditan la trayectoria de uno de esos tantísimos futbolistas frustrados que, con el deseo de seguir ligados al deporte rey, deciden apostar por el tan denostado colectivo arbitral. El resultado son un total de 218 encuentros que, solo superados por Undiano Mallenco y Fernández Borbalán, le colocan como el tercer árbitro en activo con más partidos dirigidos en Primera División.

Pero Clos Gómez no solo ha paseado el nombre de Aragón por los mejores campos de España. También lo ha hecho por alguno de los mejores estadios de Europa, después de que en 2009 recibiera la escarapela FIFA. Árbitro internacional en Champions, Liga Europa, partidos de clasificación para el Mundial de Brasil... incluso formó parte del equipo de Velasco Carballo en la Eurocopa de Polonia y Ucrania en 2012.

En todos estos años, el zaragozano almacena multitud de anécdotas, no todas ellas agradables. Dani Benítez le lanzó una botella de forma cobarde que impactó en su rostro al finalizar un encuentro, Pep Guardiola le tachó de "mentiroso" públicamente después de un partido con el FC Barcelona en el campo del Almería, Jose Mourinho redactó una infame y vergonzosa lista con 13 "errores" de Clos Gómez en un Real Madrid-Sevilla... Le ha pasado de casi todo. Pero, a pesar de los insultos, las descalificaciones y las muchas experiencias difíciles, nada ni nadie ha podido mermar la ilusión y las ganas de aquel joven que, con apenas 15 años, comenzó a dirigir sus primeros partidos en una humilde pista de fútbol sala.

Retirada por unas horas

El adiós del internacional llega por obligación. Porque, a pesar de su edad, Clos Gómez dispone de una sobresaliente planta física que, de no ser por su edad, le permitiría seguir en activo alguna temporadas más. El próximo 30 de junio, apenas tres días más tarde de su último pitido final, el aragonés cumplirá 45 años. Cifra en la cual, según la normativa FIFA y recogida también en el artículo 173 del Reglamento General de la RFEF, "causarán baja por edad, al término de la temporada de que se trate, los árbitros y asistentes que integrados en las plantillas hayan cumplido, al 1 de julio del año en curso la edad de 45 años los adscritos a Primera División". Es decir, que si hubiera venido al mundo 24 horas más tarde, ningún reglamento obligaría ahora a guardar el silbato para siempre al mejor árbitro que ha visto crecer Aragón en los últimos cursos.

Asumido ya que es la hora de decir adiós, el internacional prepara con especial ilusión su última gran cita. Lo hace en las instalaciones del Stadium Casablanca. Allí no solo suda la camiseta, el zaragozano estudia también los aspectos técnicos y psicológicos de los jugadores que participarán en su despedida. Las diabluras de Messi, los regates de Neymar, los pases imposibles de Iniesta... Porque solo así entiende Clos Gómez el arbitraje. Bajo una intachable profesionalidad que, a pesar de haber sido cuestionada en muchas ocasiones con intereses inciertos, le llevará a disfrutar de una despedida real.