Javi Ros: "Algún día ascenderé con el Real Zaragoza"

La presencia de Javi Ros en el control de mando del centro del campo zaragocista se ha hecho esencial. El navarro es el vertebrador de un equipo que quiere tener la pelota.

A Javi Ros le gusta mirar de frente, pero también sabe mirar por el retrovisor.
Javi Ros: "Algún día ascenderé con el Real Zaragoza"
Toni Galán

Algo tiene Javi Ros cuando todo el mundo habla bien de él. Igual cuando se gana, porque está sobre el campo, que cuando se pierde, porque se queda en el banquillo. Siempre es protagonista usted...

Es cierto que me siento querido. Pienso que he encajado bien en el club, en la afición, en la ciudad. En este ambiente, es mucho más sencillo trabajar, hacerlo bien y rendir.

Ni en la catástrofe de Palamós de la pasada temporada llegó a estar usted en el punto de mira...

Pues fui partícipe... Yo estaba sobre el campo esa tarde, en esa debacle... Desde luego, el club siempre ha valorado mi compromiso. Puedo estar mejor o peor, pero siempre intento darlo todo.

Si el otro día con el Getafe hubiera salido 15 minuticos antes, igual...

¿Quiere decir que si hubiera jugado titular con el Getafe no habríamos perdido?

No, quiero decir y digo que si el otro hubiera salido antes, igual... 

No creo que perdiéramos porque no estuviera yo de inicio en el campo. El Zaragoza hizo una gran primera parte. En la segunda mitad, el Getafe, que es un muy buen equipo, quizás el mejor de Segunda División que hemos visto en La Romareda, supo ser mejor. Me encantó el Getafe, un bloque muy estructurado igual en defensa que en ataque. Nosotros bajamos algo en la segunda mitad, algo que tenemos que corregir cuanto antes.

Raúl Agné y César Láinez, dos técnicos con conceptos futbolísticos tan diferentes, coinciden en algo: Javi Ros es la bisagra del Real Zaragoza, un hombre fundamental en el centro del campo aragonés.

Esta pregunta se la podrían responder mejor ellos. Agné me dio muchísima confianza. Y Láinez, igual. Yo he notado esa confianza y es muy de agradecer. Además, está muy claro que con confianza siempre se rinde más.

Edu Bedia, un jugador que ha adquirido protagonismo en el centro del campo tras la llegada de Láinez, no podrá jugar el próximo domingo.

Entrará otro y todos esperamos que dé buen nivel. Con César está jugando mucho más. Es un jugadorazo que venía de no tener continuidad. Aquí la tiene y puede demostrar su calidad.

Igual Edu Bedia que usted y globalmente todo el Zaragoza actual quieren tener la pelota, quieren desarrollar el esfuerzo creador.

Queremos tener el balón, ganar con estas armas. Los resultados están siendo buenos y vamos a sumar más puntos.

¿Siente más cercana la promoción de ascenso o la zona del peligro del descenso?

Me gusta más centrarme en lo más cercano. Ahora mismo solo pienso en el próximo partido, en hacerlo bien en Reus. La meta es alejarnos del peligro cuanto antes y dejar al Real Zaragoza lo más arriba posible.

El peligro era real. Qué mejor ejemplo de otro grande que usted conoce bien, como el Mallorca, para definir la dificultad de la actual Segunda División.

Sin ninguna duda. El Mallorca es un club grande, que ha hecho cosas importantes en el fútbol español, que ahora tiene detrás un grupo inversor fuerte. Sin embargo, ahí se encuentra, en una situación muy delicada en la tabla. Es un buen ejemplo de que ni el dinero ni la historia aseguran nada en Segunda División.

Y su hermano, Íñigo, qué dice...

Mi hermano está centrado en su equipo, que es el Tudelano.

Algo le dirá de la clasificación del Huesca...

Se alegra por sus amigos, por el Huesca, del que guarda buenos recuerdos, como cuando ascendió a Segunda A. Pero Íñigo ahora sobre todo sigue al equipo de su hermano, que soy yo. O sea, se interesa por el Real Zaragoza. También somos de la Real Sociedad, que es el club en el que nos formamos.

Hay quien piensa que su éxito radica en su ilusión. Porque hay que tener mucha ilusión para ir a entrenar en taxi desde Tudela hasta San Sebastián y volver en el mismo día.

Eso pertenece a mis inicios, a cuando comenzaba en infantiles. Estuve tres años yendo todos los miércoles y viernes a entrenar a Zubieta y volver luego por la noche a Tudela.

Qué bonito puede llegar a ser el fútbol, cuánta pasión puede llegar a generar...

En el último año de cadete ya me quedé a vivir en Donosti.

Juanma Lillo apostó por usted y lo hizo debutar en el primer equipo siendo juvenil.

Solo tenía 19 años. Luego llegó Martín Lasarte y en enero me cedieron al Éibar. En mi puesto estaban Markel, Diego Ribas y Elustondo, y empezaba a despuntar Illarramendi.

¿Qué fórmula utilizó la Real para regresar a la Primera División?

Estaban en una situación delicada, pues venían de un concurso de acreedores.

Algo de eso sabemos también por Zaragoza...

Apostaron por gente de casa, de la cantera, y también hubo acierto con los fichajes que se hicieron para apuntalar el equipo.

Convendría también conocer la receta mágica del Eibar. ¿Cómo saltar de Segunda B a Primera?

Ojalá tuviera yo la receta mágica... El fútbol es complicado.

Usted estuvo allí y puede contarlo. ¿En qué radica el éxito del Eibar?

Desde luego, si algo tiene, es muchísima humildad y muchísimo trabajo. Es un club familiar, con las ideas muy claras. Son muy serios. Un año hicieron las cosas muy bien y subieron a Segunda División A. Después, dieron continuidad a esa gente y subieron a Primera.

¿Cuándo subirá el Zaragoza?

Me queda un año de contrato. Y tengo claro que un día ascenderé con el Zaragoza. No hay mejor sitio que Zaragoza. Es una pasada: el sábado había más gente en La Romareda que en el campo del Levante para celebrar el ascenso.

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